Agosto fue un mes caliente a pesar del período vacacional. Septiembre promete seguir siéndolo, aun en sus inicios. Muy movido por cierto. Las marchas van y vienen. Las concentraciones están a la orden del día. A la oposición no le bastó con el papelón local que viene protagonizando. Sus seguidores, en verdad, están desmotivados o desencantados. Sus propuestas siguen sin convencer y la multiplicidad de su vocería no logra el arrastre de las masas.
El 27-A, la Asamblea Nacional aprobó la nueva Ley Orgánica de Educación. La oposición dijo: "Tenemos el ariete para mover a nuestra gente".
Pero, vacaciones de por medio, el "No a la LOE" se difuminó rápidamente. No cuajó. Hubo más destrozos a los bienes públicos. Se ordenan algunas detenciones. Los voceros de la llamada Mesa Unitaria, muy irritada y de manera obcecada, llaman a una nueva marcha con la manida frase "Por la libertad y los presos políticos".
El Presidente sale en una gira el 30 de agosto que lo conduciría durante 14 días a Libia, Argelia, Irán, Siria, Bielorrusia y Rusia, a la suscripción y renovación de una serie de acuerdos bilaterales. Llega a Venecia para asistir a la 66ª edición del Festival Internacional de Cine.
Allí Oliver Stone presentaría, fuera de competencia, su documental "Al Sur de la frontera", donde el Presidente ocupa el rol estelar. Después de la proyección, los medios privados señalaron con pesar: "El presidente Chávez sigue siendo hoy noticia en el mundo".
Como preludio a ello, la descocada oposición venezolana promovió el 4-S, con bombos y platillos y con la estridencia característica de Globovisión, una "Protesta Mundial contra Hugo Chávez", que hace coincidir no sólo con la gira del Presidente, sino con su propia marcha del 5/9. "Habrá una masiva condena mundial al totalitarismo y comunismo que representa el gobierno de Chávez", alardeaban.
Las imágenes no engañan y eso ocurrió con tal protesta. Las reseñas hechas por el canal bandera de la oposición daban pena. País tras país, entre cinco, 10, 20 y un escaso centenar de personas reflejaban el fracaso de la convocatoria hecha por Facebook, Twitter y correo electrónico. En fin, una vez más lo virtual no funcionó. La oposición y su mediación mediática se cocinó en su propia salsa.
Periodista/Prof. universitaria