El tema de los medios de comunicación tiene que ver con el futuro de nuestras democracias. Hoy en día, la dictadura mediática quiere suplantar a la dictadura militar. Son los grandes grupos económicos que usan a los medios y deciden quien tiene o no la palabra, quién es el protagonista y el antagonista. El que más vocifera contra los cambios, logra más pantalla.
En este sentido la SIP juega un papel fundamental, tratando de engañar y falsear la realidad.
La Sociedad Iberoamericana de Prensa (SIP), no representa los intereses de los periodistas, sino de los directores, de los poderosos y de las grandes empresas comunicacionales. Casi siempre cuando la SIP emite un juicio lo hace desde el punto de vista de los intereses norteamericanos y de sus propios intereses.
La Sociedad Interamericana de Prensa, fue creada en la década de los 50 del siglo pasado, a iniciativa de la Central Estadounidense de Inteligencia (CIA).
No se necesita ser adivino para vaticinar lo que proponía la SIP, con su reunión en Venezuela y cuáles serían sus resultados. Esta reunión se desprende del informe que la SIP divulgó en contra del gobierno bolivariano en octubre del año pasado. En este informe señala lo siguiente: “La libertad de expresión e información que periodistas y medios de comunicación independientes ejercen y defienden es un valor que el gobierno intenta suprimir definitivamente”.
Cuando la SIP se fundó en 1943 en la Habana en plena dictadura de Batista por Jules Dubois, Joshua Power y Tom Wallace (agentes de la CIA), surgió como mandato de la CIA para defender los intereses de E.E.U.U., y como un sindicato patronal; nunca para defender los intereses de los periodistas. Por eso ataca a los gobiernos como el de Venezuela, Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador etc. Que defienden su soberanía y donde hay una verdadera libertad de expresión.
Recordemos que El Tiempo de Bogotá y otros medios colombianos, pertenecen a la familia Santos, a R.C.N. le llaman en Colombia Radio Casa de Nariño por sus vínculos estrechos con el gobierno y la oligarquía colombiana.
En Venezuela incluye a los diarios de circulación nacional como El Universal, El Nacional, 2001, Meridiano y el Nuevo País, así como los regionales El Carabobeño y Notitarde (Valencia), El Impulso y El Informador (Barquisimeto), Panorama y LA Verdad (Maracaibo). También las revistas Exceso, Producto, Variedades y otras del bloque de publicaciones de Armas; agrupan a medios visuales como Globovisión, a pesar de algunos cambios realizados últimamente, utilizan el terrorismo mediático contra el gobierno y pueblo de Venezuela asociándose con medios extranjeros como El Tiempo de Bogotá, Radio Caracol de Colombia, CNN Internacional, cientos de medios norteamericanos y europeos.
En Venezuela muchos medios actúan como partidos políticos, como tribunales, como jueces y partes, como legisladores que validan o invalidan constituciones o leyes. Publicaciones que llaman al golpe de Estado, a la guerra civil, a la discriminación étnica y racial, canales que confiscan lo político, nombran y destituyen a las dirigencias partidistas crean y desaparecen partidos, les redactan estrategias y programas. Redes mediáticas que pretenden suplantar a todos los poderes y convertirse en el único poder, sin asumir responsabilidad alguna por sus actos.