El gobierno imperialista de los Estados Unidos de América ha obtenido importantes victorias políticas y diplomáticas en los más de dos (2) años de conflicto armado internacionalizado en el territorio de la República Arabe Siria, al conseguir una condena de la mayoría de los Estados Miembros de la Asamblea General de las Naciones Unidas y su Comisión de Derechos Humanos, la unidad de la Unión Europea y la Organización del Tratado del Atlático Norte, OTAN, en las sanciones económicas y el levantamiento del embargo de armas a la oposición armada siria y, especialmente, la ilegitimación del gobierno de Bachir Al Assad en el seno de la Liga Arabe, la cual fue reemplazada por la representación de la Coalición de Organizaciones de la Oposición y la Revolución Siria, que representa los grupos sirios en el extranjero y la oposición armada pero; pese a todo el esfuerzo militar realizado y el despliegue de su diplomacia del mal alto nivel, no han podido romper la alianza de partidos y organizaciones sociales sirias, debilitar el gobierno de Al Assad, ni dividir y derrotar al Ejército Arabe Sirio, ni obligar a la Federación Rusa y a la República Popular China, a ceder en su firme oposición a una intervención militar otanista-imperialista en Siria ni, tan siquiera, a imponer una Zona de Exclusión Aérea, que favorezca a los grupos armados sirios y las fracciones de combatientes salafistas extranjeros; por el contrario, pareciera que se está produciendo un importante cambio en el terreno militar que ha colocado a la oposición armada en una situación defensiva táctica que no había adoptado nunca desde el inicio del conflicto armado.
Es en esa marco de bloqueo internacional, fortaleza política interna de Al Assad y cambio importantes en el terreno militar en favor del gobierno sirio, donde se explica la nueva ofensiva política y militar del gobierno imperialista de los Estados Unidos de decidir el suministro abierto de apoyo militar a la oposición armada y grupo salafistas extranjeros y la amenaza de la imposición unilateral de una Zona de Exclusión Aérea en el territorio Sirio, basado en la falsa acusación del uso de medios químicos de guerra por parte del Ejército Arabe Sirio; propósito que no será fácil por cuanto no contará con los votos chinos y rusos en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, e incluso, de algunos de sus aliados nórdicos de la OTAN y la Unión Europea que, en medio de la crisis económica europea y mundial, muy a su pesar, prefieren una solución pacífica negociada en la Conferencia Mundial impulsada por Rusia,. a un conflicto armado que impacte, aún más, su seguridad energética y el mercado de sus productos.
En este escenario, el presidente del gobierno imperialista de los Estados Unidos, Barack Obama, deberá seguir desojando las margaritas de sus opciones bélicas y políticas, teniendo en la bandeja de sus intereses el apoyo del poderoso lobby sionista que lo llevó a la Casa Blanca, la persistencia de la recesión de la economía usamericana y de sus aliados europeas, la inacabada guerra de Afganistán y el avance económico y geopolítico de las dos potencias rivales: la República Popular China y la Federación Rusa; razón por la cual debe concluirse que, difícilmente, Obama se lanzará una aventura militar directa sobre Siria, en la que podrá tener mucho apoyo político de sus aliados pero poca alianza real para sostener una guerra contra el Ejército Arabe Sirio, las milicias del Partido de Dios (Hezbolla) y el apoyo estratégico de la Federación Rusa y la República Islámica de Irán, la cual seguramente llevaría la Hoguera de la Guerra más allá de las Alturas del Golán Sirio, el Sur del Rio Litani libani, la Paklestina Ocupada y el Sinaí Egipcio; convirtiendo a la región en una gran hoguera global donde no les será fácil salir a los Hijos del Tío Sam y a su decrépito régimen imperialista.
Yoel Pérez Marcano