Candidaturas de presos y fugitivos

Desde el inicio de la campaña electoral del 26S, la oposición hace un show con los nombres de los adversarios presos, los condenados por las muertes del 11 y 12 de Abril y los que huyeron a Perú evadiendo las acciones de la justicia que los requiere por corrupción, enriquecimiento ilícito, actos lascivos, lesiones personales, instigación y asociación para delinquir, entre otros delitos.

Una maniobra que busca captar incautos que nunca faltan en la calle y que podrían convertirse en presas fácil de la Mesa de la Unidad Democrática que, por cierto, cada vez luce más desunida.

Con la presentación de los nombres de presidiarios y fugitivos, la oposición pretende, en primer lugar, permanecer en el tapete mediáticamente y, de paso, cuando se defina como ya ha sucedido que, según las leyes no pueden ser candidatos, hacer creer que el Gobierno les niega las postulaciones porque tienen el triunfo seguro. Tal situación les facilita, igualmente decir, que son víctimas del ventajismo del dictador Hugo Chávez.

En segundo lugar, a un grupito de adversario les conviene mantenerlos vivos políticamente, principalmente a los fugados, bajo la falsa creencia de que tienen aceptación en la población y pueden apoyar a los candidatos. Nada más descabellado. Los venezolanos son muy singulares en ese sentido. A rey muerto, rey puesto. El que se fue, se fue. Aquí no le guardan luto a nadie y menos en el Zulia. Que van a estar los zulianos llorando a ningún prófugo ¡Por Dios!¡¿Hasta cuándo mentiras?!

En tercer lugar, quieren sostener en los medios un escándalo, que les permita ocultar la pelea por la escogencia de sus candidatos. Quizás hubiesen logrado el objetivo, pero han sido tales los enfrentamientos que les es imposible tapar semejante pugna. Hay aspirantes dispuestos a desangrar la unidad sino resultan postulados.

No escuchan razonamientos. Primero yo, segundo yo, tercero yo. Prevalecen sus intereses por encima del pueblo, que a pesar de ser el elector, no tuvo velas en ese entierro y tiene que calarse el dedo de los cogollos.

No hay razones para hacerse eco de esos amagos del enemigo que todavía delira y amenaza con presos y el regreso de fugados. Esas son simples tácticas de publicidad y distracción. Aunque no soy abogado, el sentido común me indica que no se puede elegir a un recluso y a un fugitivo diputado. Además, los evadidos, si no tuvieron el coraje de enfrentar la justicia venezolana en su momento, menos van a tener el valor de regresar a Venezuela durante las elecciones e imponerse a lo mero macho… Qué va, ni que les paguen morocotas de oro.

albemor60@hotmail.com


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Alberto Morán


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