No es pava lo del majunche, tenía que ser así

Mucho había tardado en ocurrir; pero era perfectamente previsible que
ocurriría. Los pasajeros del “autobús del progreso” se bajan a toda
carrera del mamotreto y ya comienzan a lanzarse hasta por la ventana.
No es mala suerte, ni pava, como diría mi tía abuela Auxiliadora, era mucho
más que obvio que ocurriría. ¿Cómo imaginar que el proyecto de la más
rancia derecha venezolana; liderado por neofascistas de pasado oscuro y
corrupto; financiado por empresarios especuladores y delincuentes
disfrazados de banqueros; acompañado por los mismos que saquearon el país
durante cuatro décadas y promovido por unos medios de comunicación
vinculados a cuanta fechoría se ha cometido en el país, podría contar con
el respaldo mayoritario del pueblo venezolano?

A Capriles y sus amos, más temprano que tardo se le tenían que caer las
caretas. Así como aquel dictadorzuelo de apellido Carmona no pudo ocultar
su verdadero rostro cuando se vio obligado a tomar decisiones, así el
candidato de la oligarquía venezolana no pudo ocultar sus verdaderas
intenciones cuando la campaña entró en calor.
Hizo un gran esfuerzo por venderse como un demócrata comprometido con su
pueblo; pero nadie en su sano juicio podía esperar que un hijo y
protagonista de la Cuarta República, que para colmo de males es candidato
de la burguesía venezolana; pudiera, por ejemplo, dirigir un gobierno
comprometido con la solución del drama que representa la carencia de una
vivienda digna.
¿Es que acaso alguien conoce de algún gobierno de derecha en el mundo que
se haya planteado algo semejante a los objetivos de la Gran Misión Vivienda
Venezuela?
Era cuestión de tiempo para que la verdad saliera a flote y Capriles
contribuyó a ello cuando sin pudor alguno entregó unos miserables ranchos a
familias humildes del estado Miranda, como parte de su campaña electoral.

Su farsa no tenía futuro y como ya dijimos era cuestión de esperar a que su
máscara cayera. La desbandada de hoy era fácil pronosticarla.
No podía sumar credibilidad un discurso en el que se afirmaba que
respetaría las misiones y que incluso crearía misiones nuevas? Su historia
atentaba contra cada una de sus frases, que para colmo de males no son
muchas.
Siendo de derecha, o más bien de ultra derecha, le era cuesta arriba
demostrar que sería la excepción de un mundo donde esa tendencia política
NO garantiza educación gratuita, subsidios en los alimentos, pensiones,
empleo y seguridad social.
Esa realidad implacable que vive Europa y Estados Unidos atentaba contra
los sueños y la estrategia del petimetre. Sin embargo, justo es reconocer
que algunos pendejos con ínfulas de analista político, afirmaron hasta el
cansancio que Capriles sería la excepción.

No se necesitaba ser mago para predecir que la corrupción en la campaña del
“chocolatico dulce” se haría evidente. ¿Quién con un poquito de memoria e
inteligencia podría sorprenderse por los actos de corrupción cometidos por
un diputado de Primero Justicia que no vale la pena mencionar? ¿Acaso no se
fundó ese partido con fondos públicos, dejando en claro el nivel de
inmoralidad con el que se desempeñan sus líderes? ¿No fueron los jefes de
ese grupo de “dirigentes” fichas de uno de los partidos más corruptos de la
historia venezolana (Copei)? ¿No llegó su máximo líder y hoy candidato
presidencial a ser Presidente de la Cámara de Diputados en un vulgar
negociado?
Definitivamente, no saben vivir ni actuar de otra manera.

Lo único que les falta para mostrarse tal y como han sido siempre es el
asesinato, pues de represión y agavillamiento han dictado cátedra a lo
largo de la campaña. Dios quiera que con ese odio que llevan a flor de
piel no se les ocurra apelar a su vieja y añorada práctica de dispare
primero y averigüe después.

arellanoa@pdvsa.com


Esta nota ha sido leída aproximadamente 1868 veces.



Alexis Arellano


Visite el perfil de Alexis Arellano para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter



Alexis Arellano

Alexis Arellano

Más artículos de este autor