En alguna página de la revolución leì esta frase que me causò intensa identificación para describir lo que en generalidad de términos es un oligarca, su significado es tremendamente profundo, porque aunque corta, a mi manera de ver es definitiva, lo que el corazón ignora cabe en el concepto, no solo eso, recoge un sentimiento acerca del conocimiento que se tiene de esta especie que tanto daño le ha hecho a la humanidad, se convirtió en un estilo de vida excluyente, desde los monarcas primigenios, reyes, príncipes, reinas, condes y cuanta dote nobiliaria se han endilgado gracias a la gracia de Dios, se han servido de “ilustres” políticos de baja ralea pero con muchas ganas de imitarlos, al menos en lo que a la alcancía se refiere.
El espíritu es rico pero ellos lo tienen pobre; solo importa su bienestar, los demás al pajòn de la historia; generalmente utilizan a los políticos y militares para sus fines y comodidad, son bastardos y no dan tregua a la hora de defender sus intereses, son pobres de todo lo que hace digno a un ser humano, los derechos humanos, eso no existe para ellos, utilizan a la iglesia y esta a ellos; los privilegios igualmente son alcanzados en generaciones; la exclusión clasista de casta los hace impunes e invulnerables a leyes y principios ciudadanos; se creen por encima del resto y profanan la vida humana.
Son pobres porque no tienen memoria ni recuerdos de sus atrocidades cometidas a lo largo de la historia; utilizan el chantaje para doblegar como amos; recurren a la dependencia para producir serviles y súbditos, eso si confesables del Dios que les pertenece por extracciòn propia; comulgan y se confiesan sacando cuentas. En fin son los principales envidiados de la historia por generación espòntanea.
Afortunadamente, en este lado del mundo se les ha visto la costura descarada y progresivamente, lenta y permanentemente, cada vez son menos y con menor influencia. No obstante, son peligrosos por el poder comunicacional y financiero que poseen, a pesar que sus maniobras mediáticas están siendo descubiertas. A ellos se agregan una nueva estirpe de la raza humana, hijos de la cuna del capitalismo y localizados en el imperio y sus adláteres en el mundo actual, las 34 transnacionales que pretenden dominar el mundo con el ejercicio de la fuerza militar y el uso de guerras de nuevas generaciones, esos son los verdaderos enemigos de los pueblos a quienes hay que derrotar hoy y siempre.
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