Desde hace unos cuantos días he venido siguiendo la polémica generada por las críticas al Presidente Chávez hechas por el Profesor Vladimir Acosta en su programa semanal "De primera mano", transmitido por RNV. Aunque yo no sea venezolano y tampoco viva en Venezuela, me siento con el derecho de opinar acerca de esta cuestión, puesto que, a mi juicio, el proceso revolucionario bolivariano pertenece a todos los pueblos que luchan por alcanzar su independencia de las potencias dominadoras y que buscan construir sociedades más justas.
Soy asiduo oyente de este programa y lo siento como un instrumento de fundamental importancia para el desarrollo de la conciencia revolucionaria del pueblo venezolano. No estoy de acuerdo con todas las opiniones que emite Vladimir Acosta, pero las entiendo siempre como intentos por contribuir con la lucha y la organización del pueblo que sigue al Presidente Chávez, y nunca como un arma empleada para mancillar la imagen del líder del proceso, o para enfrentarlo a sus seguidores. Al final de cada programa que escucho, jamás siento que hayan disminuido mi admiración por el Comandante efectivo de la Revolución Bolivariana ni la confianza que tengo en él. Más bien, me siento motivado a dedicar un poco más de mí mismo para ayudar a divulgar en mi país su incansable lucha. O sea, por más duras que hayan sido las críticas formuladas por Vladimir Acosta, solo un malintencionado podría considerar que él está tratando de erosionar el liderazgo del Comandante Hugo Chávez. Yo veo la cosa de manera muy distinta. Para mí, el Profesor Acosta es uno de los pocos que hacen aportes críticos creativos al proceso político revolucionario a través de los medios de comunicación.
En relación con las FARC, pienso que el Presidente Chávez tenía razón en pedirles que liberaran a todos sus prisioneros sin condiciones. No es que debamos olvidar que el gobierno narcoparamilitar de Álvaro Uribe tiene miles de luchadores revolucionarios en sus prisiones, sino que el hecho de que las FARC mantengan a prisioneros en su poder por tanto tiempo (especialmente en relación con los civiles) concretamente para nada contribuye con la lucha para rescatar a los revolucionarios detenidos por el régimen uribista. Puedo entender que el Presidente Chávez, a lo mejor, debiese expresarse como haciéndoles un pedido a las FARC y no como si les estuviese pasando una exigencia. Estoy de acuerdo, la forma también es importante, pero mucho más importante en este caso es la esencia misma de la cuestión.
En cuanto al comportamiento del PCV, lo que debería contar es como se comportan los dirigentes del PCV actual y no del PCV de Teodoro Petkoff, Pompeyo Márquez u otros dinosaurios. La participación del PCV en la manifestación anti-Uribe, quizás pudiera perjudicar la estrategia pensada por el Comandante Chávez para sus relaciones con el gobierno de Colombia, pero hay que reconocer que a él le cabe parte de la responsabilidad puesto que se dejó llevar por la bronca (plenamente justificada, dígase) a la hora de atacar al enemigo y, después, ha exagerado en el lenguaje fraternal a la hora de rehacer vínculos estatales necesarios. Claro, todos entendemos que el Comandante Chávez no puede actuar a las ligeras y dejar que los planes guerreristas del imperio y de las oligarquías colombianas y venezolanas se impongan. Por eso, convendría dejar a un lado los ataques personales que hacen más difícil la comprensión del pueblo para la necesidad de aceptar una política destinada a aliviar tensiones. No es fácil ver que el bandido de ayer se transforme en "el hermano" de hoy. Hay que reconocer que Uribe ha sido más hábil en este aspecto, ya que dirige su odio furibundo a la Revolución Bolivariana y a su Comandante sin aparentar estar haciendo ataques personales.
La críticas formuladas al gobierno por Vladimir Acosta me parecen diferentes de las que veo venir de otras fuentes hasta hace poco vinculadas al gobierno. Es el caso, por ejemplo, de Vladimir Villegas. Lo que siento al leer o escuchar las críticas de Vladimir Villegas es que, para él, Chávez va mal por no atender suficientemente los intereses de los sectores de oposición al proceso revolucionario. Su programa en compañía de una notoria representante de la derecha mediática me hace recordar el programa que tenían juntos José Miguel Vivanco y Otto Reich en CNN, en el cual Vivanco se hacía pasar por el progresista de izquierda en contraposición al derechista Otto Reich. Creo que ya no queda ninguna duda de que los dos son harina del mismo saco, con diferencias tan solo de estilo. Ojalá Villegas no venga a ser un nuevo Vivanco. Cuando Villegas reacciona fuertemente contra José Sant Roz por las críticas hechas por este a Vladimir Acosta y al PCV, lo que siento es que quiere aprovecharse de la situación para martillar a un adversario que, con igual equivocación pero de sentido contrario, cuestiona su predisposición a considerar que los representantes de la derecha dicen la verdad en relación con el asesinato del estudiante en la ULA, antes de que cualquier resultado del análisis criminalístico sea conocido.
Resumiendo las cosas, considero al Comandante Hugo Chávez el principal líder revolucionario de la actualidad, el gran responsable por el hecho de que el socialismo haya vuelto a ser tema de discusión para las fuerzas progresistas del planeta. Sin embargo, Chávez no es infalible y, por lo tanto, no está exento de críticas. Vladimir Acosta es un gran defensor del proceso revolucionario bolivariano y sus críticas están dirigidas a profundizar el proceso revolucionario y no a revertirlo. Pero, también puede y debe ser sometido a críticas.
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