En los últimos días, se ha intensificado las campañas de mentiras y manipulaciones por parte de los medios escritos y audiovisuales que desde hace más de diez años, han colocado especial interés por salir de Chávez. El número de mentiras y de manipulaciones ya son infinitas y pinocho ya no sirve para representarlos porque no hay madera para ponerle la nariz que cada mentiroso se merece. Lo insólito es que con esta dictadura, las mentiras y manipulaciones crecen geométricamente y los mentirosos se pasean por el mundo denunciando las persecuciones a los opinadores y las restricciones que el régimen hace a la libertad de expresión.
Chávez, hace algunos meses soltó una idea sobre este asunto, cuando planteó que todo este tipo de cloaca había que dejarlas funcionar. En esto tuvo y tiene razón Chávez. La sociedad venezolana debe disponer de un sistema para canalizar toda esta miseria de hombres y mujeres, que con apariencia y status de intelectuales y académicos, se comportan muy miserablemente y sin ningún respecto por lo que representa o intenta representar.
El problema de las inhabilitaciones posiblemente no sea el caso más apropiado para utilizarlo como ejemplo de esta larga lista de mentiras y manipulaciones, pero es el más reciente. No ves a ningún académico, intelectual y político asumir una postura contra un hecho (la corrupción) que produjo el derrumbe de la IV República. No ves nada de eso en ese mundo; muy por el contrario, se logra percibir una total coincidencia de “ideas” entre ese grupo, los políticos y los medios que mantienen esa política. No importa la corrupción, interesa estar contra Chávez y si hay que codearse con los corruptos para estar contra Chávez, no hay valor que valga.
En esta campaña de mentiras y manipulaciones, la culpa o responsabilidades mayores las tienen los que manejan el garrote. Los opinadores y redactores de mentiras son simples instrumentos de ese poder que puja por la salida de Chávez. Los medios tienen ese interés y cuentan con el concurso de los payasos, pero consciente de este hecho; el gobierno debe y tiene la responsabilidad de profundizar una política comunicacional y hacerla más activa y efectiva. Por ahora, esa política ha sido reactiva o va respondiendo a las mentiras y manipulaciones que se construye desde los diferentes medios. Así, no hay posibilidad de ganar esta guerra.
APORREA, La Hojilla, Dando y Dando, Los Papeles de Mandinga, los “Contacto con la Realidad” y la página Web Globoterror por ejemplo, son muy buenos programas o alternativas para desmontar esas mentiras, pero tienen las desventajas de ser reactivos.
¿Existe alguna alternativa para enfrentar más activamente las campañas de mentiras y manipulaciones que se organizan desde los medios?
No es fácil encontrar una alternativa, porque siempre está de por medio saltarse los principios. El caso de la supuesta autorización que dio Chávez al gobierno ruso para instalar una base militar y el caso cuando Globovisión utilizó una imagen de Chávez para asociarlo con el consumo de cocaína, son particularmente dos casos emblemáticos de esa guerra mediática. En una guerra como esta, no parece muy prudente ir siempre a la defensiva. La situación puede estar recomendando la necesidad de tomar consciencia de la guerra y su sentido y preparar en consecuencia, una política más o menos en sintonía con el argumento de lo es igual no es trampa.
No dispongo de una opción para ir a la ofensiva, sin embargo en ese esfuerzo por responder a esa política, vino a mi memoria, el procedimiento que aplicaban los maestros en la escuela en la década de los sesentas. En la escuela en ese tiempo, cuando uno obviaba u omitía una regla ortográfica, la maestra le exigía realizar varias planas como castigo. El objetivo era dominar la regla escribiendo el error y la palabra correcta cientos de veces. Si uno escribía “Conbate” en vez de combate; la profesora le mandaba a llenar tres o cuatro páginas de un cuaderno con las siguientes frases: “Combate lleva una “m” antes de la B”. “La manera correcta de escribirla es así: Combate.
Apliquémosles una de plana a los medios y cuando pongan a circular una mentira, rápidamente se organiza una especie de “cadenita” en ese medio con el objeto de colocar al mentiroso y manipulador con sonido agregado (hay tecnología para eso) a reconocer que mintió y manipulo. Seguidamente, un funcionario responsable de la misión “combate a la mentira y manipulación”, procederá a desmontar la manipulación y a explicar las razones de esa práctica.
El funcionario se tomará su tiempo para analizar en detalle la manipulación y mentira. Se entiende que la cadena es una prerrogativa del gobierno y su uso, dependerá de la cantidad de mentiras y manipulaciones que produzca el canal. Mientras más mentiras y manipulaciones se produzcan, más “cadenitas” se colocaran en pantalla de ese canal.
evaristomarcano@cantv.net