Seguramente habrá quienes desde sus posiciones cómodas y poco analíticas salgan a refutar la tesis del rescate del gremio, argumentando que se trata de una estructura de la IV República, para lucir el discurso que muchos pronuncian por estar de moda, pero no porque realmente lo sienten; así como son muchos los que se calan sus camisas rojas rojitas, aunque eso les queme la piel, pero para aparentar vale. Y es que a veces se nos agota la capacidad de asombro cuando oímos y presenciamos esos discursos tan superfluos, que no salen del alma, sino de la maniobra para cuidar un cargo o aspirar a una posición. Menos mal que el pueblo no es gafo y sabe distinguir la iguana del camaleón. El pueblo ha aprendido mucho en estos diez años, durante los cuales ha tenido a través del espectro radioeléctrico y de la imagen a un docente a tiempo completo, que le ha enseñado a decodificar los mensajes de la perversa industria de la cultura burguesa, a leer entre líneas, a escuchar y oír radio y a ver TV, de allí el fracaso de quienes pretenden reeditar en Venezuela el libreto de Ruanda y la “Operación Peter Pan” de Cuba. Esa enseñanza, aunque nos tilden de rendir culto a la personalidad se la debemos al Comandante Hugo Rafael Chávez Frías, que ha hecho de la misión de gobernar más allá de su compromiso ejecutivo, la de educar y, como el Ché Guevara, ha dado ejemplo, para que aprendamos a trochar el camino que nos conduzca desde el mundo de la necesidad al mundo de la libertad. Por eso el pueblo cree en este líder, pero rechaza a los “igualadores” que únicamente utilizan el verbo y el trapo rojo, pero en su alma, todavía reina el vacilo del capitalismo, que no les permite diferenciar entre mercancía y producción social. Todavía no anidan en su alma la solidaridad y tienen como paradigma, el tener antes que el ser. No somos puros, porque es imposible, pero los años de lucha nos han enseñado a apreciar las cosas buenas y a criticar los errores, no andamos forrados en rojo, lo usamos ocasionalmente por aquello de que donde hubo fuego cenizas quedan. No podemos olvidar aquellos años cuando llevábamos las camisas rojas y las boinas, no como indumentaria para llamar la atención, sino como un reto, como un grito de rebeldía y de dignidad, al tiempo que en nuestro corazón vibraban los acordes del Bella Chao, Caracas la Roja, el Cuarto Regimiento y otras tantas canciones, que nos servían de estímulo en la difícil tarea de mantenernos en la pelea sin caer en manos de la hienas de los gobiernos de la IV República, que allí si que no había libertad de ningún tipo, y los rojos, solo teníamos el “derechito”, como dijo el panita Alí, Derechito al calabozo, derechito pal' cuartel, derechito pal' T.O y derechito al amañado juicio militar, donde no había abogado que valiera. Hoy más que nunca reafirmamos esos principios y esa rebeldía, pero rebeldía al fin para no decir amén a todo, porque eso si hace daño al proceso y no la crítica y la autocrítica que es un látigo necesario.
Dentro de
los errores que hemos cometido en este momento histórico, está el
haber copiado el libreto de la oposición frente a las elecciones del
CNP. Hicimos lo mismo que la oposición cuando las elecciones para parlamentarios.
Llamamos a la abstención a no participar. ¿Quien fue el brillante
estratega? Habrá que esperar que la historia lo juzgue. Porque ciertamente
los periodistas que en los 60 hicimos marchas, presionamos, vetamos
parlamentarios, manifestamos en cada 27 de Junio, pidiendo la Ley para
sustentar la colegiación, vemos al Colegio Nacional de Periodistas
como una institución fruto de nuestras luchas y por eso no podemos
aplaudir epítetos de algunos camaradas, que sin consciencia y sin ningún
motivo se refieren al CNP, como “Colegio Nacional de Palangristas”.
Los periodistas de izquierda en aquellos tiempos, liderados por
los profesores Eleazar Díaz Rangel, Hector Mujica, Federico Alvarez,
Ana Luisa Lllovera y otros tantos insignes y respetables luchadores,
ejemplares profesionales de la comunicación social, pateamos calles
para construir ese gremio como genuina trinchera de la dignidad del
periodista venezolano. El hecho de, no implica que. El que por ese error
que cometimos de no participar en el proceso electoral, haya caído
en manos de personas poco idóneas que lo están utilizando para defender
los intereses de patronos y del golpismo, no significa que tengamos
que destruirlo; porque se trata de una conquista de un movimiento social
revolucionario que quíerase o no sembró las primeras semillas que
dieron origen a esta revolución.
El Colegio
Nacional de Periodistas, es una institución a través del cual libramos
batallas, contra la represión, contra los vende patria, contra las
desapariciones forzosas y sentamos cátedra como gremio en defensa no
solo de los intereses de los periodistas, sino de la comunidad. Las
denuncias oportunas y certeras del CNP libró a muchos compatriotas
de ser víctimas de injusticias o de ir a parar a una fosa común. Por
eso quienes somos fundadores de tan digna institución rechazamos
las descalificaciones contra esta figura jurídica que tenemos que rescatar.
Debe ser una tarea de los periodistas revolucionarios, lograr la actualización
de la Ley de Ejercicio y ponerla a tono con la realidad que vivimos,
una Ley de Ejercicio de la Comunicación que ampare a todos los comunicadores
sociales y rescatar al CNP como gremio histórico, actualmente en manos
de una dirigencia que no tiene el apoyo ni siquiera del 20 por ciento
de los profesionales que agrupa. Vamos a despertar, vamos a corregir
errores y a poner al servicio de la patria y de la dignidad profesional
como debe ser el Colegio Nacional de Periodistas, un ente para la defensa
de la dignidad y soberanía nacional.
*Periodista CNP 2414