Sus
discursos no pudieron ser más obvios y predecibles: cambio de régimen,
transición, ataques a la fuerza armada bolivariana, descalificación
del arbitro electoral y la misma muletilla opositora de cada elección:
“Ganaremos y Cobraremos”. Revanchismo del más puro y duro. Sin
embargo el hecho al cual hoy quiero referirme es al rol que jugaron
en este contexto dos personajes: los señores Edmundo Gónzalez
Urrutia y Fernando Gerbasi, ambos Ex embajadores jubilados del
Ministerio del Poder Popular para Relaciones Exteriores, pero que además
en su momento sirvieron como enviados diplomáticos de primer orden
al actual Jefe de Estado. Gónzalez, hoy representante de asuntos internacionales
de la MUD fue Embajador de Venezuela en Buenos Aires desde el año 1998
al 2003 y Gerbassi estuvo como Embajador en Bogotá y en Roma hasta
el 2002. Por ello resulta más que risible que ambos personajes se presenten
ahora sin ton ni son, como paladines del antichavismo devenidos en dirigentes
políticos, proselitistas de salón.
Uno
como humilde observador puede entender que la dirigencia opositora que
fue a Bogotá a comer ajiaco y conocer el Monserrate, no cuente
con la suficiente cultura política y menos aún la memoria histórica
para entender la delgada línea que separa a Venezuela de Colombia en
lo que al discurso y praxis política se refiere, así como las complejidades
y diferencias sustanciales de ambas sociedades. Pero no se entiende
esto en dos hombres formados en las lides de la diplomacia y el
trajinar de los asuntos internacionales. Ir de Caracas a Bogotá a sentarse
con uno de los exponentes más recientes de un feroz anti-venezolanismo
xenófobo en Colombia, como Álvaro Uribe, sin mencionar su ya cuestionable
reputación en temas del manejo de la cosa pública, es harto decir.
Quizás ambos ilustres ex funcionarios olvidaron que fue durante los
dos últimos años de gobierno de Uribe cuando se alimentó en Colombia
el más descarnado odio contra sus vecinos, en especial contra Venezuela.
Si mal no recuerdo en aquellos tiempos, hasta el Ex Canciller Bermúdez,
hizo el ridículo con una especie de “advertencia a viajeros” recomendándoles
a los ciudadanos colombianos abstenerse de ir a Venezuela (primero debieron
de darse una vuelta por Cúcuta y Maicao a ver como hacían cumplir
ese normativa). Este hecho quizás solo tiene precedentes en los
tiempos de la hegemonía santanderista tras la disolución de la Gran
Colombia, cuando el General Urdaneta y todos los partidarios del partido
Bolivariano fueron perseguidos y ajusticiados.
Es
probable que los Excelentísimos se defiendan de mis apreciaciones argumentando
que la posición de Uribe es una posición frente al modelo de Chávez
y su injerencia continental y bla, bla y bla. Sin embargo las frases
del ex presidente hablan por si solas. Basta citar su más reciente
declaración en una entrevista para RCN: “Siempre han encontrado
en Venezuela y en este Gobierno venezolano refugio amable, sin riesgos.
(Venezuela) es un refugio de terroristas de nuestra patria..."
Es decir para el dirigente colombiano “siempre” Venezuela ha sido
refugio de los enemigos de su Patria. Por lo visto a nuestros ex diplomáticos
poco les interesa si el verbo incendiario y chovinista de Uribe maltrata
el nombre de nuestra Patria (sí la nuestra, Venezuela no la de Uribe)
y nos coloca ante los ojos sus electores y del mundo como la causa de
los todos los males de la hermana república.
Pero
esta aberración va más allá. Gracias a una filtración de los diálogos
a puerta cerrada de la delegación antichavista con el Señor Uribe,
la opinión pública pudo conocer la naturaleza servil de un proyecto
opositor entregado ya abiertamente y sin rubor a las causas más oscuras
del continente. Increíble pero cierto, lo que siempre se dijo se comprobó:
Álvaro Uribe Vélez, estaba allí al frente lanzándole línea directa
a la MUD como un verdadero jefe político. El ex presidente los instruyó
a encarar al jefe de estado colombiano, su otrora pupilo, Juan Manuel
Santos, y a reclamarle públicamente su decisión de mantener relaciones
normales y cordiales con Venezuela. Pero aún fue más allá y les exigió
a nuestros obedientes opositores “que le hagan un reto a Santos”.
Ante esta triste demostración de escasez de soberanía política
de estos dirigentes de oposición, no queda más que sorprenderse. Creo
que los “ilustres” ex embajadores estaban llamados a orientar a
esta delegación e ilustrarles un poco sobre lo que es la razón de
Estado, la simbiosis fronteriza de dos países tan singulares como son
Venezuela y Colombia, la imbricación sociocultural entre venezolanos
y colombianos, pero también las necesarias distancias que nos separan
de Colombia en lo que a su evolución política se refiere. El dirigente
Liberal Horacio Serpa, definió en una oportunidad a Colombia y Venezuela
como “hermanos siameses”; es decir, biológicamente interdependientes
pero conductualmente diferentes.
Pero
más allá de las razones socio-políticas se debe imponer también
los aspectos que se entienden como las “Razones de Estado”; Sí
ese tipo de conceptos básicos que gente que se precie de haber ejercido
funciones diplomáticas debería entender y manejar. Ese tipo de conceptos
que llevaron a Richard Nixon a darle la mano a Mao en 1972; Aquello
que hizo que los europeos después de dos guerras mundiales depusieran
odios e iniciaran el proceso de integración europea (hoy en crisis
por cierto) y así una infinidad de ejemplos carburados por esas razones
que enseñan que todo cuanto atente contra la existencia o integridad
del Estado-Nación es nocivo y que por tanto se debe neutralizar mediante
la negociación y la diplomacia, ya que el costo del conflicto sería
insoportable. Fue esa misma razón la que evitó que en 1987, la Fuerza
Área Venezolana hundiera en las primeras de cambio la fragata colombiana
“Caldas” en el Golfo de Venezuela. Son aquellas situaciones entre
Estados en las cuales las posiciones de “suma cero” nos llevan al
conflicto, luego a la guerra y finalmente perdemos todos: los de allá
y los de acá.
Sin
embargo, alguien con sindéresis en la oposición trató de atajar
el entuerto, y el día 25 de noviembre, el Presidente de la MUD, Ramón
Guillermo Aveledo, mandó (al menos en el discurso público) a
Uribe a ocuparse de sus asuntos con Santos y destacó lo positivo que
era para ambos pueblos la mejora de las relaciones binacionales. Pero
ya era muy tarde, el mal ya estaba hecho y se les vio toda la costura.
Ni Gónzalez Urrutia, jefe internacional de la MUD ni Gerbasi, quien
dos veces fuera Embajador en Bogotá le advirtieron a los opositores
las nefastas implicaciones de involucrar a Uribe en asuntos internos
venezolanos y menos aún de involucrar a la MUD en la compleja política
interna colombiana.
En
las relaciones internacionales hay un viejo dicho que reza así: “en
la diplomacia no hay amigos ni enemigos sino intereses” pero al parecer
nuestra oposición prefieren en lo internacional practicar una suerte
de antidiplomacia en la cual se cultiva las amistades peligrosas por
encima del interés nacional de Venezuela y eso tiene sus costos. Seguramente
ese costo para la oposición será electoral.
Internacionalista
zapatarobinson@hotmail.com