“Los espíritus mediocres condenan generalmente
todo aquello que no está a su alcance”
François de La Rochefoucauld
“Vai pues, camarita… ¿te acordáis de la expresión ‘Cuarto Poder’? ¿No era esa con la que se solía calificar a la prensa, por allá por los años de Matusalén, por el poder que ésta ejercía sobre la ciudadanía?”, Así me recibió Anacleto a lo que me acerqué a su mesa. “Que molleja, y eso que apenas era la prensa escrita. ¿Cómo debemos llamarla ahora que se le sumaron los ‘todopoderosos medios audio visuales’ e Internet, con todas las redes sociales?” Respiró profundo, como tratando de recuperar alguna fuerza perdida y continuó: “Vai, que mamón, antes la prensa reflejaba la opinión de la gente y ahora los ‘medios’ tratan de crear esa opinión, proporcionando sólo la parte de la información que al dueño del medio le interesa. Un viejo periodista polaco, llamado Ryszard Kapuscinski, dijo una vez que desde que se descubrió que la información era un negocio, la verdad dejó de ser importante. ¿Que tal?”. Sin dejarme responder, como de costumbre, se sonrió y finalizó: “Antes, el trabajo de los periodistas no consistía en pisar las cucarachas, sino en prender la luz, para que la gente pudiera ver cómo las cucarachas corrían a ocultarse .Hoy en día da la impresión de haber decidido mantener la luz apagada mientras los dueños de los medios así lo ordenen”.
Las circunstancias actuales, sobre todo con una perenne guerra mediática, lograron motivarme a releer a Kapuscinski, para nutrirme de nuevo de las ideas y valores que se desprenden de sus escritos. Comparto con él la idea de que, antes, los periodistas eran un grupo muy reducido, se les valoraba por su ética, humanismo, honestidad y valentía. Es cierto que ahora el mundo de los medios de comunicación ha cambiado radicalmente. Los avances tecnológicos se han dado a la tarea de crear una nueva clase de periodistas, que en muchos casos no saben ni redactar una noticia, cometen muchas faltas de ortografía y no tienen problemas éticos ni profesionales; el patrón es el que paga, el patrón es el que manda, no importa si hace o no daño, si es verdad o mentira. ¿Entienden ahora por que todavía existe el analfabetismo mediático?
Desde hace tiempo, los dueños de los grandes periódicos y televisoras del país discuten y elaboran en sus salas de redacción las directrices políticas del medio, es decir, las matrices de opinión a tratar de imponer, lo que tienen que callar, lo que tienen que decir y sobre todo, quienes deben “aparecer” en sus páginas principales y en su pantalla chica. Esa es una verdad del tamaño de la bola del gas para los dueños de los medios de comunicación y para la mayoría de sus empleados. Se manipula la información a la conveniencia de quien cree tener más poder y más dinero. Esto es algo muy lamentable pero es la realidad. ¿Donde quedan la dignidad y la ética?
Me permito citar textualmente al polaco Kapuscinski: "Para ejercer el periodismo, ante todo, hay que ser buenos seres humanos. Las malas personas no pueden ser buenos periodistas. Si se es una buena persona se puede intentar comprender a los demás, sus intenciones, su fe, sus intereses, sus dificultades, sus tragedias." Y yo agregaría: se puede mostrar la verdad al prójimo para que éste vea cuales son las dificultades a enfrentar y la mejor manera de hacerlo, en la búsqueda de mejorar la calidad de vida de todos los habitantes del planeta.
Y es que la realidad nos muestra los estrechos vínculos entre el “dinero” y los “medios de comunicación”, porque en países como el nuestro, sólo los que tienen dinero han tenido la oportunidad, en el pasado, de hacerse de un medio impreso, un canal de televisión, de emisoras de radio o de empresas de telefonía y televisión por cable. Y son precisamente estos poseedores de fortunas, de las cuales desconocemos sus orígenes, los que se han encargado de crear, promover y financiar, campañas sucias de descrédito en contra del gobierno venezolano, sus instituciones, sus personeros, en un intento de soliviantar al pueblo hacia un infausto estallido social, que justifique una intervención extranjera que les devuelva las prebendas y beneficios perdidos.
La campaña de descrédito y acusaciones contra Diosdado Cabello, Presidente de la Asamblea Nacional, está basada en eso: “se dice”, “se investiga”, “se comenta”, pero no aclaran quién es el vocero que se hace responsable de tal afirmación. Montan una olla que envían de Miami a Bogotá; Bogotá la envía a Madrid donde el ABC lo publica como noticia colombiana y lo remite a Miami donde el Nuevo Herald lo publica como si fuera una noticia de una agencia seria internacional. De ahí regresa a Venezuela como si de verdad existiera algo y lo vuelven a publicar. Ni siquiera la justicia gringa tomó en serio las declaraciones de Leamsy Salazar por la incoherencia de las mismas, a pesar de que la opudrición venezolana se lo había pichado como “fuente confiable”.
Las preguntas que uno debe hacerse en estos casos son: ¿Quiénes son las personas que estos medios están usando como acusadores? ¿Son ciudadanos ejemplares o son simplemente unos prófugos de la justicia venezolana por ladrones, en la mayoría de los casos? ¿Gozan de alguna credibilidad gente como Rafael Isea, Leamsy Salazar, Robert Alonso, Alberto Ravell, Patricia Poleo, Nelson Mezerhane, Eligio Cedeño y pare de contar, que disfrutan tranquilamente en Miami del producto de sus fechorías? ¿Si el gobierno de EEUU está tan interesado en combatir el negocio del tráfico de drogas, por qué no ha enjuiciado a Álvaro Uribe Vélez, reseñado como narcotraficante con el número 82 en el listado de la DEA? ¿Si el gobierno de USA está tan interesado en que reine la justicia, por qué no nos envía a todos los solicitados en extradición, ajustados a los convenios bilaterales, como Posada Carriles, que se han asentado en su nación?
La defensa de la libertad de expresión no puede ser sólo la defensa de los propietarios de los medios, ni de sus amigotes y aliados. Más nunca se habló acerca de los 258 kgs. de cocaína incautados en Francia a cuatro venezolanos entre los cuales están el hijo y el ex-esposo de una diputada de un UNT; del “percance” de otro diputado de UNT en un aeropuerto de Panamá por pagar con dólares falsos; de la “supuesta conexión” entre medios y el caos penitenciario en El Rodeo; del “supuesto arreglo” de cinco diputados de la oposición con Walid Makled. Ah, chito… de eso nai nai.
En todos los países del mundo existen leyes contra la “difamación e injuria”. Todos tenemos el derecho de defender el honor y la honra de nuestro nombre y familia contra quienes sin causa justa nos ofendieren. Entonces, ¿por qué Otero, Pekoff y Ravell se creen protegidos por un manto divino? Cualquiera puede montar una olla en su contra y decir que están siendo inverstigados por narcotráfico y trata de blancas. Pero si no se tienen los contactos con los dueños de los medios, nada saldrá publicado a nivel internacional. La SIP se ha convertido en una Sociedad de Imberbes Podridos.
El intelectual español Emilio Lledó acaba de recibir el premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades. Al recibirlo comentó:”La corrupción que más me preocupa en nuestro país es la de la mente”. Esa es la enfermedad de los sociópatas de nuestra oposición y por eso, ¡no volverán!
luissemp2003@gmail.com