Las rifas y la trayectoria política de Pablo Pérez

Todavía no salgo de la estupefacción. Siempre pensé que el hecho de que los opositores de Maracaibo dijeran al colmo de la vehemencia que Pablo Pérez iba a ganar, sólo se debía a la determinación o más bien a una táctica que se asume cuando se decide apoyar a un candidato en campaña, así sea malo y se sepa que va a perder; pero de ahí a creer de verdad que el gobernador del Zulia sería el triunfador de las primarias, me parece tremendo disparate.

Hay muchas razones por las que el candidato de los viejos adecos y de los nuevos agrupados en Un Nuevo Tiempo, no ganó las elecciones, pero creo que lo fundamental es que el gobernador Pérez no posee una sólida trayectoria política y menos para actuar en el escenario nacional. El único recorrido que podría tener y aprovechar para lucirse, es el que lleva en la Gobernación del Zulia y, ustedes mis amigos lectores, muy bien pueden dar cuenta de lo que ha hecho de nuestra región.

Tiene sí, currículo, trayectoria profesional; estudió en buenos colegios, en la universidad donde además hizo post grado, especializaciones; ha ocupado cargos relevantes en la región, pero eso es una cosa y otra la arena política, donde siempre necesita de muletas para poder andar. No camina solo, pienso que ni gatea. Pablo Pérez llegó a la Gobernación del Zulia de la mano del fugitivo Manuel Rosales y aprovechando el significativo rechazo que tenía en el pueblo el candidato revolucionario que lo confrontaba, de lo contario, no llega. Sin embargo, dada las circunstancias, se posesionó y allí están los lamentables resultados.

Hizo del Zulia, principalmente de Maracaibo, que era una ciudad hermosa y pintoresca, una urbe triste, gris. Los árboles y la grama de las plazas y parques se han secado, la infraestructura pública se deterioró, no tiene ni pintura; las carreteras están inservibles, campea la insalubridad ante la basura acumulada, la delincuencia es cada vez más alta, pese a los más de cinco mil uniformados de la policía bajo su mando.

Nos traga la desidia. Pérez no asume responsabilidades, ni siquiera gobierna. En definitiva, este hombre acabó hasta con la alegría de los marabinos. Como andar alegre si desde que la gente sale en la mañana de sus casas está sujeta a romper el carro en un hueco de la vía, o a que le peguen un balazo en un atraco. Esa es una realidad que el gobernador no puede ocultar.

Sin embargo, intentó venderle al país una falsa imagen de su labor en el Zulia durante la campaña de las primarias, creyendo que allende nuestras fronteras la gente desconoce que durante su indolencia en la Gobernación, Maracaibo, por ejemplo, se convirtió en un municipio en ruinas. Olvidó algo tan elemental como que el pueblo ya no se puede engañar, porque la gente con el presidente Hugo Chávez adquirió madurez política. En las comunidades, en esos barrios que antes vivían sólo para evitar morir de hambre, de mengua; ahora se estudia, se analiza y se interpreta la situación política actual. La han convertido en el tema del día a día.

La carencia de recorrido político no es un delito, el problema es que si se quiere transitar ese camino hay que hacerlo y crecerse en el trayecto, pero el gobernador zuliano cualquiera sean las causas, se quedó en el aparato, no despega. En las primarias no pudo ni montado sobre una maquinaria que aunque oxidada, constituía una ventaja con respecto de la candidatura de Capriles Radonski.

Dio vergüenza. Ni en el Zulia hizo un papel digno. La gente le cobró su mal gobierno, su nefasta gestión. Se jactaba de obtener más de 600 mil votos pensando en que ganó la Gobernación en 2008 con 776 mil 372, y a duras penas pudo sumar unos 156 mil 851.

El presidente Chávez no tenía trayectoria política cuando asumió el poder, pero la labró. Hizo una constituyente, echó a rodar su propio proyecto revolucionario con el apoyo del pueblo, ha ganado dos veces la presidencia, todos los referéndums realizados salvo el de la Reforma Constitucional y el 7 de Octubre va sobrado a la tercera vencida.

No hay punto de comparación y menos con Pablo Pérez, que lejos de trascender en la política, lo único que ha hecho es ganar una impresionante habilidad para hacer rifas en las puertas de los centros electorales, un caso inédito en este país.

De esta gente se sabía lo de la compra de votos; esta vez pagaron 500 mil bolívares por cada grupo de diez personas y 1 millón si era de 20; conocemos lo del cambio de una bolsa de comida sin carne ni pollo por un sufragio, pero realmente desconocíamos lo del tiquecito del sorteo de electrodomésticos, a todo aquel que garantizara la opción Pablo Pérez.

Finalmente no supimos quiénes fueron los ganadores aunque, con tremenda paliza, no creo que les quedara ánimo para repartir los premios.

albemor60@hotmail.com


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Alberto Morán


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