Protestas

La televisión comercial venezolana se ha trazado su propia pena, su propio castigo o calvario. Como un alma errante los medios privados caminan, a veces en el vacío, buscando afanosamente a alguien que proteste. La cantidad no importa; puede ser una, dos o tres personas. Los medios recorren, transitan, construyen sus propios atajos y trochas. En más de una oportunidad quedan atrapados y entrampados en su propio recorrido. ¡Hey, vengan todos, aquí hay una protesta!, se dicen entre ellos.

Lo más curioso es que las cámaras televisivas llegan primero que el propio estallido de la protesta, por ello la mayoría piensa que tal asunto es prefabricado. La denominada protesta, gráficamente vista, se reduce a unas personas que imprecan contra cualquier cosa, culpabilizando, ¡no podía ser de otra manera!, al Presidente de la República, a altos funcionarios gubernamentales o al gobierno bolivariano. Extrañamente, dicen ser chavistas.

Los medios privados de comunicación en este país se han convertido en discípulos acoplados, seguidores de las peores técnicas sensacionalistas yamarillistas. Tal como lo hace la televisión que difunde contenidos basura en el continente.

No se constata la veracidad de los hechos. Se difunden informaciones de manera irresponsable con gran despliegue, y cuando de alguna aclaratoria se trata, ésta sale en un tamaño demasiado pequeño.

En lo que va de año, penosos ocho meses para la oposición, los medios han girado en torno a la ficticia escasez de algunos rubros de la canasta alimenticia; artificial también escasez de repuestos para vehículos, así como de productos farmacéuticos; igual énfasis se ha dado en la abultada cobertura mediática, a las dificultades en la obtención de vivienda para algunas familias.

Lo lamentable, periodísticamente hablando, es que no hay contrastes. Un periodismo serio indagaría en los problemas, si es que los hay. Pero, obligatoriamente, referiría los cambios infraestructurales, los logros, los avances, las iniciativas gubernamentales a nivel nacional para solucionar las ingentes situaciones que reclaman atención por parte del Estado. Explicaría sobre los cuantiosos recursos invertidos en los programas sociales. Pues no. La mirada de los medios en Venezuela está absolutamente extraviada.

Periodista


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Asalia Venegas


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