Dado
la gravedad de lo señalado por Capriles, considero pertinente
rescatar algunas de las perlas arrojadas por él candidato de la MUD;
estas frases dejaron atónito al Señor Amad e inmediatamente fueron
recogidas por todos los medios colombianos y lógicamente silenciadas
por los medios en Venezuela. La razón de estas reacciones estriba en
el simple hecho que lo dicho por Capriles implicaría en un
hipotético gobierno opositor, un cambio radical de nuestra posición
histórica respecto al Diferendo. Ante la incisiva pregunta del
periodista, sobre si Colombia tenía o no derechos sobre el Golfo de
Venezuela, Capriles con su acostumbrado lenguaje difuso y ambiguo, y
asumiendo que se la estaba comiendo, hizo un comentario electorero
que luego se derrumbó ante el peso de su suprema ignorancia y
respondió que el golfo: “No es negociable” y al mismo
tiempo dijo que era un “debate superado”; Yamid asombrado
repreguntó una y otra vez, pues es bien conocido en Colombia que aún
existe una Comisión Negociadora Binacional (CONEG) que trata el tema
y que lejos de ser un asunto superado, esto continúa siendo para los
dos países un tema bastante espinoso debido a las implicaciones
históricas y geopolíticas.
Ante
la insistencia del periodista, Capriles arrojó lo que a mi juicio es
una verdadera bomba atómica contra los altos interés nacionales de
Venezuela, y con una seguridad inequívoca dijo “para eso están
las instancias internacionales tal como lo hemos hecho con Guyana...”
Capriles sin darse cuenta estaba
arrojando por el caño más de cincuenta años interrumpidos de
Política Exterior en los cuales Venezuela se ha opuesto
contundentemente a cualquier propuesta de Colombia de someter este
delicado tema a instancias internacionales. Pero su entuerto no quedó
allí y fue más allá. En una demostración de absoluta “estupidez
ilustrada”, cuando el periodista neogranadino le consultó si tal
instancia internacional sería la Corte Internacional de Justicia,
absurdamente el opositor contestó que no, que ahí no sería la
cosa, sino en las Naciones Unidas. Queda claro ya en este punto que
los Ex-embajadores de la llamada Cuarta República, asesores de la
MUD, no le explicaron a este Ex alcalde asaltante de Embajadas, que
la Corte Internacional de Justicia es un órgano esencial del sistema
de Naciones Unidas, establecido en 1945 en la Haya, Holanda, y que es
el organismo internacional que se ocupa de las demandas y disputas
territoriales entre los Estados.
Pero
más allá de la gran ignorancia demostrada por Henrique Capriles en
Política Exterior, Derecho Internacional Público y en Historia
Diplomática, (algo muy cuestionable en un abogado aspirante a la
máxima magistratura de Estado) lo más preocupante del asunto ha
sido la euforia desatada en Colombia por sus declaraciones. Quienes
sí nos hemos tomado el tiempo de estudiar estas disciplinas sabemos
perfectamente que Colombia siempre ha favorecido las solución de
diferencias territoriales en instancias internacionales; caso
contrario ha ocurrido con Venezuela, pues bien conocido son los
nefastos resultados que en el siglo XIX y XX tuvieron para Venezuela
los famosos laudos arbitrales y la participación de terceras
instancias en materia de límites y fronteras, tanto con la misma
Colombia como con el Guyana, entonces colonia inglesa. Luego de estas
terribles experiencias Venezuela ha privilegiado la negociación
directa, bilateral y sin intermediarios en sus asuntos limítrofes,
como método preferente a cualquier otro en materia de delimitación.
Por otra parte, el hecho que Capriles haya dicho que es un tema que
no se negocia porque esta superado y que no se debate, pero que al
mismo tiempo diga, que debe ser sometido a instancias
internacionales, es una tremenda contradicción, porque ciertamente
sí es un tema que se ha negociado, se negocia y esta aún por
negociarse bilateralmente con Colombia en la Comisión Negociadora
establecida en la “Declaración de San Pedro Alejandrino en 1989”
y que por lo tanto no puede ser un asunto que esta superado.
Otro
punto a destacar es el garrafal error que comete Capriles al comparar
la controversia sobre el Esequibo con el diferendo con Colombia;
ambos casos no pueden ser tratados de igual forma, ya que en el caso
del Esequibo se trata de un reclamo o disputa territorial, con
Colombia se habla es de una delimitación de aguas marinas y
submarinas; en el Esequibo existe la actuación de un buen oficiante
de las Naciones Unidas que como su nombre bien lo indica, sirve de
intermediario de buena voluntad, no decide ni influye en la
controversia, ya que al final de cuentas la decisión esta en manos
de las dos partes negociadoras y no de un organismo internacional.
Este
hecho demuestra una vez más que la oposición en su ciega obsesión
de poder ha elegido a un candidato que no cuenta con la formación ni
con los asesores para defender los más esenciales principios del
país y que sin duda responden a un lógica trasnacionalizada que
para nada tiene que ver con los más altos interés de Venezuela como
Estado Nación.
Lic.en
Estudios Internacionales.