Una investigación publicada por Telesur señala que la cesación de la concesión del uso del segmento del espacio radioeléctrico a la empresa RCTV, es apenas la nùmero 28 entre 1969 y 2007. En cuatro de los cinco continentes y en países centrales como en otros atrasados y dependientes. No es, entonces, que esta historia nació con RCTV y su llanto internacional por la pérdida de la concesión que vence el 27 de mayo. Con los datos de Telesur hemos confeccionado el siguiente cuadro.
Cese de concesiones a medios por país y año 1969 - 2007
Año País Medio
Perú 5 televisoras comerciales
Inglaterra Stara+Date TV24 – ONE TV – ActionWord
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2005 España 1 Radioemisora y 1 TV de señal abierta
TV católica
Francia TFI, por emitir programa que puso en duda el holocausto.
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2004 España TV Luciana
2003 El Salvador Salvador Network
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2002 Bangladesh Ekushes TV
Rusia TV 6
Inglaterra MED TV 22
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1991 Canadá Country Music TV
1990 Irlanda TV3
1981 EE.UU. WLNS-TV
1969 EE.UU. WLBT-TV
Es tan falaz el argumento de Marcel Granier y sus defensores en el mundo, que hasta aliados suyos en el orondo parlamento de Colombia votaron esto en una Resolución: "la renovación automática de una concesión sería un acto inconstitucional, porque dejaría sentado el precedente de un estado de propiedad de ese espacio radioeléctrico, que sólo puede pertenecer al Estado" ( El Tiempo, Bogotá, 21 de mayo 2007)
No es lo mismo
Una deficiencia del registro publicado por Telesur es que se reduce a lo cuantitativo, la estadística, que como se sabe, no tiene alma; no están reseñadas las circunstancias políticas en que cesaron esas concesiones, ni el carácter del régimen político y el tipo de gobierno que aplicó las medidas.
No es lo mismo sacarle la concesión a un canal comercial por
difundir pornografía, como hicieron WLTB-TV, Look LoveTV (y RCTV en
tres momentos); o por hacer publicidad subliminal con objetivos
comerciales, como hizo en Rusia un canal sancionado en el año 2000.
Tampoco es lo mismo el cese de dos canales españoles en 2004 y 2005 y
la rescisión de la señal francesa TFI en 2005, en los tres casos por
promover el franquismo, el nazismo, el etnicismo, el sexismo y sistemas
de opresión medieval.
Nada de eso es lo mismo que cerrar el canal Al Ahmar, en Francia
en 2004, por difundir la cultura árabe islámica, o cortarle la
concesiòn a FMs en Uruguay para favorecer en la banda a un competidor
amigo en el negocio de los medios. Algo que también ocurrió en Perú en
2007 con dos de los cinco medios cerrados.
Un caso similar vivimos en Venezuela en 2005 en Caracas, aunque no con un canal sino con un programa de alto rating. Un ministro "sacó del aire" el emblemático noticiero internacional Dossier, de Walter Martínez, por haber criticado a los "corruptos de boina roja", una medida que ya le había aplicado a Dossier un canal golpista en 2003… por ser chavista. Desgraciadamente el ministro contó, para sorpresa de muchos, con la anuencia del Presidente, a pesar de la solidaridad masiva que se registró a favor de Martínez, un experto periodista uruguayo establecido en Caracas desde los 70, que además de bolivariano es amigo de Chávez.
Sin embargo, ni éste ni otros diez casos donde radios
comunitarias fueron "sacadas del aires" por otros funcionarios, no
existe en Venezuela un sistema de represión a medios independientes,
como tampoco de medios capitalistas. Los casos aislados registrados son
signos de lo que en Venezuela suele llamarse "perversiones de la
revolución".
En medio de las más amplias libertades políticas (para el pueblo
y la izquierda) jamás vividas en el país (excepto breves períodos como
1945-1948, o 1958-1961), la "Revolución bolivariana" convive con la
tentación bonapartista de un aparato de Estado y una cultura política
personificada en una parte de sus funcionarios.
De allí la importancia de definir las características particulares
de los casos donde fueron rescindidas o no renovadas las concesiones a
medios en el mundo.
Hacerlo permitiría diferenciar en cuál caso
hubo abuso de poder y se violó el derecho del pueblo pobre a informar y
ser informado, de los casos opuestos, donde empresas como RCTV y otros
han actuado en forma anti democrática, promoviendo golpes de Estado,
conspiraciones militares, "guarimbas", amenazas de muerte al Presidente
y diseminando discriminación, neurosis colectiva y proimperialismo de
las maneras más crudas. No es lo mismo.
RCTV y las lecciones de la historia
Billetera mata revolución
La "Revolución bolivariana" ganaría mucho comparando esa estadística con la historia negra de represión a la libertad de expresión, información y organización de organizaciones revolucionarias y democráticas no proimperialistas, durante el siglo XX. Además de los anteriores, aquellas dictaduras totalitarias de carácter capitalista (desde el fascismo italiano hasta la última dictadura del Tercer Mundo, y los llamados "Estados obreros" o países del "socialismo real", gobernados por burocracias y autocracias que adoptaron distintas formas de una "clase dominante y propietaria".
En ambos ejemplos, que ocuparon la mayor parte del siglo XX, es difícil conocer de rescisión o fin legítimo de concesiones del espacio radioeléctrico, por el simple hecho de que no hubo ninguna posibilidad legal, política, ni material, de ejercer la libertad de informar y ser informado. Basta recordar que las leyes de Polonia y Checoslovaquia penaban el uso privado (familiar) de las máquinas de escribir, no hablemos de otros medios como una imprenta o una revista independiente. Lo mismo en China que en Laos y Vietnam. Nada distinto al "control social" que ejercieron los regímenes de los Fascio, el de los Nazis y el Mikado.
Si alguna conquista de fondo muestra la "Revolución bolivariana" (que es madre de sus otras conquistas sociales y políticas) es la amplísima libertad política que se respira. A pesar de las perversiones del proceso y del tipo de Estado que reproduce las miserias del pasado, tanto la izquierda como cualquier movimiento u organización del pueblo trabajador, tiene derecho a publicar lo que le venga en gana y decirlo como mejor quiera sin ser reprimido. Los casos excepcionales conocidos casi siempre se han resuelto a favor de la libertad.
Este
criterio no puede ni debe ser el mismo para los capitalistas, sean de
los medios de información o de cualquier segmento de la economía. Eso
no implica suprimirlos de un plumazo ni encarcelarlos, pero no pueden
tener el mismo derecho que los de abajo. Excepto aquellos que se
subordinen al poder popular en sus distintas formas.
Es que ellos ya cuentan con los medios materiales para publicar y
hacer lo que quieren cuando quieran. Pero hay una razón más actual: son
golpistas en esencia y en potencia, como en 2002 lo fueron en
presencia, Si en esta etapa no lo son es por aquello de la "billetera
petrolera".
Y algo más: cuentan con el apoyo de Washington, la CIA, la NED y
otros organismos imperialistas que les pasan plata para conspirar
contra gobiernos como el de Chávez o el de Evo.
Y así como
"billetera mata galán", también mata revoluciones. Porque como se sabe,
los capitalistas tienen por alma una cuenta bancaria.