Sobre Cuba se podrán decir muchas cosas: buenas, regulares y malas; a la vez, estoy seguro que casi nadie objetará que Cuba disfruta de un gobierno y un pueblo solidario.
La solidaridad, la cooperación y la hermandad entre pueblos, gobiernos y naciones, es un valor incalculable que cada día será más apreciado en el planeta, sobre todo hoy, cuando nos aproximamos, por diversas razones, a tiempos muy difíciles en los que sólo la solidaridad humana podrá salvarnos. El 2012, lleno de misterios, podría evidenciarlo.
La solidaridad del gobierno y el pueblo cubano, son vivos paradigmas de lo que el Che y Fidel han dejado como herencia imperecedera a la Humanidad. Son expresión de aquello que aprendimos en nuestra primera juventud: El Internacionalismo Proletario. Ningún continente ha dejado de recibir, por vía directa o indirecta, la ayuda amistosa del pueblo cubano. Siendo fieles seguidores del pensamiento y la palabra enaltecedora del apóstol José Martí, han sido capaces de demostrarle al mundo que lo importante no es sólo compartir lo que nos sobra sino, sobre todo, ofrendar a otros lo poco que tenemos.
Es muy fácil dar limosnas y migajas a los demás cuando lo poseemos todo; cuando la opulencia o la abundancia nos obligan, hasta por pena o por sentimientos de culpa, por evasión de impuestos o “filantropía” publicitaria, a darle a los demás lo que no nos duele, ni nos hace falta. La gracia está, en ser capaz de desprenderse hasta de lo que necesitamos, conscientes que garantizarle vida y felicidad a los demás, es la garantía de nuestra propia alegría y sobrevivencia. Es bueno tener presente siempre, que el amor incondicional nos invita a dar a los demás, incluso, más allá de nuestras posibilidades. Que la más profunda entrega de amor está simbolizada en Jesús crucificado. Que el sacrificio y la renuncia total, a favor de la lucha y la defensa de las causas justas, tarde o temprano dará sus frutos. Que lo bueno se hace esperar. Y que está llegando ese día.
Por eso, el gobierno y el pueblo cubano, con sus legiones de hermosos seres de luz que han venido a Venezuela, para impulsar y fortalecer programas agroalimentarios, proyectos energéticos y deportivos y, sobre todo, en el área de la salud comunitaria a través de la Misión Barrio Adentro, son vivos ejemplos de los elevados niveles de conciencia y de solidaridad humana alcanzada por el hermano pueblo de Cuba.
Agradecidos estamos por estos gestos de hermandad en los que se han beneficiado millones de compatriotas. Muy agradecidos, además, del esfuerzo científico y espiritual y del empeño por salvar la vida de nuestro querido Presidente. No tendremos nunca como pagarles lo que día a día nos entregan como parte de un convenio que trasciende la formalidad política e institucional, para hacerse vigente, animados por los sueños, ideales y esperanzas de ver, sentir y vivir en un mundo donde el amor y la solidaridad, a nuestros semejantes, sea el denominador común de la convivencia humana.
No hay dudas que muchos éxitos alcanzados, bajo el liderazgo del Presidente Chávez, se lo debemos en buena medida a la solidaridad del gobierno y del pueblo de Cuba.
Inspirado en estas reflexiones, pensando en el Presidente y en su decisión de poner su vida en manos de los médicos cubanos y del amor que le profesan en esas tierras, ayer, cuando llegué retrasado a mis terapias en el SRI de Cordero y vi sonreír al pueblo cubano, a través de Yumy, decidí escribir para agradecerle su fraternal sonrisa ¡Gracias!
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