Los nueve años de TeleSur

Nueve años de operaciones, cumplió el multimedio Telesur, ahora en inglés, proyecto impulsado por el comandante Hugo Chávez y concretado gracias al esfuerzo de siete naciones latinoamericanas que entendieron la necesidad de crear un medio de comunicación que ofreciera una visión distinta de la mostrada por las trasnacionales de la noticia. Un canal para la integración del sur, nace de una evidente necesidad latinoamericana, para contar con un medio que permita a todos los habitantes de esta región, difundir sus propios valores, divulgar su propia imagen, debatir sus propias ideas y transmitir sus propios contenidos, libre y equitativamente.

Telesur representa una alternativa frente al discurso único sostenido por las grandes corporaciones, que deliberadamente niegan, coartan o ignoran el derecho a la información; por tal motivo se erige como herramienta al servicio del ideal de integración de las naciones y pueblos latinoamericanos. Se trata de retomar, recobrar la palabra que había sido secuestrada durante más de tres décadas por dictadores, políticos corruptos y genuflexos ante el gran capital, y los eternos “expertos” que convalidaron el saqueo de nuestras naciones y quisieron convencernos que con la entrega y la globalización todo iba a ir mejor. Gracias a ellos una enorme parte de latinoamericanos hoy están excluidos de la educación, de la atención sanitaria, de la simple vida ciudadana: son invisibles las estadísticas y millones de ellos ni siquiera tienen documentación. El mayor problema es, que hemos estado ciegos ante esta realidad. Hemos estado ciegos de nosotros mismos. Eduardo Galeano dice que durante 513 años hemos sido entrenados para vernos con otros ojos, con ojos de extranjeros.

Hoy comenzamos a vernos con nuestros propios ojos, cansados que nos expliquen quienes somos, cómo somos, qué debemos hacer. Desde el norte nos ven en blanco y negro – sobre todo negro: solo aparecemos en las noticias si nos ocurre una desgracia.

Se trata de recobrar la palabra, de recuperar la memoria, las tradiciones, nuestros propios conocimientos ancestrales.

Hoy desde el norte, nos bombardean con una gran cantidad de información – basura que solo sirve para desinformarnos y sentirnos dependientes.

El tema de los medios de comunicación tiene que ver con el futuro de nuestras democracias. Hoy en día, la dictadura mediática quiere suplantar a la dictadura militar. Son los grandes grupos económicos que usan a los medios y deciden quien tiene o no la palabra, quien es el protagonista y el antagonista. El que más vocifera contra los cambios, logra más pantalla.

El desequilibrio comunicacional entre el norte y el sur es un problema que estuvo presente en el centro de los debates intelectuales de comienzo de los años setenta.

Fue la gran batalla que ensayistas como Armand Matterlart, Herbert Schiller, Ignacio Ramonet y muchos otros desarrollaron el proyecto del Nuevo Mundo de la información y la comunicación, el Nomic. La cuestión se debatía oficialmente en el seno de la UNESCO donde el premio Nobel de la Paz Sean McBride elaboró un célebre informe que sigue conservando bastante vigencia, y en el que demostraba que el desequilibrio en materia de información a favor del Norte era de tal magnitud, que amenazaba la singularidad y la diversidad de las culturas, en particular las del Sur.

La batalla se perdió. La UNESCO abandonó este debate y dio por buena la idea de que los flujos transfronterizos de información eran una necesidad que venía impuesta por el mercado internacional y por la propia realidad mundial. El Nuevo Orden Mundial de la Información y la Comunicación (NOMIC) desapareció de las reflexiones, y nadie volvió hablar durante la década de los ochenta del problema del desequilibrio Norte Sur.

La cuestión volvió a la actualidad a comienzos de los noventa con motivo de las discusiones del G.A.T.T. (transformada más adelante en Organización Mundial del Comercio). La posición de los europeos frente al dominio de Estados Unidos se aproximó bastante a la de los países del Sur. De forma inesperada, pudo verse a ministros conservadores, como el de cultura de Francia en la época, hablando de “Imperialismo cultural norteamericano”, como lo hubiera hecho veinte años antes un militante de extrema izquierda.





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Raúl Ramirez

Abogado, profesor y escritor. Ex-guerrillero.

 rauljoseramirez@hotmail.com

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