A verdadero paso de vencedoras y vencedores avanza la constitución del Consejo Nacional de Comunicadoras y Comunicadores Socialistas. Enriquecedores al máximo, han sido hasta ahora los encuentros. Diversos escenarios quedan ya como fieles testigos de lo que con todo acierto algunos hombres y mujeres del universo criollo dentro del hecho comunicacional, han catalogado como un verdadero hito histórico.
Variadas son las metas a alcanzar por quienes han decidido trabajar en función de la unidad. La más clara de ellas, es impulsar con rigor y decisión desde la red informativa el nacimiento definitivo del socialismo que decidimos darnos dentro del siglo que corre.
Ubicar con justicia el papel que dentro de ese ámbito han jugado, juegan y jugarán los y las combatientes del periodismo comunitario o alternativo, se afianza igualmente como uno de los grandes objetivos. La historia, recia como es, se dirige a demoler de una vez por todas el oprobioso muro que durante décadas enteras dividió a los y las trabajadoras de la información entre “graduados” y “no graduados”; “académicos” y “piratas” o “egresados” y “no egresados” de reconocidas universidades. El ambiente parece ser favorable. En ese sentido, se reconocerá sin mezquindad de ningún tipo el esfuerzo que por igual han desplegado mujeres y hombres en pro del nacimiento de una nueva era, teniendo como palanca la trinchera de las noticias.
Cabe destacar acá la infaltable presencia en los citados encuentros, de personajillos siempre identificados por la cobardía, el oportunismo, la doble cara y el recular. Se trata de seres que dentro del mundo del Periodismo, persiguieron desde los miserables centros de poder que ocuparon, a quienes –incluyendo estudiantes de Comunicación Social- por alguna causa no presentaban licencia o título universitario no obstante demostrar con la praxis diaria, capacidad y responsabilidad hasta de mayor valía que sus cancerberos de turno. Frescos están los recuerdos y las humillaciones que en esa dirección, significaron desde el desprestigio moral y profesional hasta el despido de los lugares de trabajo de quienes tuvieron la desgracia de caer en sus garras. Las heridas e incluso las secuelas de tan aberrantes prácticas diseñadas y ejecutadas dentro de lo que fueron los designios de la cuarta república a la que sirvieron con inocultable fervor, aún hoy causan daño en casos muy particulares.
No obstante, la historia –siempre la historia- terminó por pasarles factura. Les demuestra que siempre estuvieron errados y erradas. Y les demuestra incluso, que no hay espacio para los rencores porque –repetimos- les permite exhibir sus desvergonzadas humanidades en los escenarios de tan importante debate, donde hasta se atreven ahora a mostrarse cual pioneros y pioneras de esta causa a la que hasta hace poco intentaron defenestrar. En todo caso, bienvenidos y bienvenidas. En este Congreso de Comunicadoras y Comunicadores Socialistas cabemos todos, aunque no sean precisamente ustedes, asaltantes de los mejores ángulos en fotografías y cámaras de televisión, quienes merezcan estar en primera fila. De ello, también se encargará –en su adecuada ocasión- la ya aludida e implacable historia.
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