El psiquiatra del mal

El psiquiatra del mal, que no es Chirino, sino otro aún más diabólico y perverso, siempre vuelve por sus fueros esta vez  para hacerse el loco ante la pregunta de un periodista, que en rueda de prensa  lo interrogó acerca de la salida del aire de los canales de televisión  60 y 63 de Intercable, cuando  transmitían en vivo  el concierto Venezuela Aid Live en Cúcuta.

Como siempre haciendo gala de su cinismo y de su  ironía maquiavélica evadió  un tema que es de su exclusiva competencia,  como es el de la censura abierta  y descarada en la que a diario  incurre este gobierno, que, paradójicamente, intenta venderse   como paladín   de la libertad de  expresión.  Ni siquiera los gobiernos del pasado, que tanto él critica. llegaron a tamaña desfachatez y autoritarismo.

Sabe el psiquiatra del mal, y lo sabe muy bien, que ahora en Venezuela para estar medianamente informado  de  la  dinámica  política local,   hay que recurrir a las  redes sociales y a  los medios extranjeros. Aunque durante los últimos días ha sido casi imposible porque la conexión de internet  es un caos y las cableras, al parecer, cuando no se autocensuran las censuran.

Las  que no presentan fallas técnicas, quizás por mera casualidad, son las televisoras del estado que solo transmiten la verdad y nadad más que la verdad, y , sobre todo, esa cosa abominable que los no tan  bien  ponderados Vanessa Davies y Miguel Pérez Pirela   en un lance de cordura alguna vez  calificaron como   “propaganda chatarra”. Por supuesto que  la que tampoco tiene problemas es Telesur.

Es evidente que para el psiquiatra del mal meterse en profundidades  con el tema de la censura no es nada  conveniente. No vaya a ser que por ahí le toquen el tema de este portal  (Aporrea) que a pesar de ser un medio alternativo  “nacido en revolución” está denunciando bloqueo y presión por parte del estado,  para que solo le dé espacio a los maduristas, cagatintas y   adulantes.

Es política y moralmente ruin  que un régimen que vive denunciando guerra mediática, manipulación informativa e ” invisibilización” ( odiosa palabreja de moda)  en su contra, haya transmutado a uno de sus más brillantes  funcionarios en una especie de policía del pensamiento libre. Gran Hermano de la revolución  orwelliana del siglo XXI.

Sería interesante que  los medios del gobierno, incluyendo a Globovision, Venevision y Televen,  nos permitieran  al menos el derecho constitucional de informarnos con cierto equilibrio, por ejemplo,  con lo    que está ocurriendo con la etnia pemón en la Gran Sabana,   donde, al parecer,   están faltando  cadáveres voluntarios  para construir  los cacareados  falsospositivos que tanto le sirven de justificación al psiquiatra del mal.

Y Que Freud nos agarre confesados.



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Jhonny Castillo

Periodista, presidente de la Fundación Lectura Crítica de Medios.

 jhocas10@hotmail.com      @heraclitando

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