Con mi concesión no te metas

Mi suegra, una vez que cumplió los veinte años en mi casa, y como habíamos acordado de mutuo acuerdo, tuvo que abandonar la casa. Pero antes de la fecha de abandono se dio a la tarea de denigrar de mí por todas partes del mundo. Y, al lado de sus amigas, constantemente en mi propia casa, realizaba programas donde me calificaba como dictador, déspota, tirano, y luego se marchaban.

Al fin logré hacerla cumplir con el contrato. De lo más legal. De lo más legítimo. De lo más de juris. Mi suegra entregó su concesión y se marchó de mi casa.

El día que se fue abrazó a Oriana a Alekos –sus nietos- y estuvo a punto de pegarle una cachetada a su hija porque nunca la defendió. “Prefieres quedarte con ese tirano que apoyarme a mí que te di la vida, desgraciada”.

Viajó por Europa y se reunió allá en el parlamento de las suegras abandonadas. Pidió apoyo a todas las organizaciones nacionales e internacionales. Las ONG de todo el mundo tuvieron que ver con este acuerdo. Pero al fin, pude salir de ella.

También, es importante decirle, con sus amigas, la Cogregación de Gordas de Marina de Camerota, un día llegaron manifestando frente a mi casa con una pancarta del tamaño de la urbanización donde se leía. No a la botada de la suegra. Fuera el tirano. Y además, durante más de una hora estuvieron dando un cacerolazo que por poco deja sordo a los perros que cuidan mi casa. Es decir, que hizo de todo por seguir disfrutando de la estadía en mi casa. Por seguir imponiendo sus programas y sus valores. Por continuar opinando ella sola. En mi casa ella era la única que opinaba y se hacía lo que ella decía. Ahora todos estamos felices porque estamos desarrollando cada uno de nosotros nuestros propios programas de vida y en horarios establecidos por nosotros mismos.

Hay que decir que, antes de abandonar la casa, mi suegra, la señora Franca Cusati, cargó con un afiche de Carlos Andrés Pérez que tenía en su cuarto. Y mientras se lo llevaba, le iba diciendo: Cómo te extraño Carlos, qué falta está haciendo tu gobierno, ahora que este tirano se quiere quedar con todo, después que les di educación a mis nietos. Cuándo volverás Carlos Andrés.”

Era un verdadera espectáculo ver a mi suegra cargando aquel afiche de Carlos Andrés Pérez. E taxista que le estaba esperando vino a ayudarla y cuando vio que el afiche era de Carlos Andrés Pérez dijo. Yo no cargo a ese señor.

Hubo que llamar a otro taxista, al final vino el hombre y el taxi salió pitando llevándose a mi suegra al aeropuerto. Ahora debe estar en Italia. Mientras tanto, en la casa, arrancó una nueva manera de programar la vida.

robertomalaver@cantv.net


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Roberto Malaver

Periodista y escritor. Niega ser humorista, a pesar de algunas evidencias que indican lo contrario. Co-moderador del popular programa "Los Robertos", al cual insisten en llamar "Como Ustedes Pueden Ver". Co-editor del suplemento comico-politico "El Especulador Precóz". "Co-algo" de muchos otros proyectos porque le gusta jugar en equipo.

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