Cuando a fuerza de estudio y experiencia atenta y sensible, penetramos la compleja y densa atmósfera de intereses e intenciones, vestidas de superestructuras intelectuales e ideologías, quedan desnudas ante la mirada a nivel de simples hechos, solo dos direcciones posibles de acción. Una de ellas es la de competencia, en la cual necesariamente todo se convierte en un potencial enemigo.
Paradójicamente a cada paso exitoso en tal dirección tienes cada vez más enemigos. Por lo cual tu creciente éxito te acerca cada vez más a tu inevitable derrota final. La otra es la de complementación, en que cada acción resulta en beneficio de la totalidad. Por lo cual este crecimiento resulta sostenible, multiplicativo y teóricamente cuando menos, ilimitado.
Este simple planteo me ha llevado a hacerme una pregunta que comparto con uds. ¿Qué es un sujeto o entidad abstracta y qué una real, existencial? Una célula, ¿es una entidad abstracta o existencial? La respuesta es de sentido común. ¿Has visto alguna vez una célula caminando por ahí? Obviamente no, porque es una función de un organismo, de un cuerpo. (Además de ser microscópica).
Está sujeta a la unidad mayor, a la inteligencia, al plan y la voluntad corporal. Un estado de sueño o vigilia, de peligro o normalidad, de enfermedad o salud, le imprimen patrones de trabajo totalmente diferentes, en estructura con todas las demás funciones del cuerpo. Si no fuese así, sobrevendría un desarrollo desequilibrado en detrimento del resto de las funciones.
Un ejemplo claro es el cáncer, que a cierto punto de desarrollo celular inarmónico o desequilibrado, desborda los umbrales de tolerancia del cuerpo y activa su desintegración. Con lo cual se autosuicida.
Desde este enfoque cabe preguntar si un varón o una dama son una entidad existencial. Obviamente no, porque ambos son requeridos para reproducir la especie y mantenerla sobre el planeta. Porque además son funciones interdependientes de su ecosistema sin el cual no pueden sobrevivir.
Y así puedes seguir ampliando y ampliando la mirada y reconociendo cuantas concepciones abstractas su manipulan cual realidades, cuando solo son concepciones abstractas e inexistentes en si mismas.
Nuestro ecosistema estructural de funciones que nos incluye, ¿es una entidad existencial? No, no lo es, porque depende de la atmósfera, del delicado equilibrio climático, todo lo cual está en interdependencia con el universo, con las explosiones solares, radiaciones cósmicas de todo tipo, etc. ¿Tiene todo esto alguna utilidad práctica? Pues si.
Confirma que el universo completo es una estructura funcional interdependiente, dentro de la cual el único modo de crecer armónica y sostenidamente, es ajustarse a su equilibrio. Fuera de este equilibrio estructural e interdependiente solo tienes vida residual. Temporalidad. Un varón o una dama que no se reproducen agotan su tiempo de vida biológico y se desestructuran.
Una célula u órgano fuera de su organismo, un pez fuera del agua, una siquis cuyo ritmo de adaptabilidad o umbrales de tolerancia son desbordados, consumen su energía vital residual camino de la desintegración fisiológica o síquica. ¿Tiene todo esto alguna utilidad para nosotros?
Pues si, nos confirma que el único crecimiento viable, sostenible, es la colaboración, la complementación de funciones. Y además nos pone en evidencia que la competencia produce un desarrollo inarmónico de unas funciones en detrimento de otras, que a la larga desborda sus umbrales de tolerancia y produce la desintegración.
Ese es precisamente el escenario de desestructuración social, el profundo desequilibrio o alteración sicobiológico, así como la creciente alteración del equilibrio estacional o climático y las consecuentes catástrofes.
En general podemos verlo como violencia interna a la estructura existencial, cuyos umbrales de tolerancia reaccionan en defensa de la vida, intentando reestructurar el delicado e inestable equilibrio indispensable a la misma.
Desde este enfoque nuestra historia, la acumulación de experiencia y conocimiento de todos los pueblos y razas, nuestra creciente capacidad de afectar el delicado equilibrio del ecosistema, son los que activan, reaccionan y evidencian estos mecanismos defensivos, haciendo reconocible la estructuralidad funcional de la existencia.
En cierto aspecto hemos venido caminando lentamente hacia la muerte, bebiendo gota a gota el veneno fatal. Pero desde otro, hemos ganado el derecho de trabajo y conciencia para acceder al conocimiento de la estructuralidad, operar según sus principios y leyes, dar un salto evolutivo, cualitativo, para crecer armónicamente con nuestro planeta y universo.
El conocimiento de la estucturalidad de funciones indispensable a la existencia, nos capacita para comprender la maldición de la violencia, la enfermedad, el deterioro, la guerra, que hasta ahora han sido un círculo, un callejón sin aparente salida, una especie de “rueda del karma” como lo llaman los hindúes.
Y por este camino espiralado llegamos al desarrollo desequilibrado entre la ciudad y el campo y reiteramos la pregunta, ¿es la ciudad una entidad autosuficiente? Evidentemente no, es absolutamente dependiente del reino natural y por tanto sumamente inestable y vulnerable.
Hoy estamos en posibilidad de reconocer que nuestra conciencia se desarrolla como tropismo especializado en una sola dirección, sin la capacidad inicial de reconocer las diferencias entre ambas y sostener un equilibrio estructural en su desarrollo.
Este tropismo lineal o unidireccional de desarrollo especializado de funciones, incapaz de abarcar e incluir estructuralmente las funciones y elementos, y llevarlo adelante respetando su delicado equilibrio, es el causante de la mayoría de los problemas a que hoy nos enfrentamos.
Así llegamos al plan nacional revolucionario bolivariano, que es una obra de gigantes. Porque se trata nada menos que de reconstruir la desintegrada red socioeconómica completa, además de transformarla de capitalista o de competencia, en socialista o complementaria. Lo cual implica una revolución síquica, de los hábitos.
El plan estratégico abarca cinco ejes de desarrollo demográfico. La visión es sumamente creativa y ambiciosa, porque se trata de desarrollos estructurales y planificados. Con todos los servicios incluidos, agua, electricidad, estudios, medicina, comunicaciones, deportes, transporte, etc.
Pero más aún, se pretende trascender la visión del campo y la ciudad como dos desarrollos incompatibles, sintetizándolos en una nueva visión que integre lo mejor de cada uno. Se trataría pues de pequeñas ciudades o poblaciones autosuficientes en lo esencial, interconectadas por las vías de transporte apropiadas.
Se están construyendo cuatro líneas de ferrocarril que atraviesan y conectan totalmente el país, subterráneos, trolley bus, puentes, carreteras, complejos educativos, represas eléctricas, etc., todo simultáneamente. Pero además ha sido necesario ajustar los tiempos de respuesta.
Porque en Venezuela como en América en general, las ciudades están rodeadas por rancheríos, construidos sobre terrenos inestables con grandes probabilidades de desmoronarse provocando tragedias, como sucedió hace unos años en el Estado Vargas.
Por tanto ha sido necesario atender inmediatamente todas las situaciones de asentamientos precarios de vivienda. Se han puesto sensores que brindan la información preventiva para desalojar las zonas en circunstancias críticas. Pero esto ha requerido preparar albergues transitorios de condiciones dignas para las familias desalojadas de sus viviendas. Además de un seguro económico por el tiempo que dure tal situación transitoria.
Es necesario conocer toda la deuda social heredada, para comprender por qué esta ha sido una de las áreas más deficientes de la revolución. Que recién este año parece ponerse al ritmo apropiado al proyectar la construcción de ciento cincuenta mil viviendas, para aliviar el déficit de un millón quinientas mil aproximadamente. Con lo cual marcaremos un record histórico de construcción en Venezuela.
Por otra parte los materiales de construcción están todos en manos privadas. Resultan insuficientes para la actual demanda, con lo cual, sin sorprender a nadie, buscan aprovecharse elevando los precios para que al final como siempre lo paguen los más pobres y necesitados.
A mi modo de ver el primer y más importante paso de la revolución, fue exigir una vivienda digna para todo ser humano. No solo cual espacio y calidad de construcción, sino como disponibilidad de servicios, escuelas, medicina social, deportes, etc. Antes las casuchas eran migajas para los pobres, de la peor calidad imaginable. Y se usaban como excusa para apropiarse de los fondos públicos.
Hoy en día hay varios países que participan en la construcción. Uruguay por ejemplo, como parte de pago de su factura petrolera, envía viviendas prefabricadas de excelente calidad. Parte de ellas se utilizan como albergues transitorios para las familias que se desalojan de las zonas críticas. Y la otra es destinada a viviendas estables. Con Irán se construye una empresa mixta de producción de cemento y construcción de viviendas. También hay contratos con China.
Otro plan sustituye ranchos por viviendas dignas. En otro más aún, la construcción es realizada por cooperativas populares, muchas veces formadas por los mismos futuros propietarios. Toda esa gente va recibiendo títulos de propiedad y usufructo por los terrenos que habitaban, tanto en la ciudad como en el campo.
Es necesario recordar también que por los saboteos petroleros y las pérdidas multimillonarias en dólares, todo esto estuvo paralizado por dos años. Y comprender que todos estos planes de respuestas inmediatas, mediatas y a largo plazo, se están realizando simultáneamente, para poder visualizar en toda su magnitud la tarea emprendida.
De este modo la revolución bolivariana como punta de lanza de la revolución planetaria, está montada sobre la ola de la síntesis de desarrollos desequilibrados, que heredamos cual arrastre resultante de nuestra historia. Su principal cualidad es la capacidad de visualizar estructuras funcionales, promoviendo desarrollos complementarios y equilibrados.
La visión estructural de desarrollo complementario y equilibrado, exige diferentes velocidades o tiempos de respuestas simultáneas, acorde a las exigencias de las necesidades. Este es el único modo de crecimiento que no está predestinado a desmoronarse a mitad de camino, por descuidar el equilibrio y violentar la estructura íntima de funciones de la existencia.
Este es el principio sobre el cual se construye el nuevo mundo, mientras se pone fin a una instancia económica ya insatisfactoria a todas luces y en creciente agonía. El sujeto o entidad existencial estructural de funciones, sería más apropiadamente llamada: “NOSOTROS”