Que me perdonen los compañeros de Aporrea.
Compañeros que como todos sabemos trabajan con las uñas...
Que lograron un espacio en la Web para todos los revolucionarios sin ningún tipo de exclusiones.
Todos tenemos cabida, sin censura a la luz del sol y de la propia luna.
Lo que ellos intentan gallardamente...
Nosotros lo estamos convirtiendo en un guarida de puras intrigas cargadas de lamentables descréditos de tutti mundi, con el escudo y que revolucionario, de la crítica constructiva.
¡¡No me crean!!
Sólo visiten Aporrea en su archivo y viajen hacia el 2003 y el 2004 y comprobarán que los escritos en su mayoría eran leídos casi 1000 veces, hoy no pasan de 200, y algunos en 400.
Los que llegan a la cifra de otrora los contamos con los dedos.
Grandes columnistas que poco a poco se han alejado, y si algunos piensan que es por desencanto de nuestra revolución, les diré que en su mayoría renunciaron por nuestra culpa.
Será que sin desearlo, nos convertimos en opositores light...
Y pasamos a formar la misma cola del Universal, Nacional, Tal Cual, País, Globoterror, etc, etc.
¿Será que desconocemos que estamos en plena campaña electoral?
Nos hemos convertido con el tiempo en estúpidos profesionales...
de desalentadores de la tropa.
La columna de opinión, se ha colmado de réplicas y contra réplicas entre otras cosas sin sentido.
Seguramente con mi reflexión, saldrán al paso alguna de ellas.
Algunas hasta con palabras exquisitas que yo no poseo... por mi léxico reducido.
Es que yo sólo soy un combatiente...
Y Ernesto me enseñó, que cuando tengo que mandar a alguien pa` la mierda, lo haga mano a mano y no delante de todos los compañeros, por algo que llaman honor.
Sólo les diré, recordando a un carpintero sin igual, que tenía la exquisita manera de tallar hombres con sus manos, por los lados de Galilea y Nazaret...
“El que esté libre de pecados que lance la primera piedra”
Deseo hacer un llamado a todos mis compañeros que escriben en Aporrea...
Me gustaría que cada uno de nosotros escribiera un exquisito artículo en positivo, y resaltara con su humilde pluma algún hecho excepcional de nuestra revolución.
Seguramente ustedes saben como hacerlo...
Pero me tomaré el atrevimiento de invitarlos....
Paréense media hora en el medio del majestuoso puente sobre el Orinoco, aspiren el aire puro de nuestro río, y entre la incredulidad de dudar que la mano del hombre haya hecho tan majestuosa obra, sin notarlo, les llegará la inspiración...
O montéense en nuestro tren del Tuy...
Pero no el que va hacia el trabajo...
Mejor en el de regreso a casa, para que observen el sudor de los obreros, después de la dura faena, que cargarán la alegría de llegar mucho más rápido al abrazo de sus hijos, gracias a un estúpido tren que inventó mi comandante...
O mejor los invito a pasar un fin de semana para que vayamos a Higuerote...
“Ojo”, pero no para la playa, visitemos el “Manantial de Sueños” donde rescatamos a un puñado de indigentes y adictos, que tienen el legítimo derecho de una segunda oportunidad.
Seguramente el siguiente lunes regresaremos repotenciados, y mandaremos para el carajo todos juntos... a la oligarquía explotadora.
(...) En el día de ayer me visitó un viejo amigo a mi oficina de trabajo...
Tiene problemas con su corazón, lo atendieron en nuestro Hospital Universitario pero él se sintió como si estuviera en Houston con los gringos, pero con la diferencia que allá le cobrarían y como es un pobre limpio como yo lo dejarían morir, o de ñapa preso por indocumentado... acá todo es gratis, hasta el abrazo solidario es gratis, aquel que le dice que no se preocupe... que seguramente sanará.
“Me atendieron del carajo” me dijo.
“Me extraña que me digas eso” le contesté...
Tú eres de los que dicen: Que esta cosa que llaman socialismo... no sirve.
HASTA LA VICTORIA SIEMPRE