Fiel a su vocación por el oscurantismo, Urosa nos quiere imponer el fundamentalismo católico del Opus Dei a como de lugar. Está claro que han pasado muchos siglos desde que se asumió la modernidad como un clima político en el cual giran las relaciones sociales, sus formas de poder, instituciones y cualquier otro aspecto relacionado con la concepción del Estado; no obstante, vemos ahora como el prelado venezolano se ufana en negar el progreso histórico y pretende una vez más, –como lo hicieron en la edad media- mandar al infierno todo aquello que no responda a sus intereses.
Urosa dice hablar y actuar en nombre de “Dios” al igual que lo hizo Bush en sus masacres en Irak y Afganistán. Saramago habla del “Factor Dios” como una excusa del hombre de fe para actuar por encima de las leyes terrenales; en nombre de él se han invadido países, Israel ejecuta “limpieza” étnica en Palestina; en fin, Urosa merece el adjetivo de “troglodita” a todas sus anchas; el término le cae de perla por sus insinuaciones de darle carajazos a la historia nacional y pretender hacer de los púlpitos instancias para la exaltación de la versión caribeña de la “Santa” inquisición. No es mucho lo que se le puede pedir a la religión para que la Revolución Bolivariana avance; menos aún podemos esperar algún tipo de aporte de una Iglesia Católica que padece de vocaciones sacerdotales y ahuyenta además a su feligresía cada vez que se conocen sus gustos por la pederastia y las operaciones fraudulentas que cometió el Banco Ambrosiano de la “Santa Sede” en la década de los 70 y 80.
Schopenhauer de manera incisiva nos ofrece algunas luces sobre este tema; al respecto afirma: “¿De dónde tomó Dante el modelo para su infierno sino de este nuestro mundo real? Y es que este ha llegado a ser un auténtico infierno. Por el contrario, cuando se enfrentó a la tarea de reflejar el cielo y sus dichas se encontró ante una dificultad insuperable, precisamente porque nuestro mundo no le proporcionaba material alguno para cosa semejante”. Usted señor Urosa sé que sufre, no tiene referencias del cielo pero claramente ve el infierno; entiendo que se agobie y estalle en cólera al escuchar que en este país se hable de inclusión social, de propiedad social, de bancos comunales, de comunas, del Alba, de Socialismo; lo entiendo de verdad y lo compadezco; no obstante señor Urosa, encomiéndese a su Dios y sométase a este exorcismo social cargado de pueblo y filantropía. Sé que le costará mantenerse erguido, conservar su condición humana al pasearse por las diferentes misiones sociales de la Revolución Bolivariana; reconozco que a lo mejor se maree, voltee su cabeza totalmente, vomite hiel pestilente; en fin señor Urosa, acepto que este ritual sea un valle de lágrimas para Usted y el séquito de fascistas que le gritan amen cuando manipula la parábola de “Juan 15” y “Corintios 13”. Qué Dios lo agarre confesado porque de lo que sí estoy seguro es que ya los venezolanos sabemos quién trata de empujar al camello para que entre por el ojo de la aguja.
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