El mundo de la oposición se conmovió esta semana. Hasta hace poco nadie podría imaginarse que la traída de los restos del expresidente Pérez, luego de la disputa familiar en Miami por el destino de ese cadáver, los iba a unir con tanto fervor.
Los mismos que votaron por expulsarlo del partido que él tanto había contribuido a crecer, pero también a corromperse, ahora se disputaban por aparecer en las gráficas y con los micrófonos. Fueron los mismos que votaron por unanimidad, junto a sus "adversarios" de siempre, en el Congreso por desplazarlo del poder por hechos de corrupción y convertirlo en un cadáver político. Todos ellos se olvidaron de lo que antes hicieron y de lo cual nunca dijeron avergonzarse ni arrepentirse y que seguramente quisieron que todo el país perdiera la memoria por unos días. Sólo por unos días, porque una vez que los restos recibieron cristiana sepultura volvieron a sus quehaceres político-opositores.
No pudieron seguir ignorando el otro hecho que les perturbó: ¡los resultados de las últimas encuestas! Por supuesto, nunca valoraron las encuestas de GIS XXI, por ser una "encuestadora del gobierno que dirige uno de sus ex ministros". Esta vez aparece un 59,6% de aceptación de la labor del gobierno de Chávez. No había por qué creerle, pero sucede que alguien tenía encaletados los resultados de Datanalisis, que en agosto daban 58,9% de valoración positiva a la gestión del mismo Chávez. ¡No puede ser!, dijo alguien en la MUD, pero apelaron a un recorte de prensa de un diario tenido por serio. Entonces comenzaron a salir otras encuestas.
Sucede que la del Instituto Venezolano de Análisis de Datos, mejor conocida como Ivad o como la "encuesta de Seijas", aparece con datos muy aproximados, quienes consideran la gestión como regular, buena o excelente, es decir, que tienen una opinión positiva, son 52,8%.
Como ven, estamos hablando de otras dos encuestadoras que son consideradas como confiables, que trabajan según las metodologías científicas para medir la opinión publica. No obstante que hay quienes consideran que tienen algún sesgo antigubernamental. Puede ser que conociendo la integridad de los respectivos cuestionarios, y eventualmente las áreas demográficas donde hacen el trabajo de campo, esa hipótesis pueda ser cierta.
En conclusión, si el entierro de Pérez fue utilizado por sus antiguos adversarios, que fueron sus primeros enterradores, como lo sabe todo el país, incluida aquella parte a la que tanto gusta olvidar, como escenario para mostrarse unidos, aunque fuese por un ratico, en una manifestación política, les sirvió de poco para olvidar los efectos de las demoledoras encuestas más recientes.
(No hice referencia a la encuesta Keller porque se ha equivocado en todas las encuestas sobre elecciones presidenciales)
¿Qué pasa en el mundo?
¿Qué estará pasando en el mundo?, me preguntó una enfermera, pero no buscando en mí la respuesta, sino después de leer algunos de los titulares de prensa que teníamos a la vista. Tenía toda razón para la interrogante. Por tercera vez este año una huelga general en Grecia. Ni qué hablarles de las movilizaciones de masas en los países árabes. En Chile un movimiento estudiantil poderoso que suma buena parte de la sociedad civil por una verdadera democracia. No habrán olvidado las masivas protestas en Londres. En Bolivia son indígenas, casi todos, los que marchan en protesta contra la construcción de una carretera. Los indignados de España se reorganizan y pronto reaparecerán en Bélgica. El dominio del crimen en México continúa sólido en primera plana. Y después que los grandes medios trataron de esconderlo, emergió un movimiento novedoso, imaginativo, original en el epicentro del sistema. Del corazón de Wall Street les detuvieron a 800 protestantes, reaparecieron con más fuerza, y hasta marines veteranos de Vietnam surgieron en su defensa. Ahora dicen que el objetivo es Washington. Allá están, perturbando el centro del poder.
Hay muchos motivos para preguntárselo.