Los jóvenes escuálidos son por lo general un mundo sin formación política, gente pacífica, alegre, a quienes no les gusta o rehúyen la confrontación política con el chavismo; por lo general la política constituye 5% de sus temas de conversación.
En sus dinámicas cotidianas –entre mamaderas de gallo– son más proclives a tratar las diferencias con la reflexión y el consenso. Cuando alguno coincide con el Gobierno, le dicen: “Estás viendo el Canal 8”, “te estás juntando con chavistas”, “¡coño!, te encadenaste con Chávez”.
He sido testigo de muchas experiencias grupales entre jóvenes escuálidos. Recientemente en un centro comercial, un grupo compartía con alegría porque uno de ellos había comprado un celular de última generación.
Cuando hablaban de los atributos tecnológicos del teléfono en cuestión, alguien dijo: “Lo único malo es que tienes línea Movilnet”, luego de comparar Cantv-ABA, con la rapidez de Internet de Estados Unidos, otro mencionó que sus familiares en Apure contaban con Internet.
El joven de alguna forma justificaba que la velocidad ABA se debía a que se llevaba el servicio a un mayor número de beneficiarios en apartados rincones del país.
Debemos ser más creativos al tender puentes con los sectores escuálidos. La Revolución, sus obras y contenidos deben ir a su encuentro.
Tenemos que transformar nuestra comunicación: hasta ahora ha sido muy seria, formal, rígida, es la misma para todos los medios, no diferenciamos los horarios y los grupos etarios
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