Los medios y el proyecto Bolivariano

La lucha supone a futuro, la posibilidad de construirle viabilidad a uno de los proyectos que pujan por imponerse en Venezuela. Se puede imponer un proyecto en todas sus dimensiones o puede negociarse políticamente su alcance. La probabilidad de que sea el proyecto Bolivariano o el proyecto neoliberal vendido a los EEUU, dependerá fundamentalmente del poder político (fuerza) que tengan los actores impulsores de cada grupo. Si el proyecto Bolivariano no tiene la suficiente fuerza política (PODER), eso obligaría a establecer condiciones y el socialismo del siglo XXI podrá terminar siendo un capitalismo de estado.

Ese poder no es únicamente votos. Eso es importante, pero más importante que eso, es disponer de una fortaleza ideológica que le coloque a esos votos alma y corazón. Eso está aparentemente claro y no estoy aportando nada; simplemente coloco una situación que ha estado planteándose desde hace mucho tiempo, pero es la única vacuna disponible para enfrentar las agresiones y obstáculos que permanentemente le tratan de imponer al ideal bolivariano.

Se tiene claramente demarcado las cartas que utiliza la oposición y muchas de ellas no son democráticas. Ahí están todas las solidaridades que se presentaron con el golpe de Honduras y están también el silencio y las declaraciones que ofrecen personeros de la oposición y los medios que los gobiernan sobre la instalación de nuevas bases militares en Colombia. No hay duda que están dispuesto a venir con todo y si esos son los escenarios que intentan construir para darle viabilidad a su proyecto neoliberal y entregar el país; la pregunta que tenemos que hacernos y respondernos es: ¿Esperamos que se ejecute en Venezuela la opción Honduras? ¿Las nuevas bases en Colombia y la posible invasión son acontecimientos nuevos o una posibilidad a futuro?

La invasión está en curso desde hace mucho tiempo y ella se realiza con un arma que es mucho más poderosa que la capacidad de destrucción que pueda estar concentrado en aviones súper modernos, tanques, flotas, submarinos y otros equipos militares sofisticados. Cuando leemos a Simón Alberto Consalvi gozar, celebrar y tirar cohete por las nuevas bases militares en Colombia, la preocupación y la rabia debe ser muy grande porque hay que ser bien mierda para que un venezolano, independientemente de su posición política aplauda y goce esta política. Esa rabia sin embargo, es de alguna manera comprensible y entendible, porque Simón Alberto Consalvi es lo que realmente es y no puede esperarse de él una postura distinta. Esa rabia entonces tiene su manera de canalizarse.

Oír en la cola de los abastos o en la de los bancos a personas, que por el monto de sus retiro, uno sabe que tienen mucho que perder con la instalación del proyecto neoliberal en Venezuela y sentirlo solidarios con el golpe en Honduras y las bases militares en Colombia, es otra cosa. En este caso, la rabia calienta más la sangre y el corazón entra en una de taquicardia acelerada. Comprende uno entonces la capacidad de exterminio del arma poderosa que tienen y llega a uno comprender también el asunto desde esta perspectiva: Ellos o Nosotros. No hay ahora motivo ni razón para permitirnos fallar cuando se tiene la posibilidad de destruirle parte de su poderoso parque de destrucción e invasión que adelantan y que está bastante avanzado porque ha ocupado espacio en el consciente e inconsciente de los venezolanos. Es la dinámica de la guerra; así actúan ellos y eso obliga a los líderes de este proceso actuar con toda la fuerza legal política posible. Hoy más que nunca se hace necesario y vital un partido revolucionario con la voluntad puesta en un Objetivo: acumular fuerza social y poder político.

La posibilidad de consolidación de uno de los dos proyectos definitivamente dependerá de muchos factores, pero el control (bajo el imperio y mandato de la Ley) del arma letal, es simple y sencillamente estratégico. No hay que adornar esta situación camuflándola con otros términos. Así como Simón Alberto Consalvi, Alberto Quiroz Corradi (entre muchos) se lanzan clara y abiertamente por una salida inconstitucional y gozan de plena libertad, de este lado, se debe tener plena consciencia que esta lucha no es un juego de metras, sino un proceso que tiene como fondo y como objetivo, permitirnos que Venezuela sea un país independiente, soberano y de clara responsabilidad con las necesidades de las mayorías.

Disminuir el poder y el alcance del arma que poseen es un objetivo importante y estratégico que no debe negociarse, porque en esa disminución está el futuro y vida del Proyecto Bolivariano. Esto es parte de lo esencial en estos momentos y ello tiene que complementarse con una política popular vertical y digna. Así, efectivamente se tendrá la oportunidad de acumular poder para “golpear bien fuerte a quien desde siempre golpea y golpea”.

evaristomarcano@cantv.net


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Evaristo Marcano Marín


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