Encuentro privado entre Julio Borges y Juan Carlos Caldera

Apenas vio la rueda de prensa que daba Julio Chávez, Juan Carlos Caldera se comunicó con Julio Borges para decirle:

- Mira el balde de mierda que me están echando, y tú sabes quién es el que está detrás de esa puñalada: William Ojeda. El carajo no me perdona que lo haya derrotado en Petare. Por favor, no le vayan a echar más fuego a esa vaina, dejo en tus manos este peo…

Pero Julio no hallaba que contestar, y en ese momento le estaba solicitando Capriles. A través de un comisionado se había tomado la decisión de dar una rueda de prensa para sacar del juego al diputado Caldera. En privado Julio le comentaba a Capriles: “- Es una lástima. Es de los más brillantes dirigentes que tenemos”. Capriles le hizo un ademán, tomo un papel y se dirigió hacia el grupo de periodistas que le esperaban.

Al tiempo que esto ocurría, Caldera se desplazaba para verse con el candidato antes de que partiera para Cantaura, en Anzoátegui. Se metió tres pepas de benzodiacepina, y salió a dar la cara con tres puntos en mentes: Primero: fueron cuarenta mil bolos, Segundo: la plata me la entregó Wilmer Rupertti (para que se joda) y Tercero: esto en absoluto tiene que ver con Capriles, quien está por encima de mí y de cualquier decisión que yo tome.

Iba a hablar Juan Carlos que la trama era parte de la guerra sucia del gobierno, pero se lo prohibieron.

Todos los del equipo de Caldera le dijeron: “-Es increíble, pero Capriles ha salido fortalecido de esta trampa. Creo que hasta te lo va a agradecer. Se lanzó un discurso histórico. A los chavistas les salió el tiro por la culata. Ya la gente no cree en esas babosadas. No pudieron con lo de Mazuco, tampoco con lo de Nixon Moreno ni con lo de Pirieli. Ahora mismo vamos a mover todas las redes sociales para batirlos completamente, y sacar de este golpe una ventaja increíble. En nada nos afecta eso, porque ya la suerte está echada. Hay que decir que están haciendo esto porque Capriles está remontando en las encuestas. Hay que insistir en este detalle”.

Caldera comenzó a tomar ánimo, y le dijo a sus compañeros que se sentía en forma y que nadie lo iba a amilanar en su lucha. Que eso no era únicamente contra él. Que él apenas era un blanco momentáneo, y que asumía el golpe en nombre de la causa de Capriles. Que esa era una guerra que traspasaba las fronteras, y que el mundo de la gran prensa sabría cubrirle las espaldas.

Al caer la tarde, un murmullo de voces y risas envolvió el ambiente de la oficina principal de Julio Borges en Altamira. Prolongadas pausas encendían las mentes y al fondo de las imágenes de Capriles, con su mirada helada, con su camisa impecable y fina él escrutaba con sorna la jugada con la que había respondido al ataque chavista.

Julio Borges rompió el hielo:

- Así es la política, Juan Carlos. ¿Escrúpulos? ¿Tú crees en esa mierda? A ti no podrán destruirte, hermano, como no han podido conmigo ni con Leopoldo. Son gajes del oficio, a los que uno debe acostumbrarse, y yo he podido vencerlos todos, y ahí estoy cada vez más firme, más sólido, más pa´lante con lo nuestro. Mira un poco hacia atrás y te darás cuenta de dónde venimos. No éramos nada y hoy somos el segundo partido más poderoso de Venezuela. Y hay que tomar en cuenta que no se trata sólo de nosotros, que somos todos parte de un gran plan mundial. Y siempre hay que dar la cara, porque por donde nosotros demos la cara ahí siempre estará el sistema, el modelo de lo que se impone que velará por nuestro futuro. No somos cualquier cosa, amigo. Somos lo que ellos necesitan. Representamos lo CORRECTO, amigo.

Y Julio pensó en decirle: “-Tú sabes, cuál es la princesa de todas nuestras virtudes: somos intocable, que alguien estúpido podría calificar de IMPUNIDAD, pendejadas… Todo está a nuestro favor, hermano.”

Juan Carlos le miraba de reojo desde su rincón, y comenzaba a sonreír; pensaba en la donación que desde PDVSA hizo la madre de Leopoldo para fundar Primero Justicia. Las “ayudas” en sacos de dólares de la USAID que llegaban por diversas vías de importadores; el cuartel en la finca Daktari con ayuda de Uribe; el Premio Milton Friedman que ellos había preparado para Yon Goicochea; la fuga que ellos mismos habían preparado junto con Baltazar Porras para que Nixon Moreno escapara para Colombia; las ayudas a la jueza Afiuni que llegan a través de tapaderas preparadas por la CEV; la defensa admirable de Mazuco y de Pirieli; la lucha por la libertad de los Comisarios; la fuerza inmensa de la OEA, de la CIDH, de la misma ONU …

Juan Carlos se puso de pie, y con lágrimas en los ojos abrazo a Julio.

- Coño, tú sí eres grande Julio …

@jsantroz




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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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