Si alguna entidad tiene en sus manos las herramientas útiles y necesarias para garantizar como Política de Estado la independencia económica en materia alimentaria, es el Ministerio de la Alimentación y sus empresas filiales como el caso de la Corporación Casa, precisamente esa es la razón primigenia de su creación. Podemos entonces, decir a esta fecha que desde su creación en el año 1994, se ha adelantado algo en esta materia, evidentemente que no, aproximadamente el 60% de los productos que redistribuye CASA a la red Mercal es de origen importado, es decir que no hemos avanzado, que no somos más soberanos e independientes que en el pasado.
Una de las más extensas y productivas cadenas de corrupción se origina entre la Corporación Casa y las administraciones de los Mercal, la ventaja de precios más bajos a la venta en los respectivos locales, ha sido y es a su vez, la ventaja para muchos “intermediarios” que desvían los productos de mayor adquisición y mejores precios en el mercado natural, adquiriéndolos con un margen un poco mayor al que vende Mercal y son colocados en el mercado violando las regulaciones pertinentes y asignándoles precios de mercado, pero en el Minal y Casa nadie sabe nada, o mejor dicho si lo saben y no han hecho nada, unos por indolencia, otros por complicidad y otros por complicidad automática.
Fijense de que se trata y una de las razones del porque esto es así. Según la Ley de Contraloría todos y cada uno de los entes públicos está en la obligación de crear una Unidad de Evaluación, Seguimiento y Control de la administración, independientemente de las unidades internas de auditoría, con alto rango y de rendimiento directo a la más alta autoridad de la Institución, dicho esto contaré mi experiencia de la pasantía que realice en el Ministerio de la Alimentación entre el año 2005 y dos meses de 2006.
Comencé mis actividades el primero de junio de 2005, luego de pasar por las pruebas de rigor, exámen psicológico, confrontación curricular, hecho que de cierto ocurrió gracias a un amigo del General Rafael Oropeza, porqué el Director del área que se me designó hizo todo lo posible para que este ingreso no sucediera. En virtud de la experiencia en materia de contraloría y un poco avizorando la situación de lo que estaba ocurriendo, le comuniqué al Economista Arturo Rojas, para entonces Director General de Planificación y Presupuesto mi interés de ser cambiado a otra área, en la cual quería colaborar en beneficio de la gestión del ciudadano Ministro, esto fue posible luego de conversación entre el Director y para entonces Viceministro Comandante Rafael Coronado Patiño, quien me encomendó que preparara todo lo posible para la constitución reglamentaria de la Unidad de Seguimiento y Control que de hecho era la denominación de su Viceministerio.
Dicho trabajo lo hice fuera de las oficinas del Ministerio debido a que nunca se me asignó un equipo(computadora), para tales fines, lo que lógicamente me permitía salir y entrar todas las veces y según la disposición y el tiempo que en otra entidad pública generosamente me dieron para realizarlo. Es obvio que el trabajo requería de un proceso de investigación y consultas, por no contar el Ministerio de Alimentación con la infraestructura de información para tales fines, varios meses en los nueve que estuve allí, me llevaron a culminar el trabajo con algo más de 30 laminas debidamente ilustradas. Lo triste de todo ello, es que el ciudadano viceministro nunca tuvo la disposición ni el animo para recibirme, debido a sus múltiples ocupaciones, corrió el tiempo y nada se pudo hacer, hasta que la renuncia la presente debido a presiones entre ellas la de la Coordinadora de Planificación que siempre vio la creación de esta unidad necesaria como competencia a sus atribuciones.
Quiero decirles que deje huella de mis actuaciones aún cuando trabajaba a la orden del Econ. Arturo Rojas, produciendo materia para mejorar la situación de los Centros de Acopio, a propósito de mi labor autorizada en el Estado Trujillo.
Una de las cosas que más me preocupó de la falta de política del ministerio, era el gran desprendimiento y ausencia de valoraciones concretas del entorno alimentario, directriz emanada del Ministerio de Planificación y Desarrollo acerca de la inserción necesaria con las comunidades, las estadísticas ofrecidas por el Ministerio no eran precisas en cuanto a la cobertura poblacional de acceso a los Mercal, puesto que eran hechas según los volúmenes de venta que reflejaban los libros de la Corporación Casa, al punto que se quedaron cortos con respecto a las cifras producidas posteriormente por el Instituto Nacional de Estadísticas y que por cierto era las que no utilizaba el ciudadano presidente en su programa dominical.
Ahora me preocupa que se quiera resolver el problema con la designación del ministro Oropeza, cuando en su gestión se pudo hacer más de lo que hizo si le ponía el cascabel al gato, es decir la creación de esta Unidad de Evaluación y Control.
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