Uno ve al Leopoldo López gritando como el cocainómano que es, a diestra y siniestra estupideces que dan asco, sobre las cárceles, sobre la inseguridad, sobre los derechos humanos, la educación, un tipo analfabeta que jamás se ha leído un libro; un redomado delincuente, un afamado ladrón de alcurnia, un verdadero patotero pagado de sí mismo…
Uno ve a la María Corina Machado balbuceando memeces contra el comunismo, sobre la libertad y el progreso, burda y campanuda modelo pasada de facha con toda la silicona del mundo en los sesos…
Vemos delirar a la montana de sebo con ron del Pablo Pérez contra Irán, contra la supuesta regaladera del gobierno a medio mundo… otra bestia que habla de educación, de investigación, de cultura…
Las mismas degradantes babiecadas en un Radonsky y en el enano de largas trenzas Diego Arria, de deposiciones en deposiciones, copias de deposiciones unos de otros y viceversa.
Y uno se pregunta, ¿en qué mundo estará esta gente?
Estos mequetrefes o guiñapos ni se enteran que el mundo está cambiando aceleradamente en Latinoamérica. Que ni siquiera los gobiernos más reaccionarios del continente como el de México o Colombia, el de Panamá o Chile, ya no tienen ni pueden tener una visión de servilismo tan miserable ante el imperio como la que ellos proponen.
¿Serán que piensan pasarse por el forro a la UNASUR?
¿Será que creen que de un plumazo podrán desentenderse de la CELAC?
¿Cargarse a las misiones?
Son tan vacuos y canallas que ni se enteran. Y que mucho menos aquí jamás nos calaríamos un gobierno al estilo de los del pasado. Ni dentro ni fuera de Venezuela sería posible lo que andan pregonando. No podrían gobernar con tan ridiculísimo y simplista esquema vendepatria ni un solo día.
Esa es la realidad.
Porque si tuvieran un candidato en sus filas parecido al Felipe Calderón o al Juan Manuel Santos, ni por el carajo se le ocurriría estar hablando de capitalismo popular, de “regaladera”, de ataques burdos a Cuba o Nicaragua.
Coño, son tan palurdos y grises, que pese a todos los millones que gastan en propaganda y en horas estelares por televisión, no consiguen convencer sino a sus propios fantasmas de los ya irremediablemente enfermos de escualidismo y mala fe. No saldrán de su foso, la hez de la hez de esta tierra tan traicionada, tan herida y estragada por tan viles parásitos.
El escenario del 7 de octubre será batallas y más batallas y debemos estar preparados para ellas.
No somos un pueblo que se humille, se vaya a marear, que se rinda por el maldito plato de lentejas que nos vive tendiendo el degenerado capitalismo.
A vencer, carajo.
jsantroz@gmail.com