Antes de entrar en materia, es menester aclarar nuestra convicción de que
una cosa es ser opositor y otra muy diferente es ser escuálido. El
opositor tiene una posición política producto de sus creencias,
convicciones o intereses; el segundo es un enfermo.
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Sí, un enfermo y ya expondremos a lo largo de esta nota el porqué de esta
afirmación. Antes, sin embargo, afirmaremos que se equivocan quienes
piensan que el escualidismo es algo nuevo y propio de Venezuela o una
posición política surgida para oponerse al presidente Chávez y los
cambios que impulsa.
Cierto es que el Presidente les asignó el nombre con el cual los
conocemos pero ellos no surgieron en Venezuela y mucho menos
recientemente… los escuálidos existen desde que el mundo es mundo.
El escualidismo es una enfermedad del alma que surge de las relaciones de
poder, aunque no necesariamente sean los poderosos los únicos enfermos.
Por millones se cuentan los que padecen de este mal a causa de hacer
suyas las ideas políticas, económicas, sociales o religiosas de los
poderosos o de quienes lo fueron en un momento de la historia.
Es entonces la acumulación de riqueza, la explotación de otros seres, la
valoración del capital por encima del hombre mismo, el status como valor
y la avaricia el caldo de cultivo para la corrupción del espíritu y el
contagio de escualidismo.
Quienes portan el mal siempre han intentado ocultarlo, pero el mismo
surge con sus más horribles manifestaciones cuando los poderosos o
quienes con ellos se identifican, ven amenazados lo único que los motiva:
el poder, el status, el dinero y el predominio social.
Es un error entonces denominar escuálidos a todos los opositores. Un
opositor no tiene por qué ser un enfermo; un escuálido, sí lo es.
Para él la miseria y la muerte de los niños no es motivo suficiente ni
valedero para cambiar el sistema que le otorga privilegios. La muerte de
quien le adversa políticamente es siempre motivo de regocijo. La patria
le resulta una entelequia que sólo tiene razón de ser, si él forma parte
de quienes la usufructúan.
¿Ejemplos de escuálidos en el mundo? Millones.
Fueron los escuálidos los que asesinaron a Jesús de Nazaret porque le
consideraron una amenaza al poder económico y religioso. Son escuálidos
aquellos cubanos que celebraron y tienen como héroes a unos terroristas
que asesinaron 70 muchachos deportistas, simplemente porque vivían en un
país gobernado por alguien a quien detestan. Son escuálidos los que andan
por el mundo mancillando con mentiras el nombre de su propio país, porque
no son ellos, o sus amos, los que lo gobiernan.
Disculpe, amigo lector, si es usted un escuálido.
arellanoa@pdvsa.com
Enero 2012