El Debate

¿Debate? Más que eso aquello parecía la interpretación por una coral de una misma melodía en diferentes tonos. Quizás la única nota disonante fue la de Diego Arria, no por diferente, sino por hacer evidente un pensamiento muy íntimo en buena parte de la oposición: Convertir a Chávez en poco menos que carne molida.

¿Era posible esperar que ciertamente se produjera un debate entre los aspirantes a encabezar la oposición? No, a pesar de que existan diferencias, el tenor de estas no permite ventilarlas públicamente. No se trata de diferencias ideológicas o de visiones distintas sobre el futuro del país, sino de elementos más pedestres, pero no por ello sin importancia.

Estas diferencias giran en torno al ejercicio del poder. Desde ya dos bloques se han formado en el campo opositor para disputarse su liderazgo. Por supuesto, abrir ahora un debate sobre esos temas echarían por tierra lo que ha constituido el centro de su estrategia: presentar la idea de que son un bloque unido, capaz de mantenerse así aun en el hipotético caso de que alcanzaran un triunfo en octubre del año próximo.

Pero la disputa existe, se refleja en la lucha cuerpo a cuerpo que se sostiene en postulaciones a gobernaciones y alcaldías. Algunas de ellas han dejado una estela de resentimientos aun sin concluir. Ejemplo de ello es lo ocurrido con la candidatura de Iván Olivares, la que fue sacrificada producto de un acuerdo político nacional.

Un aspecto que se hizo evidente a los largo de todo el acto, es la dificultad que tienen los pre candidatos con chance de ganar para exponer sus ideas. Es el caso de su visión sobre el papel del Estado al cual todos quisieran, reducir su papel a la prestación de servicios básicos, colocando el centro del desenvolvimiento económico en la empresa privada. El problema es que fue contra esta manera de ver las cosas que el país reaccionó. Fue la debacle de estas concepciones las que impulsaron el ascenso del actual presidente a Miraflores.

Por lo demás, se trata de un discurso que carece de atractivo para los sectores populares, no solo entre nosotros, sino en muchos lugares del mundo.

¿Qué quiso decir Pablo Pérez con lo de las becas para estudiar en Universidades Privadas? ¿Estará pensando en seguir los pasos que en esta materia han adelantado en Chile y en Colombia? ¿Lo traicionó el subconsciente?

Sin duda quien sí “ganó” los aplausos fue Diego Arria, cuando anunció que llevaría al presidente a la Corte de La Haya por delitos de lesa humanidad. ¿Habló para los tendidos? Si esa fue la intención, tuvo éxito. Hoy muchos piensan que se la comió.

No obstante, Arria puso de manifiesto la otra opción que manejan sectores opositores dentro y fuera del país: ¿De qué otra manera que no sea a través de la violencia se puede llevar a cabo lo planteado por este señor?

Uno podía pensar que la postulación de Arria tendría que ver más con un cierto narcisismo político que con un plan. Sus posibilidades son menos que mínimas. Pero no, el evento comentado puso de manifiesto que se convertirá en una piedrita en el zapato para los precandidatos con oportunidad de alcanzar la nominación. Él le estará hablando permanentemente a quienes sueñan con una solución definitiva, estimulando el odio y la intolerancia. De esta manera Arria provocará que los pre candidatos con chance deban dedicar mucho tiempo a explicar que no andan en lo de él.



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@ivanjgutierrez1


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Iván Gutiérrez


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