Responde HRA: “No ha habido ningún evento importante que no haya tenido participación de los dueños de los medios. Primero, aquella célebre reunión en la que se alzaron las manos los tres grandes poderes: Fedecámaras, la CTV y la Iglesia, en la quinta Esmeralda. Después, el Carmonazo…” (Debemos aclarar que el entrevistado se refiere al golpe de estado de 2002).
Y prosigue “Es mentira que ese decreto cayó del cielo, lo habíamos visto todos, una semana antes. Tratamos de modificar cosas y fue imposible. El 12 de abril me llamó el cardenal (Ignacio Velasco) para que fuera a Miraflores y le dije: “Yo no quiero ir ni los que están allá quieren que yo vaya”. Me preguntaron si quería hablar con Carmona y respondí: “Yo no hablo con ese pendejo”. Pasó lo que iba a pasar, aquello era insostenible. Después llegó la plaza Altamira, el mejor argumento de Chávez para venderse como un gran demócrata. Significaba salir de un militar que tiene votos para unos militares que no los tienen. Después hubo una especie de Soviet de periodistas, artistas, deportistas y dueños de medios, al que no podía ir ningún político, pero eso duró apenas como diez o quince días. Después vino el paro petrolero y, luego, fueron también los medios los que montaron la abstención de 2005”
Si a usted que lee estas declaraciones, no le embarga una tristeza llena de rabia ante tanto descaro, entonces estamos perdiendo la batalla. Al confundir democracia con impunidad el horizonte se desdibuja y se quiebran las voluntades.
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