Una parte notable ha dejado de hacerlo, las circunstancias han cambiado, nuestros opinadores están de vacaciones, tienen miedo o es lo que demuestran con su ausencia de escritos, seguramente no quieren ser etiquetados, la trinchera de aporrea esta desguarnecida de los nombres rimbombante, por lo menos es lo que parece en estos últimos días de arduo combate, para establecer el proceso.
Tal vez es lo mismo que me pasa, que no escribo aun teniendo cosas que decir, para no meter la pata, pero hoy lo estoy haciendo y ellos no pueden por algunos compromisos que tienen en puestos, donde una opinión puede significar una recriminación de alguno de esos cuarto republicano enquistado en nuestras filas y acusarnos de saltador de talanquera y entonces para evitarlo en su silencio cómplice como el mío dicen para sus adentros (no quiero escribir para no meter la pata) todos los análisis me llevan a ser critico con nuestro proceso, actitud que no debería ser extraña porque es el sustento de una revolución, pero como no quiero estarle echando leña al fuego, he decidido no escribir más y me imagino que los sesudos nuestros decidieron lo mismo, sobre todo en los últimos días (es posible que haya otra razón y por ignorante no me atrevo a manifestar mi preocupación) se nota su ausencia comprometida.
Es triste tener que reconocer que algo no anda bien, en estos momentos de la revolución y estamos callando los que deben gritar, escondemos análisis a los lectores de la página como si eso fuera a desaparecer el problema.
Quiero dejar constancia que mi suposición es por la actitud que noto en los luchadores de las trincheras intensivas (por ponerle un nombre) empiezo conmigo, lo asumo aunque no tengo puesto en el gobierno, tengo miedo a expresar mis opiniones, siento como si analizar las verdades que veo podría evidenciar debilidades que revientan en nuestras caras, sin excusas para evitar que se note contradicción y seria bueno aceptar para corregir, que estamos cojeando de una pata.
Hemos dejando de escribir y supongo que algunos de los constantes de aporrea están haciendo lo mismo, a menos que esta suposición tenga que ver con otra conducta revolucionaria que ignoro; de lo contrario tenemos un problema grave que resolver, el miedo no puede llevar a esconder verdades que perjudicarían el proceso, si no hoy, mañana tendremos consecuencia de este silencio, que nos lleva por un camino no comprometido con nuestro máximo líder EL HOMBRE QUE EMPUJA, que aunque directamente no pueda, llame hacer los que debemos por táctica, tenemos que ayudar, no puede hacerlo solo, es un mortal como nosotros, atosigado por internos y externos, que aun después de nueve años no hemos entendido que la revolución no es de cobardes arribistas silenciosos, es necesario encontrar el valor que nos ayude a seguir con nuestro compromiso de construir una patria nueva a pesar de las contradicciones que podamos tener porque, PATRIA O MUERTE, VENCEREMOS Y HASTA LA VICTORIA SIEMPRE .
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