Por supuesto que no venía a cuento que el candidato Capriles Radonski, refiriéndose a los hechos ocurridos en La Vega tuviera que referirse a términos como “huevazos”; venir a hablarnos de lo caro que están los huevos “para que alguien se dedique a lanzarlos”. Todos pudimos ver que al tiempo que lanzaba esa expresión se le deslizaba un sonrisita socarrona.
Lo que quería decir en realidad nada tenía que ver con la carestía que según él padece Venezuela, sino ser un poco tremendista y evadir la seriedad del asunto de la agresión a unos camaradas, y por lo tanto tomar otra vez los caminos verdes.
Sus asesores le han pedido que sea de vez en cuando un poco tremendista, y lo de los huevazos le ha encantado. Para él ha sido lo mejor de cuanto ha dicho desde que inició la campaña.
Cien veces más caro que un huevo resulta una bala nueve milímetros y sin embargo los malandros y asesinos no se andan por las ramas a la hora de dispararlas.
Pero Capriles habla del tema de los huevazos con profunda fruición, regustando y regodeándose, en cada una de sus sinuosas sonoridades: H U EEE V A Z O S, y soltando el hilillo fraudulento de su sarcasmo que le corre por su faz sudorosa,… así como en él todo es falso, todo es hueco, anodino y vacuo.
Vacuo como la yema de los huevos a los que se refería.
Vacua como su jeta, como su befa fofa y su ridícula pose.
Un candidato realmente digno de su clase.
A falta de discurso lo suyo es divagar, ditirambear, chanchonear, bufar, marear, mentir.
Lo cierto es que estos hechos de violencia del candidato opositor tenderán a ser cada vez más violentos y seguidos. Es parte de una estrategia que ha venido dándose en varios lugares de Estado Mérida y que serán muy fuertes y terribles durante el mes de septiembre cuando los malandros de la Universidad de Los Andes intenten crear caos y zozobra en toda la ciudad.
Ya no será huevazos sino balazos, cañonazos y bombazos. Ojo avizor con este malandrito burguesito que toda la vida se ha creído, junto con Leopoldo López, que en este país puede hacer lo que le da la gana. Guillo.
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