Si de algo está impregnado Venezolana de Televisión (VTV) es de la bazofia más putrefacta que destilan casi todos sus "programas". Y es que el principal canal del Estado se caracteriza por demostrar el cómo se hace una televisión llena de intolerancia, odio, desprecio, vulgaridad, ignominia, misantropía, y ofensas personales hacia quienes no comulgan con la peste política del madurismo.
Es común en Mario Silva despotricar contra quienes no están subyugados con los pensamientos del gobierno. Por ello, el hecho que de que Vladimir Villegas desde su trinchera en Globovisión, le haya respondido al gendarme de las mil y una caras, y de una innegable voz, toda la continuidad de improperios que al susodicho se le puede ocurrir contra alguien, como efecto de sus alteraciones nerviosas derivadas de recibir en exceso los prototipos negativos que consume, como por ejemplo los que llega deja ver en la marca ultracapitalista de su computadora portátil, a pesar que dice ser críticos de tales complejidades de la humanidad. O sea, su palabra es la medida en la incontinencia de sus acciones.
Mario Silva es un individuo sin escrúpulos. Esa es la característica que identifica a los maduristas. En ellos no existen fallas y menos errores. Prácticamente que la mitología griega quedó convertida en pañales. Lo irónico es que pareciera que todos ellos al tratar de compararse con los llamados "dioses del Olimpo", sólo que olvidan que todos descienden de Caos, y quizás esa es la única analogía posible que existe con la perversidad política que nos gobierna.
El madurismo con un audio, sin ni siquiera probar que eran las voces de unos supuestos diputados electos, le sirvió para desmantelar, o sea anular por completo la Asamblea Nacional y colocarla en un "desacato" que no existe en la Constitución y las leyes, pero sí en las mentes perversas del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ). Pero, en contrario, un audio con una voz plenamente identificada, es decir, la de Mario Silva, donde realizó severas y muy graves acusaciones de corrupción administrativa contra Diosdado Cabello y otros jerarcas (hombres y mujeres) de la cúpula madurista, sólo sirvió para que tanto el denunciante como los denunciados se escondieran ese audio en lo más profundo de sus retaguardias pero con efecto devastador solo para el primero de ellos, porque debió salir por un tiempo con todo y su hojilla hasta las profundidades del averno.
Desgraciadamente en el madurismo, aquello de la conciencia queda para ser empleada como papel higiénico, porque es obvio, que si existiera un mínimo de vergüenza, aquí ninguno de los mencionados en las palabras del "hojillero", estuviera en la política venezolana, y menos en libertad, sino con sendos juicios que hace tiempo tuvieran a ese selecto grupo tras las rejas, incluyendo por supuesto, a quien activo la lengua en máxima repetición de veneno revolucionario.
"La hojilla" no es un programa. Es la máxima representación del cómo un operador político traiciona a la patria por satisfacer intereses genuflexos ante el gobierno de Cuba y sus lacayos maduristas en Miraflores y quienes usurpan funciones desde una inmoral constituyente, así como proteger a los corruptos más grandes que han saqueado a Venezuela.
Por lo pronto, Vladimir Villegas le oxidó "la hojilla" al moderador, al devolverle los epítetos de lacayo, traidor y hablador de paja, pero además lo acaba de privilegiar como el "Jaime Bayly de Venezuela", es decir, Mario Silva ha quedado al descubierto no sólo en sus inclinaciones ideológicas y pensativas, sino también a quienes les cubre la vanguardia y quienes le cubren su retaguardia. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.
