Ha resultado bien bueno que por iniciativa gubernamental se trasmitan en cadena nacional los debates que se han dado en la Asamblea Nacional a propósito de la rendición de la Memoria y Cuenta del Presidente de la Republica. ¡Cadena para todo el mundo! Y bien bueno lo que hemos podido ver en las maratónicas sesiones. No solamente por los dimes y diretes, desplantes, escaramuzas, poses de aguajuos y griticos de todo tipo, que al parecer es una normalidad en los parlamentos de casi todo el mundo.
Sabemos muy bien que el espectáculo apenas está comenzando y quienes representan la oposición saben muy bien el libreto norteño que han de seguir. Ya los hemos visto en su rincón de la derecha. Vaciladores, antiparabólicos, viendo el techo, burlones, no paran de manosear el celular, etc. En sus intervenciones las mentiras van por delante. Datos y cifras falsas o tergirversadas. La cordura, la sindéresis, la compostura y la decencia están bien lejos. ¿Qué es eso? Lo de ellos será vacilarse y minimizar todo cuanto allí ocurra.
Por tanto harán todo lo que puedan para desestabilizar y convertir la Asamblea Nacional en un recinto inoperante, inservible, injustificable y generar una opinión negativa. Porque al fin de cuentas, como ha sido hasta ahora, ellos le echarán la culpa a Chávez, al gobierno y a la mayoría que para ellos no lo es. Juegan a la decadencia y a la descalificación. Y peor aún, ha asumido el irrespeto como bandera. Prueba de ello son los “maneoteos” e improperios contra el mismo Presidente de la Asamblea, Víctor Soto Rojas, con un plan claro: convertirse en victimas y en la noticia del día. No hay dudas, son los mismos de ayer con la ridiculez y el pantallerismo del congreso puntofijista.
Después de todo, es una lástima que aquella propuesta de Soto Rojas de eliminar los sueldos y salarios a los asambleístas haya caído en saco roto. ¡Claro, a nadie le interesa! Y esta oposición financiada seguramente no tendría mayores problemas. Posiblemente si esto ocurriere no hubiesen tantos descerebrados, saltibanquis, demagogos y oportunistas en ese recinto de cuyo presupuesto y costo nadie habla. Pero ya veremos que en el desarrollo de esta Revolución ese soberano cuerpo tendrá que dejar de ser un “resuelve” y cuna del vedetismo politiquero, para convertirse en tribuna del pueblo y para el pueblo.
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