Estamos en plena batalla histórica por la libertad, por la revolución democrática y por la idea de construir un socialismo bolivarianista, manteniendo una constante imperturbable, pues como observamos la oligarquía “politiquera” de los medios postgolpistas buscan a toda costa ejercer su dominio y opresión agazapadamente. A veces pareciese que la revolución no encontrara el camino para darse a respetar, para hacer valer los derechos que nos hemos ganado a través de las sendas victorias políticas logradas, pues como podemos analizar el pueblo entero ha venido reconquistando sus valores, manteniendo en alto la tea de la dignidad y la libertad.
Esta guerra revolucionaria emancipadora encabezada por el Comandante Chávez, primer movimiento histórico en este nuevo milenio, se enrumba con decisión y fuerza hacia el camino para quebrar las cadenas de la opresión. De ahí, (y esta es una opinión enteramente de mi responsabilidad) que no se le deba seguir el juego al enemigo, porque la verdad es que estamos cayendo en el juego de la terrible anarquía que nos destruye, que confunde y toma posición para detenernos y ponernos por debajo.
No me convence la estrategia de las “marchaderas”. “de que si somos mas o somos menos”. En esta vaina hay que ponerse los pantalones y ordenar el orden, suspender a quienes descaradamente están incitando a la desestabilización, estudiantes a sus aulas y el pueblo a producir, pues cada día que pasa en esta mísera situación es la patria y el hombre trabajador el que se “jode de verdad”, “La Patria es el Hombre” decía Ali Primera, nosotros tenemos que gritar: La revolución es la patria.
El gobierno, las autoridades, a quienes le compete esta responsabilidad, no deben permitir mas este jueguito, les recomiendo, les sugiero, instruirse, alimentarse de nuestra carta magna y ponerle punto a final a este desorden. Demostremos capacidad de mando, esta guerra no es un juego de ideas, ni mucho menos de debilidades, demostremos la seguridad para resolver estas porquerías, o si no, hagamos lo que tenemos que hacer y dejemos la paja a un lado. No permitamos más ese bochinche, porque los únicos que políticamente se benefician de estas acciones son los extremistas enemigos de nuestra causa.