He venido intentando evidenciar a través del desarrollo secuencial de mis artículos, la estructura interna de la revolución. A cada intento democratizador político, ético, social y económico, se actualizan los sistemas de interés, de resistencia al intento de cambio. Resistencias que a fin de cuentas no son sino las condiciones de las circunstancias que vivimos e intentamos cambiar.
He dicho que el enemigo u opositor, (es decir la inercia estructural de hábitos y creencias, la condición y arrastre del pasado que intentamos cambiar, superar), tiene iguales o mayores ventajas que nosotros.
Porque de su parte está la capacidad y experiencia de haber tenido en sus manos el poder político y comunicacional. Porque no tiene reparos morales, (frente a la nueva sensibilidad que intenta expresarse, abrirse camino), y si, un solo sistemas de intereses, un tropismo común que le da unidad de dirección al actuar.
Y hoy, lamentablemente, una serie de secuestros y asesinatos en cadena de niños, madres con sus hijas, empresarios, viene a ponerle carne, músculos y nervios, a esa estructura o esqueleto abstracto que intentaba hacer evidente. Se sospecha que hay paramilitares, policía corrupta y empresarios implicados en los hechos. Pero más allá de lo que termine resultando, hay cosas que son evidentes.
En primer lugar, si no hay una conexión directa evidente, un plan de fondo, una estrecha trama de intereses e intenciones tras todo esto, si hay sin embargo una estructuralidad y conectiva tácita, que pone en evidencia las condiciones, la organización social que nos toca vivir.
Luego está el uso que hacen los medios de comunicación y los partidos políticos de estos hechos de dolor colectivo. Lanzándose como buitres al acecho sobre la carroña, para hacer un festín.
Planificando formas de sacarle provecho, infiltrándose en las manifestaciones espontáneas populares con pancartas ya preparadas. Sicarios contratados para generar violencia y cámaras listas a filmarlo todo para hacer sentir que el Apocalipsis está cercano. Que todas las intenciones de un mundo mejor, no son sino ingenuidades aplastadas por “la realidad”.
En artículos anteriores también intenté dejar en claro que hoy tenemos a la vista una inevitable globalización de intereses dentro de un modelo cerrado económico, es decir de recursos agotables.
Detrás de los acontecimientos que presenciamos en el mundo hay una línea directriz clara, una intención y una idea estratégica simple y precisa. Los recursos son agotables. Si dividimos los recursos disponibles entre el número de seres humanos, nos da “x” años.
Por tanto si pretendemos seguir evolucionando, por lo cual entendemos superación de la calidad de vida, (como sea que la concibamos), o cuando menos sostenerla, tenemos que asegurarnos esos recursos. Como nación en primera instancia, pero como clase privilegiada en última reducción.
Si lo ponemos en esta perspectiva estamos hablando nada menos que de supervivencia. Y ya conocemos la idea zoológica de que se evoluciona por selección genética y se imponen o siguen adelante las especies mejor capacitadas, es decir las más fuertes.
Si observamos atentamente sin velar nuestra mirada con discursos grandilocuentes de lucha preventiva contra los fundamentalismos, en defensa y ampliación de la democracia, entonces quedan desnudos los intereses e intenciones de fondo tras el baile de disfraces.
Si a eso le sumamos las declaraciones de que se hace la voluntad de Dios revelada personalmente a sus elegidos, quién los juzgará al final por sus decisiones y hechos, quedará revelada una sorprendente similitud con el oscurantismo dogmático inquisitorial del Medioevo y sus hogueras, que parecía haber quedado tan atrás.
Termino de leer información de una reunión de 1995 bajo la égida de Miháil Gorbachov, el mismo de la Perestroika. Se reunieron unos 500 líderes políticos, empresariales y expertos económicos del primer mundo, para tratar la situación mundial de cara al siglo veintiuno. Parece que mi análisis del 30 % de ocupación les pareció demasiado generoso.
Para ellos habrá un 20% de capacidad de ocupar la fuerza laboral. Y respecto a qué haremos con los restantes dieron dos opciones. John Gage dice que la alternativa será comer o ser comido. Brzezinski, ex asesor polaco de Carter, fue más generoso. Opinó que ese 80% restante se resolverá con una mezcla de entretenimiento aturdidor y alimentación suficiente.
En sencillo volveremos al pan y circo de los romanos. Esas son las maravillosas alternativas que ven para nosotros nuestros preclaros líderes y pensadores. Esta línea “evolutiva” es sin duda un retroceso a la animalidad o barbarie, que lanza por la borda todas las entregas heroicas de la propia vida, de tantas y tantas personas que lucharon por una humanidad libre, generosa, solidaria, que viviera en paz y justicia.
Lucharon porque lo humano se definiera como el derecho de llegar al mundo, con el más elevado nivel de satisfacción de las necesidades que la tecnología epocal pudiera generar. Por supuesto no se referían solo a necesidades animales, de sobrevivencia.
Sino a la más elevada idea disponible del ser humano, que a mi modo de ver es a lo único que podemos llamar sinceramente civilización. Como pueden notar es totalmente opuesta a la idea de naturalizar o zoologizar la idea de lo humano.
Es una lucha irrenunciable contra todo determinismo, el verdadero motor de toda evolución. Es la idea fundamental tras toda sociedad o reunión voluntaria de seres humanos, tras toda constitución. Tras toda cesión de poder de decisión a representantes, tras todo proyecto que unifique y direccione las fuerzas colectivas.
Estos dos diferentes motores y direcciones de todo humano accionar, son los que se actualizan y enfrentan en toda encrucijada o coyuntura histórica. Si hemos evolucionado desde la época de las cavernas, es porque la fe, la intuición de que el ser humano trasciende las limitaciones que le opone su entorno natural, se ha ido abriendo lentamente camino.
Si hemos paulatinamente ganado en libertad de elección, en movilidad social, en tecnologías de comunicación y transporte que contraen las distancias y el tiempo, ha sido porque derrotamos aquél dogmatismo, rigidez, superstición idolátrica, que exponía que el universo había sido creado de una vez, completo y para siempre.
Con lo cual abrimos un espacio para la razón, un espacio trascendente a las apariencias y limitaciones que nos imponían los sentidos. Una dirección y valor al humano accionar, a la vida. Porque abrimos la posibilidad de un futuro, de un mundo mejor, de una evolución, de ir de menos a más.
Porque no aceptamos ningún fin o límite insuperable a nuestras fuerzas, sueños, capacidades latentes. Y la historia nos ha dado razón. Por sus frutos los conoceréis. Bueno, ya no vivimos en cavernas ni arrastramos de los pelos a las mujeres, tampoco las golpeamos con mazos. Ahora les regalamos flores, perfumes y joyas. Un poco de humor no hace mal a nadie, ¿no?
En escritos anteriores quedó también en claro que el modelo mental dogmático, supersticioso, idolátrico, paralizante, corresponde a una pirámide jerárquica con un superhombre en su cenit. Mientras que el del libre pensamiento, que potencia y jerarquiza las fuerzas de acción humana y le da enorme flexibilidad a sus instituciones sociales, poniéndolas a su servicio, es el modelo horizontal, de ecosistema orgánico. Que ya postulaban intuitivamente en la revolución francesa como libertad, igualdad, fraternidad, justicia.
Este enfrentamiento de fuerzas y direcciones evolutivas y retrógradas no es nada nuevo, se repite en cada coyuntura histórica en que rebrotan versiones remozadas de nihilismo, estoicismo, epicureismo, etc.
La imaginería las graficó como luchas entre Dios y el diablo, entre luz y oscuridad, entre fuego y hielo. Entre orgullo y humildad, femenino y masculino, rigidez y flexibilidad en el taoismo, donde se ejemplifica que lo tierno cede ante el viento, mientras lo rígido resiste y se quiebra.
Lo femenino es receptivo, se expande y conquista recibiendo, abarcando, incluyendo. Lo masculino confronta y vence, pero solo situacionalmente. Porque los forzamientos, la violencia y diferenciación entre partes de un sistema estructural, genera recurrencias. El único modo de equilibrar tales acciones es complementando y sintetizando diferencias.
Vistas desde esta perspectiva las actuales circunstancias, es evidente que las soluciones nacionales son un buen principio de resolución a esta problemática, porque en alguna parte o punto del espacio-tiempo han de comenzar a aplicarse y abrirse camino.
Pero son insuficientes porque avanzamos hacia una civilización planetaria donde una de ambas direcciones ha de predominar definitivamente. Ha de haber una dirección particular del humano accionar que resulte una respuesta equilibradora y superadora de lo involutivo y retrógrado.
Y esa dirección ha de dar testimonio de su efectividad abriéndose camino, resonando en la sensibilidad humana, siendo deseada y aceptada como superadora de todo lo anterior, sin necesidad de imposición ni chantajes.
Esa dirección de acción ha de ser potenciadora de todo lo mejor del ser humano, ha de ser un salto evolutivo que deje atrás, muriendo por desatención, lo ya agotado y superado. Ha de ser el renacer y el alegre reconocimiento de lo esencial de la historia humana. Ha de ser el verdadero reconocimiento del ser humano y su triunfo definitivo.
En todos mis artículos anteriores he hablado de las misiones bolivarianas, como respuesta profundizadora de la revolución contra cada embate autoritario. He dicho que a Cuba cupo el heroico privilegio de ser el laboratorio de resistencia inicial.
Paradójicamente gracias a ese cerco económico, allí pudo desarrollarse la exploración de diferentes posibilidades de la organización social. Por eso Cuba respalda y posibilita cada una de las misiones bolivarianas. Por eso la revolución bolivariana avanza a pasos gigantescos o de vencedor, como allá decimos. Por eso compartimos solidariamente nuestros recursos.
Hoy las misiones trascienden las fronteras como ayuda fraternal y solidaria entre pueblos. No se hacen diferencias entre etnias y clases. Ya hay tratativas a nivel diplomático para llevar las misiones de alfabetización y medicina social a los pueblos de Africa.
También hay un plan de alfabetización continental simultánea, que se presentará a los presidentes este mismo año, en próxima reunión en Uruguay. Es acción solidaria humanizante. Pretende eliminar el abismo entre clases, nivelar la sociedad en una situación de vida decente, que no haga que nos avergoncemos y miremos a otro lado, que sane las profundas heridas.
Por la fuerza de los hechos, por el imperio de las circunstancias en que nos encontramos envueltos inevitablemente, antes o después habremos de elegir que dirección tomar, la de humanidad o barbarie. La de enterrar nuestra conciencia como las avestruces, o la de abrir el corazón y las manos generosamente para que podamos nuevamente mirar a los ojos a nuestros hermanos.
Una dirección creciente y expansiva está naciendo, abre tu corazón para que puedas sentir su alegría y entusiasmo, para que puedas ver su creatividad multiplicativa, para que puedas participar y crecer dentro de ella. Otra se agota, muere entre espasmos de desesperación, la oscuridad comienza a cubrir generosamente su vergüenza, que es nuestra vergüenza.
No hay mucho que preguntar ni demasiadas excusas que dar. Lo que estamos eligiendo es ser fieles o traidores a lo que sabemos es correcto y digno. No hay postergación posible ni intereses secundarios a que aludir. Mañana puede ser demasiado tarde.
Tu corazón, tu conciencia te dirá sin dudas lo que es apropiado. La decisión te aliviará de un agobiante peso que tal vez por habitual ya no reconoces. Tu cuerpo te lo agradecerá enormemente. Tu mirada iluminada y transparente nuevamente, tu sonrisa amplia y confiada, darán testimonio de que dirección has elegido.
¡Por la vida y hasta la victoria siempre!
michelbalivo@yahoo.com.ar