No es la primera vez que escribimos sobre el tema, pero es que el desparpajo, el cinismo y la falta de principios que rodean la traición, la convierten en una de las aberraciones más despreciables del ser humano.
Una cosa es disentir, no estar de acuerdo, criticar, cuestionar y hasta renunciar a algo en lo que se dejó de creer, y otra muy distinta es pasar a formar parte de lo que hasta ayer se combatía. ¿De qué estaba hablando antes alguien, cuando decía adversar a la derecha, al fascismo opositor, se llamaba revolucionario, se montó en el super tanquero de Chávez, llegó al poder y de pronto, por una discrepancia, por muy importante que sea, se anota en el otro bando? Es inexplicable, en términos de decencia.
El miércoles, al candidato de la oligarquía le picaron una tortica que no podía ser de otra cosa sino de chocolate. No sólo en su equipo de gobierno no se arrepintieron de que se haya autodenominado bomboncito nuevo, sino que hasta se lo celebran, y el resto de los gobernadores, apretando las mandíbulas para simular la hipocresía frente a las cámaras, le cantaron el Cumpleaños Feliz a una sola voz. Qué cursilada. Ahí estaban los nuevos adecos de UNT, rumiando su rabia con los dientes pelados.
También el del partido que sólo tiene gente en un estado. Los copeyanos, representados en el hombre, valiente él, que le gusta ponerle zancadillas a las mujeres para que se caigan. Y los peores, los exizquierdistas, que lo único que logran con eso es desenmascararse: en realidad, nunca fueron progresistas sino aprovechadores, oportunistas y quién sabe qué más. Eso lo deben decir los tribunales. Mejor se quedan allá.
Henri Falcón, Liborio Guarulla y José Gregorio Briceño son las nuevas fichas de la derecha. Qué trabajito tan feo el que pretenderán hacer; les tocará convencer a la gente que alguna vez creyó en ellos, que ahora cambiaron de discurso y se fueron para el otro lado. ¿Cuántos los seguirán? Por eso es que a "dirigentes" como Ismael García, Pablo Medina o Andrés Velásquez les conviene la tarjeta unitaria, porque así no se cuentan; nadie sabrá en verdad cuánto aportan en votos, más allá de la propaganda que hacen con sus declaraciones antichavistas.
Pero los otros, los que son gobernadores llegados allí de la mano de Chávez, se las van a ver feas. Bajados del portaaviones, tendrán que demostrar cuánto suman solos y, peor, enfrentados al mandatario. A ese complejo conjunto de contradicciones que llaman la MUD le corresponde no sólo intentar derrotar al Presidente con un candidato tibio, al que tienen que ponerle sonido de barras de fondo para que se oiga alguna bulla, y unas cuantas fanáticas que le griten frases de amor, sino que también tienen que andar moscas con los nuevos "aliados". ¿Cuántas y qué cosas se atreverán a compartir con ellos, más allá del pedacito de torta? El que mete una puñalada una vez, le coge el gusto al morbo, y en la primera oportunidad lo vuelve a hacer.
Es mejor que los gatos, los perros, las ratas y cuanto animalejo ande como caimán en boca de caño, a ver qué pesca, se vayan con sus berrinches a otra parte. Mientras más depurado se quede este lado, libre de sanguijuelas, menos incierto será el camino. Quédense allá, favor que hacen.