Empezó el juego neoliberal, develando la realidad de la “Mesa de la Unidad Democrática” (MUD); la mesa esta resquebrajada y sus patas poco pueden sostenerla, de hecho, pareciera quedarle sólo tres.
Tal como había planteado hace algún tiempo, contrario a algunos escenarios previstos por parte de voceros oficiales del proceso revolucionario, las primarias van, y la declinación de Leopoldo López a favor de Rodonski rompe por completo la esperanza de Ramos Allup de lograr el consenso antes del 12 de febrero a favor de Pablo Pérez.
Sin embargo el asunto se muestra aún más complejo. La reacción por parte de Diego Arria sobre los lineamientos programáticos de la MUD, han demostrado que las fisuras son aún mayores de lo sospechado, y que la “Unidad” está en juego como consecuencia del desmoronamiento del caudillismo adeco dentro de la oposición. El emerger de una alianza de “justicieros” divididos, adelante una sustitución de élite política oposicionista, pero no cambia en nada la visión de país de este sector, y la esperanza de los venezolanos de tener una oposición con verdaderas alternativas de país.
Seguro estoy, que a pesar de las circunstancias, AD no dejará de luchar, y así como se la hicieron en su momento a Alfaro Ucero, en este momento ya se está manejando como escenario el lanzamiento de Pablo Pérez como candidato presidencial a pesar de los resultados de las primarias. Por otra parte, María Corina Machado, solitaria e “independiente” como se autocalifica, bajo los grandes compromisos económicos adquiridos en una precampaña extremadamente costosa, se verá obligada a seguir la carrera presidencial para extender el tiempo y buscar alternativas para pagar el financiamiento que ha significado su campaña. Al final, todos pelearán lo que Leopoldo anticipadamente ya ha logrado, el ofrecimiento de la Vicepresidencia en una fórmula para el 7 de octubre, y garantizar a Chacao como nicho político para la reelección de su Alcalde y así mantener su fuente de ingreso para el mantenimiento de Voluntad Popular.
Este panorama dibuja un escenario fatal para una oposición que ha tratado de reeditar el Pacto de Punto Fijo, sin comprender que Diego Arria no es el PCV, ni Pablo Pérez es Rómulo Betancourt.
En estos últimos días antes de la primarias, veremos a un Guillermo Aveledo y un Ramos Allup, tratando de negociar el mantenimiento de una mesa que ya no tiene cuatro patas, jugando al equilibro sólo con tres de ellas. Ahora se espera que “se desaten los demonios” en las regiones y se desborde la capacidad de negociar.
Quiero cerrar, aclarando que a pesar de mi clara postura ideológica socialista, lamento profundamente que la oposición esté desaprovechando la posibilidad de construir una verdadera alternativa de oposición consciente, y que sólo gire en torno a sus apetencias personales. Venezuela necesita una oposición seria y aún no la tiene.
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@NicmerEvans