Tengo entendido que al padre de Hamlet lo envenaron por el oído. Terrible es la palabra del malediciente que hasta mata o como a Otelo, enloquece. Todo a puro palabrazo limpio. Así se desarrolló nuestra ultima semana, memorable para el chisme y la conspiración político.
El programa instalado es sencillo: escucho, informo. Face Book de gafos. El ladrido, activa la voracidad e insidia y produce amplificación. Un amigo destacado en estos menesteres insinúa, sopla: ¿viste, otro apagón, un mes después del anterior y en la misma fecha y hora: casualidad ¿.
Este es un reconocido y antiguo sistema para desestabilizar, obvio, tonto, pero eficaz y de fácil uso. Lo inventaron los encuestólogos, disparan un chisme, sueñan datos, anuncian tendencias, y crean ambiente de angustia. Solución encuesta. Mesa servida, algún banco o financiera, la pagará. Inventan resultados y confirman el chisme y hacen afectiva su tesis. Esta baratija rueda entre avispados capitanes de la intriga, que se conectaran con crédulos y una que otra doñita ensortijada y el asunto cunde y enceguece y enardece y agita, hasta perder el sueño.
Cómo combatir esta conspiración de bobos: con manejo de fuentes variadas y verificables y sin duda, con discusión entre iguales o desiguales, lo cual resulta mejor. Sobre todo evitar la prensa y vacunarse contra la TV, reirse de los especialistas e invitados gritones y hasta pseudo psiquiatras; guillo, son peligrosísimos; mensaje de texto: oir boludos es dañino para la salud.
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