No lo olvidemos, Venezuela tuvo en la IV ocho Mubarak

Convencidos estábamos que (en Venezuela) las verdaderas reformas sociales, no podían provenir de tracaleros torneos electorales. 

La gente que participaba de aquel negocio del voto, de aquellas degradantes campañas electorales, no era precisamente la que nos podía sacar del marasmo, de la incuria y del más espantoso aburrimiento.

         El negocio de las carnavaladas electorales era especioso y vulgar.

Viéndose CAP atacado a muerte por toda la jauría de los que aspiraban a sucederle y ya convertido otra vez en orondo presidente de la república, le imploraba desde su solio a Caldera y demás opositores, que tuvieran paciencia, y que esperasen el próximo bandazo electoral, lo mismo que hoy promete el faraón Mubarak a su pueblo.

Gran cosa.

Con aquel negocio se aspiraba simplemente a cambiar a un Luis Emilio Rondón por un Manuel Peñalver.

O a un Eduardo Fernández por un Hilarión Cardozo...

La cadena interminable de los vacuos y anodinos, necios, burdos y tercos montados como mudas efigies en Miraflores.

La política de partidos entonces era un total asco.

En eso consistía la paciencia que pedía el Mubarak de entonces, CAP.

El Mubarak CAP pedía paciencia en su segundo mandato para el poder finalizarlo sin traumas; para él irse una vez que lo concluyera, a recorrer el mundo como un Fox o un Toledo, al tiempo que nos dejaba otro Mubarak que a la vez iba a clamar paciencia mientras el demonio del caos y la cobardía, la inseguridad y el parloteo arreciaran por todo el país, desatándose todos los horrores de la frustración, mientras de nuevo se imponía, digo, otro Mubarak en un círculo vicioso (de todos los vicios) de miseria y perdición.

Esa era Venezuela, señores, no lo olvidemos.

         Aquellos Mubarak triunfaban frescamente a través de un voto amañado, con el vicio de la vanidad, y manipulando alegremente los dineros del Estado.

         Fueron treinta años de marrullerías políticas con distintos Mubarak que actuaban idénticos los unos a los otros.

Treinta años en las cuales el espectáculo de la malversación del Erario Público y los desmedidos abusos por parte de nuestros administradores, llevaron a la nación a una total esclavitud bajo el imperio gringo.

         Esa Venezuela que todavía chilla por boca de un Marquina, de un Ramos Allup, de una María Corina Machado.

Que la vimos balbucear ayer durante 12 horas.

Que cocea y muerde como animal enfermo, tratando de volver por sus fueros.

Los faraones del patíbulo.

Que no leen.

Que vienen cínicamente a plantear aumento de sueldo para todo el mundo, cuando ostentan una pavorosa indiferencia y una infinita insensibilidad por cuanto les rodea.

Qué fácil es solicitar aumento de sueldos para todo el mundo, cuando quien lo hace nada en bienes y fortunas, y es además un vil mercenario, lacayo.

Perfectos hijos de aquel que decía calmadamente: "Tranquilos, que llueve y escampa".

         Ahora esa tiranía metida en la AN.

La tiranía forjada sobre el robo, el crimen, la mentira, y sin duda la estupidez de millones de seres confundidos.

Porque la tragedia es horrible:

¿Quiénes fueron los que promovieron a esos candidatos de la oposición?

¿Acaso el pueblo, o acaso grupos de delincuentes bien acomodados?

Entonces no es extraño que esté sucediendo cuanto nos desgarra.

He allí dos Venezuela enfrentadas, que irán frente a frente a definir el rumbo de este país el 2012.

En el 2012 veremos frente a frente un Mubarak cualquiera contra Chávez.

Sí señor.

jsantroz@gmail.com



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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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