Desde Elorza, municipio Rómulo Gallegos, Alto Apure, donde las leyendas se cuentan mientras el río Arauca amansa el atardecer, enciende pasiones e inspira la canta llanera, desde hade tres años comenzó a tomar forma y contenido una nueva visión sobre lo que debe ser la televisión en las zonas fronterizas de Venezuela.
Pasan los años, uno tras otro y nuestros medios de información, públicos y privados, siguen "cubriendo" esta mágica e hirviente porción del espacio nacional con la misma marginalidad comunicacional como abordan los incontables éxitos que conquistan centenares de comunidades, organizaciones, grupos e individualidades quienes no llevan guindada en el pecho la etiqueta de éste o aquel grupo político, o están vestidos de rojo, amarillo, azul, blanco, verde…porque, sencillamente, son auténticos y libres como el vuelo de los cari-cari.
Nuestra televisión, con exiguas salvedades, no alcanza a ver el país más allá de lo que sucede en las principales capitales ni qué decir de aquellos medios con sede en Caracas, para quienes la única noticia importante sucede en Miraflores, en los Ministerios, en el Fuerte Tiuna, en fin, son mediáticamente centralistas, con una visión sectaria de la patria y, por supuesto, comunicacionalmente mezquinos con aquellos que habitamos a lo largo y ancho, profundo e intenso de la nación.
La frontera es "noticia importante" cuando el presidente Chávez viajaba hacia estos lares, ahora el presidente Maduro; cuando se producen enfrentamientos con las fuerzas paramilitares y bandidos amparados al otro lado de la línea extraterritorial; cuando protestan los habitantes acantonados a los "pies" de la línea fronteriza, hay un evento diplomático, deportivo, cultural relevante; destituyen a un Gobernador o Alcalde inepto o corrupto; es capturado un narcotraficante de cierto cartel internacional, un río desbordado hace estragos y, por supuesto, al faltar material noticioso para rellenar algún espacio informativo, radial o televisivo o un cuarto de página.
También existen en estas sorprendentes tierras limítrofes, "medios regionales" transmitiendo en señal abierta o por cable, cuya línea editorial, producción, programación y presentación es un "clon" local de los "medios nacionales". Tienen en común el despliegue audiovisual funcional, a veces de última generación informática, buena cantidad de personal profesional y técnico, cómodas sedes y, obviamente, jugosa pauta publicitaria gubernamental y privada.
Igual pudiera agregarse que la frontera es "importante" para los canales de televisión cuando sirve para acentuar los ataques políticos, los mismos que están dirigidos para mantenerse/perpetuarse en el poder o retomar el gobierno perdido; en líneas generales, están "cortados" bajo el mismo criterio de empresas generadoras de atractivas utilidades y el manejo oficial y funcional de la Comunicación.
Antes de continuar, vale hacer algunas precisiones sobre la singularidad de la frontera, particularmente la que nos separa del Departamento de Arauca (Col.). Hay quienes repiten, con argumentos peligrosos cómo en estos diferenciados espacios territoriales funciona "un tercer estado", una entidad con dinámica propia, formas inusuales de sobrevivencia, autoridades a veces irregulares, atrincheradas "en el monte", que actúan y se desenvuelven con tal fluidez que los habitantes locales han asumido y asimilado la presencia, a veces con resignación, otras con temor y otras tantas con resignación. Paramilitares y contrabandistas han formado redes binacionales inescrupulosas, cubiertas con una detestable complicidad e impunidad de aquí y allá, poniendo al descubierto una fragilidad del Estado Venezolano y Colombiano desde hace décadas por no decir un siglo.
Igual, vale lo que aporta la profesora Zamora Cardozo cuando dice que "…La frontera es principio, también es final, entrada y salida. Lugar de movimientos migratorios. En ese andar se desplazan pensamientos, sentimientos, ideas, mitos. Formas de ver el mundo. Es el sitio donde braceros y espaldas mojadas cruzan en busca de trabajo. Donde transita la mujer colombiana…que cuida al niño de la venezolana… (o al revés, añadimos ahora)… El lugar donde el infante duerme con las canciones de cuna tradicionales de "al lado", y aprende el Gloria inmarcesible antes que el Gloria al Bravo Pueblo, y viceversa.
En la frontera colombo-venezolana, no solo un joven de San Antonio del Táchira, bajo un mismo cielo, se prepara para visitar a su novia, que vive en Cúcuta. También un niño venezolano espera el fin de semana para jugar al fútbol con su primo colombiano. La frontera es un río, que en Venezuela le dicen Arauca y en Colombia, Margua…. Sin embargo, la misma agua... es la que corre.
La palabra frontera aparece generalmente como sinónimo de límite. Los politólogos han separado ambos conceptos. El límite es definido como "línea que divide" y la frontera, como un espacio en el que pueden generarse contactos humanos caracterizados por múltiples relaciones derivadas de la interacción social.
La noción de frontera –continua la socióloga Zamora Cardozo- se relaciona con los conceptos de país, nación, Estado, pueblo, ciudadanía, territorialidad, patria, soberanía e identidad nacional, entre otros. Connota lo de aquí y lo de allá. Lo mío y lo tuyo. También significa lo nuestro, que se materializa y representa a través de hibridaciones culturales, posibilitadas por el contacto entre grupos sociales de uno y otro lado.
Coincidiendo con estas sólidas apreciaciones vale la pena preguntar, desde el punto de vista Comunicacional:" ¿Cómo se percibe y aprende el fenómeno desde la propia frontera? ...si la frontera es múltiple. Encierra misterios. Leyes explicitas e implícitas que se muestran, que se ocultan, sean éstas vistas desde el lado venezolano o del colombiano. Personajes como los narcotraficantes, los contrabandistas, los guerrilleros o los paramilitares, se vinculan con la gente común y con las fuerzas del orden de acá y de allá. Es diversa la frontera. Diversa también la manera de ser contada."(El subrayado es nuestro)
Justamente, partiendo de una convicción militante y coincidiendo con estos planteamientos, decidimos crear el 1er. Canal Fronterizo de la televisión venezolana, con el nombre de LLANERANA / La Patria En La Frontera, porque la realidad de estas comunidades debe ser "contada" de otra manera, con y por ellos mismos. La patria vive en cada milímetro de país, en cada corazón que palpita con cédula de identidad venezolana, con historia milenaria, desgraciadamente narrada de manera sesgada desde el siglo XV.
Creemos, ahora más que nunca, es el momento de afirmar la raíz que nos dio origen, llenarnos de identidad nacional sin enfoques oportunistas ni excluyentes, crear conciencia de patria, de "matria", sobre cuya fortaleza moral y tradiciones debemos combatir las oscuras contraseñas de usurpación cultural. Nada duele tanto como sentir en carne viva la difusa y entrecortada presencia comunicacional de la patria en la frontera porque así como en el siglo XX se impusieron sobre la cultura colectiva nacional, valores de una nación extranjera imperial, ahora somos parte de un tiempo que ha conmovido nuestra esencia como sujeto histórico.
Es inadmisible continuar "invisibilizando" (como está de moda decir) realidades con poblaciones que sufren, sueñan, crecen, esperan y crean, rodeados de imponentes limitaciones. Los venezolanos y venezolanas acantonados en las fronteras terrestres y acuáticas (con Colombia, Brasil, Guyana y allende el Mar Caribe) tienen voz propia, imagen original, una piel, un imaginario inconfundible y un glorioso papel en la historia nacional.
Resulta desatinado sostener que la televisión nacional o regional "cubren" adecuadamente el territorio entero, pues, si bien, técnicamente llegan a casi todo el país o regiones, no "visibilizan" la patria en la frontera, es decir, no trascienden comunicacionalmente más allá de lo espectacular, coyuntural y oportunista. Informan sobre "el árbol" pero no comunican "el bosque".
Nuestro desafío estratégico como CANAL FRONTERIZO es fortalecer la Identidad y Soberanía Nacional. Queremos que nuestros habitantes fronterizos conozcan el país todo a través de nuestra pantalla ...que vean los Carnavales del Callao,(Bol.) los Diablos Danzantes de Yare,(Mir.) las leyendas de los Momoyes andinos (Tru.), la inmensidad del puente sobre el Lago de Maracaibo,(Zul.) la manera como se explota y procesa el petróleo, hierro, carbón, oro, transmitir las películas venezolanas, las fiestas de San Juan, los documentales sobre Falcón y sus médanos, en fin, además de televisar el día a día de la eco-región llanera (desde donde transmitimos con excesiva limitación ) conozcan el país inmenso, lleno de hermosa cultura con una historia que nos une como pueblo con Historia, Identidad y Cultura Ancestral
Por los caminos de la sabana fronteriza venezolana se cuenta de un espíritu que atrapa y adormece, encanta como la magia de la mujer que imaginamos. Es el espíritu de la distancia, a ras de tierra, sobre un cielo mutante, con la plenitud de una naturaleza llena de riquezas visuales, esplendido, dotado de una mitología que filtra lo infinito de la mirada.
Hay una cotidianidad que, al revés de lo que sucede en las grandes ciudades, genera (por la manera como se vive) la sensación de sencillez, de llaneza a más de 35 grados de temperatura diurna. Existe lo imprescindible para envejecer, sin mucho apuro, desde la alegría cuando el cuatro, arpa y maraca echan el resto al final de la noche joropeando hasta el rojizo amanecer, con las garzas aleteando desde las ramas del "garcero" y los gallos haciendo lo suyo.
En los pueblos de la frontera venezolana, la historia se enorgullece con hechos epopéyicos, cada uno descrito en avejentados libros de famélicas bibliotecas y contada por los cronistas de turno y ancianos convertidos en sabios populares. Es cierto que el concepto de País, Territorio, Nación, República es una sucesión de conquistas políticas, militares y legales, pero más allá de estas precisiones pre y post-coloniales, lo necesario es constatar cómo el sentido de identidad y pertenencia en las comunidades fronterizas, tiene una mezcla latente, vigorosa entre "lo que de aquí y lo de allá ".
La familiaridad con el pueblo inmediato a la línea fronteriza, el activo (legal e ilegal) intercambio comercial, el encuentro cultural alrededor de un baile ( por ejemplo, el joropo), la gastronomía creativa y compartida, los sentimientos cruzados entre un hombre "de este lado" con una mujer "de aquel lado", el mafioso contrabando de productos de la cesta básica, narcóticos y gasolina, temporalmente neutralizado por el gobierno venezolano, el enfrentamiento armado y recurrente entre las fuerzas militares e insurgentes en el país vecino con impacto visible dentro de nuestro territorio limítrofe, son realidades específicas, cotidianas, "normales", que deben ser comunicados de una manera especial como singular.
En la entrega anterior señalé cómo los medios de comunicación (radio, prensa y Tv), venezolanos asumen la frontera con una displicencia noticiosa por demás simplificadora. Para estos medios (públicos y privados) la frontera pareciera ser el "caliche perfecto" para llenar espacios de noticiarios o reseñarla más por la espectacularidad de algún suceso que, por el valor geográfico, estratégico y humano que la diferencia de otras zonas del país.
Estos pueblos demarcadores están condenados a una percepción nacional semiaterradora, pues, cada vez que aparecen convertidos en "noticia", salta a la pantalla la imagen de un hecho violento, el estruendo de una voz locucionando un combate de guerrilleros colombianos disputándose espacios entre sí o contra la milicia neogranadina, las acciones criminales de paramilitares , la captura de algún capo, el secuestro por encargo y los eternos males de una administración pública municipal, regional y nacional, corrupta y burocrática.
Si bien, éstos y otros hechos suceden con la peculiaridad de una frontera viva, no todo lo que se vive en este territorio colindante es violento, angustiante y macabro. Hay que romper las falsas aprehensiones y la visión centralista, capitalina, difusora de una programación diaria inundada de espacios que sobrevalora lo que sucede en las ciudades "principales" del país.
¿Dónde empieza y termina el país? ¿Es que acaso basta con enarbolar la Bandera Tricolor, entonar el Himno Nacional y nombrar infinidad de veces a Simón Bolívar como Padre de la Patria para que quienes habitan en estas zonas "remotas", se sientan protegidos por el Estado y el Gobierno? ¿Por qué dejar en un lugar lejano de la cobertura periodística y documental, la realidad de nuestras fronteras? ¿Qué justifica dejar a la deriva las necesidades comunicacionales de los televidentes, radioescuchas y lectores del país cuando miran hacia la frontera? ¿Si tenemos un desarrollo impresionante de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), por qué los pueblos-receptores fronterizos permanecen "secuestrados comunicacionalmente" por canales extranjeros vía satélite o por cable?
En el caso de la frontera con Colombia, con una extensión de 2.260 kilómetros, es nítido y desconsiderado la manera cómo los "Medios…" nacionales y locales llegan a los receptores cautivos. Es una caterva de programas "distanciados" de lo que éstos viven diariamente. Se carece de una cobertura con visión de país al momento de trasmitir la realidad local. Es decir, mientras los países vecinos penetran con programación televisiva, radial y prensa sobre los habitantes fronterizos venezolanos, "nuestros medios" se tupen en frivolidades, comentarios desabridos, noticieros formales, dejando en el limbo la identidad nacional.
Sin lugar a dudas que, "por razones físicas de propagación de las ondas radioeléctricas, no es posible evitar la presencia de las señales de Radiodifusión Sonora y de Televisión VHF y UHF de un país en la zona fronteriza del otro" y, si a ello se suma la señal satelital, resulta perentorio, pues, ir hacia una cobertura comunicacional fronteriza original, sólida y estratégica.
En Venezuela todavía no tenemos una legislación que tipifique cómo debe ser la televisión, radio y prensa, fronteriza. La Ley de Responsabilidad Social y la de Medios Comunitarios son instrumentos legales con reglas meridianamente especificas (pero, también, regularmente violadas) sobre la transmisión de mensajes radioeléctricos y visuales, pero estas leyes no llegan…hasta la frontera.
Como la historia es viva y somos parte de ella cuando actuamos, buscando transcender como pueblo y sociedad, un colectivo de hombres y mujeres comprometidos con un Modelo Comunicacional Fronterizo Venezolano, M.C.F.V., comenzó a desarrollar, en Elorza, Alto Apure, con inmensas limitaciones pero con profunda convicción, la 1era. Televisión Fronteriza de Venezuela.
Es…" La Patria en la Frontera" bajo el nombre de LLANERANA TV. Es ver el país y que el país nos vea como parte de él. Los procesos de cambios (social, político, económico, cultural e ideológico) aunque sean lentos, tímidos y, a veces, desconcertantes, no se detienen, siguen la marcha y demandan "inventar o errar".
Director / Periodista
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