Alquimia Política

Socialismo vs Capitalismo Popular

    Lo que le ha tocado vivir a latinoamericana no ha sido nada fácil en lo político y económico en lo que es el comienzo del siglo XXI. Según esboza Pedro Elías H. (2011), durante “…muchos años se aplicaron en la región modelos populistas de corte socialista que produjeron resultados desastrosos, los cuales fueron sustituidos por las recetas neoliberales del consenso de Washington. Estas recetas, que se decían orientadas a modernizar y corregir los desequilibrios de las economías en nuestras naciones, se aplicaron dejando intactos muchos de los males precedentes y vicios institucionales del pasado;  el estatismo y el neoliberalismo, dos caras de una misma moneda, constituyeron un maridaje terrible...”.

Pero resulta que cuando este autor se refiere a “modelos populistas de corte socialista”, no se refiere a la experiencia puntual de socialismo real, caso Cuba, o caso Venezuela en buena parte de sus estrategias de gobierno, sino a las políticas sociales que a finales de los ochenta se incrementaron en países como Argentina, Brasil y Colombia, para brindarles calidad de vida a un amplio sector de la sociedad que se mantenía en pobreza extrema. No es que haya fallado el socialismo, éste se está apenas construyendo.

    En este sentido Steve Ellner (2011), investigador de la Universidad de Oriente, expone que  América Latina cayó en un cuadro de deterioro caracterizado por: Corporativismo, tratamiento dado a la persona, no como individuo, sino en tanto miembro de una casta, grupo, categoría o asociación; Privilegios discriminatorios, repartidos o negados, según se pertenezca o no a una corporación; Mercantilismo de Estado, repartidor y árbitro supremo que da y quita; Transferencia de riqueza ascendente, desde los sectores más bajos y humildes de la población a la cúspide privilegiada; y la Ley como herramienta política al servicio de las corporaciones privilegiadas y su parasitismo, del cual el Estado es instrumento.

    Esto lleva a considerar algunas estrategias para sacar adelante el cuadro de deterioro de economías que no han sabido lidiar entre el resguardo de recursos naturales inmensos y la dependencia política e ideológica de las grandes superpotencias. Es por esta razón que se hace necesario garantías individuales, concebidas de modo general o universal y no como inherente al hecho de pertenecer a una determinada casta o grupo social. Es necesario promover la Igualdad de derechos en ausencia de privilegios discriminatorios, y legitimar una Ley justa y no política, con la cual se legisle desde un principio una conducta justa, que garantice cierto condiciones mínimas de paz.

    Es necesario igualmente, que se estimule la circulación de la riqueza que permita crear condiciones desde donde los factores productivos, hagan atractivo el surgimiento de empresas en abierta competencia de mercado, pero siempre respetando los rangos de equidad en el valor de los productos y no promoviendo especulación. Finalmente, hacer realidad un Estado que priorice lo social y combata las diversas formas y transformaciones en las cuales se presenta el capitalismo.

    El socialismo, para autores del ala de derecha, es básicamente capitalismo de Estado; éste argumento lo sustentan en la idea de que el socialismo requiere de una planificación centralizada para la repartición equilibrada de las ganancias del colectivo. Nada más manipulado y descontextualizado. El socialismo tiene que ver más con las buenas intenciones, con el humanismo, con la camadarería, con el compromiso real hacia las necesidades de la gente.

    El socialismo es la Justicia, citando ideas de Mijail Bakunin (filósofo ruso, 1814-1876); cuando se hace alusión a la  justicia, se entiende por esta no la justicia contenida en los Códigos y en la jurisprudencia Romana, los cuales se han basado, en gran medida, sobre las verdades de la violencia alcanzada por la fuerza, violencia consagrada por tiempo y las bendiciones de alguna iglesia u otro (cristiano o pagano), y por lo cual se ha aceptado como principio absoluto, que toda ley debe ser deducida por un proceso de razonamiento lógico; no, se menciona a la justicia que está basada sobre la conciencia humana, la justicia que ha de ser encontrada en el conocimiento de cada hombre -hasta en los de niños- y que puede ser expresada en una sola palabra: equidad.

    Esta justicia universal debería hacerse la base del nuevo mundo. Sin ella no puede haber ni libertad, ni república, ni prosperidad, ni paz. Es ella entonces quien debe gobernar las acciones de autodeterminación de los pueblos para que el trabajo se haga con eficiencia en el establecimiento de la paz. Y es esta justicia, la que impulsa a asumir la defensa de los intereses de la gente excluida y a exigir su emancipación económica y social con libertad política. El principio básico del socialismo, se resume en la aspiración que cada ser humano pueda poseer los medios materiales y morales para poder desarrollar así su humanidad, un principio que, en mi opinión, debe ser traducido en el siguiente problema, debatido en el siglo XIX y XX, y aún vigente en el siglo XXI: Organizar la sociedad de tal manera que cada individuo, hombre o mujer, pueda hallar, al entrar en la vida, medios aproximadamente equivalentes para el desarrollo de sus diversas facultades y de su ocupación laboral; y organizar la sociedad de tal forma que haga imposible la explotación de algún trabajador, lo cual permitirá a cada individuo disfrutar de la riqueza social, la cual, en realidad sólo se produce por el trabajo colectivo; pero sólo para disfrutarla en cuanto él contribuya directamente hacia la creación de dicha riqueza.

    Bakunin en su época, y los documentos de intención del proyecto Simón Bolívar, rechazan el Socialismo Estatatista. El mismo Presidente Hugo Chávez ha expresado que la consecución de esta tarea tomará varios años, se refiere a consolidar el socialismo y aislarlo del maleficio de la estatización, hay que rechazar cualquier tentativa de organización social que no admita la libertad más amplia tanto de los individuos como de las organizaciones, o que requiera la instauración de cualquier régimen de poder.

    En un aspecto puntual se ha llevado a la palestra del debate político la figura del capitalismo popular, el cual es colocado como respuesta al socialismo venezolano. Pero ese capitalismo popular, que es masificación de las posibilidades de libre competencia y liberalismo económico, está ahorcado ante las condiciones de ley que se han ido sancionando en el país. Es decir, para poder instaurarse en una proyección de alcanzar sus proponentes el poder político, se tendría que derogar las leyes económicas promulgadas por Ley Habilitante, proponer una reforma al vasto programa de venta de empresas estatales, y buscar regresar al esquema del Estado Gerente o Corporativo. El capitalismo popular, expresan sus teóricos, “…tiene una muy definida dimensión solidaria. Por eso, para el paso de una sociedad estatista, económicamente ineficiente, poco competitivita, que obliga a sus ciudadanos a bajar los brazos y los resigna a consumir sin producir, a otra de carácter liberal, con una economía eficiente y competitiva, a fin de generar masivamente los bienes y servicios que demanda nuestra nación, se propone una transición, una suerte de aterrizaje amable destinado a auxiliar a las víctimas depauperadas por la sobredosis de medidas socialistas y estatistas que se pusieron en marcha durante las últimas décadas en Venezuela. Básicamente lo que hay que hacer en este sentido es: transferencia de poder económico del Estado hacia la gente, titularización de las tierras urbanas en donde habitan los más pobres, formalización de los trabajadores no dependientes( buhoneros) y una extensa política de desregulación para abaratar y facilitar la iniciativa empresarial por parte de los sectores populares...” (Elías, 2011)

    En una palabra: llevar a su mínima expresión las políticas sociales del Estado y proyectar un paraiso fiscal, donde la inversión privada arrope los logros de independencia económica y tecnológica que hasta el presente ha tenido la revolución bolivariana.  Soy un partidario convencido de la igualdad económica y social, porque sé que, como expresara Bakunin, sin esta igualdad, la libertad, la justicia, la dignidad humana, la moral y el bienestar de los individuos, como también la prosperidad de las naciones, no son sino otras tantas falsedades. Pero como soy al mismo tiempo un partidario de la libertad, creo que la igualdad debería establecerse en el mundo por la organización espontánea del trabajo y la propiedad colectiva, por la libre organización de las asociaciones de productores en comunas y la libre federación de las comunas, pero de ningún modo mediante la acción suprema y tutelar del Estado, porque el Estado debe mantener su figura de promotor de la igualdad social, haciendo brechas por las cuales el colectivo vaya edificando su morada en libertad y en condiciones de justicia e igualdad.


*.- azocarramon1968@gmail.com



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Ramón E. Azócar A.*

Doctor en Ciencias de la Educación/Politólogo/ Planificador. Docente Universitario, Conferencista y Asesor en Políticas Públicas y Planificación (Consejo Legislativo del Estado Portuguesa, Alcaldías de Guanare, Ospino y San Genaro de Boconoito).

 azocarramon1968@gmail.com

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