La oposición y el mito de Tántalo

En la mitología griega, Zeus, dios del Olimpo, tuvo una abundante descendencia con una no menos numerosa corte de esposas: con Metis tuvo a Atenea, con Temis tuvo a las doce Horas, con Eurínome a las Tres Gracias, con Leto a Apolo y Artemisa, con Mnemosina las nueve Musas, con Alcmena a Hércules, etc.

Con una de esas esposas, Zeus tuvo lo que podríamos llamar en lenguaje coloquial un perfecto bichito ladrón y despilfarrador llamado Tántalo, quien para conseguir aplacar la ira de los dioses antes sus constantes desafueros ofreció en sacrificio a su hijo Pélope (éste luego dio nombre al Peloponeso, pero esa es otra historia). Tántalo fue lo bastante cruel como para picar a su hijito Pélope en rebanadas y ponerlo a hervir. Zeus, tocado en su sentimiento de abuelo, recompuso a Pélope y mandó a Tántalo a lo que era el infierno y lo condenó a babear y morir de hambre ante fuentes inalcanzables de mantequilla y vino.

Algo muy similar ocurre con la oposición  (Tántalo) en Venezuela. El pueblo (digamos que Zeus) le dio a luz hace más de 50 años y se gozaron la vida, para lo cual fragmentaron el país (Pélope) al punto de que parecía que no tendría arreglo (esa sí era una marcha sin retorno, pero hacia la destrucción ). Para ello pusieron en práctica las más perversas políticas contra el pueblo, al tiempo que se mostraban serviles ante la oligarquía y el imperialismo. Pero, igual que en la mitología griega, el pueblo sacó de sus entrañas el amor por la Patria y decidió recomponer el país y condenar a la oposición a la ilusión de volver a echarle mano las riquezas del país. En su infierno, que es la MUD (significa lodo o charco, en inglés, ¡qué casualidad!) sus ojos se desorbitan de emoción y se convencen de que volverán.

Vana ilusión, bichitos tantálicos… ¡No volverán!


jrrg2007@hotmail.com



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