Uno coloca en el buscador Google, “Estado Comunal”, y le aparecen cerca de 318.000 resultados; la gran mayoría son posturas que cuestionan y critican el Estado Comunal como una figura “anticonstitucional” y demagógica, que viene a empobrecer la ya debilitada clase media en Venezuela. Palabras más o palabras menos, esgrimen los detractores. Pero nadie se detiene en hacer una revisión seria del asunto, en miras a contribuir y enaltecer posturas que en vez de echar por tierra una idea visionaria y humanista, planteen su viabilidad en una sociedad polarizada.
La diputada María Corina Machado, a quien no conozco personalmente pero como dama le debo respeto y consideración, ha esculcado el tema pero desde una óptica muy pasionaria, demasiado elemental, dado que un asunto que pudo tratar con mayor profundidad y objetividad, lo volvió una postura “politiquera”, ni siquiera ideológica, sólo elevó un comentario en voz alta que no consiguió receptor serio al cual estimular. Ella, en una Carta Pública que divulgó el pasado 11 de noviembre del 2012, esgrime que la instauración del Estado Comunal nació en la Asamblea Nacional, hace tres años y se consolidó con la redacción, a la carrera, de cinco leyes que le dieron piso jurídico a esta figura que no aparece en la Constitución; de ser cierta esta afirmación, y suponiendo que dichas leyes se remitieran a calificar de manera directa la figura del Estado Comunal, constitucionalmente no puede ser una postura desligada del espíritu del artículo 62 que brinda el derecho, léase bien, el derecho de participar en asuntos públicos, y el Estado Comunal es una forma de organizar la sociedad que implica un interés público de hecho, por lo tanto, al inferirse delegar poder y toma de decisión al poder popular que da forma al Estado Comunal, no se hace otra cosa que cumplir un mandato constitucional.
En la referida Carta de la diputada Machado, esgrime: "Nos encontramos ante una formidable encrucijada histórica que pone a prueba como nunca la determinación de los venezolanos de vivir en democracia y libertad. Enfrentamos el mayor y más trascendente desafío: la confrontación entre dos modelos de sociedad, entre dos formas de vida, entre dos conjuntos de valores antagónicos, entre la independencia o el sometimiento a un régimen extranjero". En este punto, se diluye el discurso y casi, diría evocando ideas de la modernidad líquida de Zygmunt Bauman, que la realidad se apropia de los antagonismos. Es decir, es cierto que hay dos modelos de sociedad, uno neoliberal, explotador, que tiene a Europa y al mundo en un cruenta crisis material y humana, y otro de carácter social, reivindicativo, popular, que busca, es decir, aún no ha terminado de encontrar, formas de organización que le auguren eficiencia y transparencia en el manejo de las políticas públicas. El Estado Comunal es una de las formas de anteponer lo colectivo a lo individual, y eso no “es malo”, eso es “bueno”. Lo comunal, lo social ante todo y por sobre todas las cosas, es una manera de ver el centro de las necesidades y no la periferia. En una sociedad altamente politizada, en el justo sentido y significado del término, esgrime el Presidente Hugo Chávez, no puede pensarse que la Revolución Bolivariana no tenga consecuencias directas de tal politización, cuyo punto de estallido fue el 27 de febrero de 1989, en donde una rebelión popular hizo recordarle a la clase política que no se podía gobernar de espaldas al pueblo.
A todas estas, la postura de la diputada Machado olvida, quizás sin mala intención, o con mala intención, que la realidad territorial venezolana debe ser transformada y, por eso, la necesidad de configurar una nueva geometría del poder que se convierta en el reordenamiento popular, comunal y socialista de la geopolítica de la Nación. Éste es el espíritu del nuevo Plan de Gobierno Socialista 2013-2019, y por esas ideas votó la mayoría: ¿hay algo oscuro en ese planteamiento? Pienso que no; pero es imposible solicitar una postura digna a un grupo delirante de odio y rabia hacia la configuración de un nuevo Estado contrario al neoliberal; no hay forma de que dimitan en sus intenciones de colocar los “pero” a todo cuanto en beneficio del colectivo se presenta.
En una de sus últimas intervenciones públicas, el Presidente Hugo Chávez ha dado el primer paso en categorizar el fenómeno social que ocurre en Venezuela desde hace catorce años. Él definió socialismo como sinónimo de democracia; dice textualmente: …por socialismo entendemos democracia sin fin, siguiendo en esto al gran teórico portugués Boaventura de Sousa Santos…” Es decir, el socialismo del Siglo XXI, es la convicción de alcanzar la mejor y la más radical democracia que derrote el burocratismo y la corrupción. En otro aparte de su discurso dice Chávez: “…la construcción de un Estado Comunal que sea capaz de ensayar un esquema institucional alternativo en la misma medida en que se reinventa permanentemente...” Es un asunto de latencia-tendencia, no de “grupos de poder” ni “familias encopetadas”.
Volviendo a la Carta de la diputada Machado, hay otro aspecto que es necesario mencionar. Ella dice: "Para hacer realidad la sociedad que nos merecemos, primero debemos combatir la pretensión de imponernos un modelo de sumisión y tener el valor de defender nuestros ideales. Para enfrentar, detener, hacer retroceder y derrotar a un régimen que ha usurpado tanto poder, que ha subordinado la soberanía nacional a los intereses de los sistemas más oprobiosos de nuestros tiempos y que ha acumulado grandes complicidades, lo primordial es partir de un descarnado y preciso diagnóstico de su naturaleza. No enfrentamos una dictadura clásica. En el mundo de hoy, aun los regímenes más despóticos tienen que guardar ciertas formas. Por eso, las expresiones autoritarias mundiales más recientes adoptan una apariencia democrática para esconder una perversa vocación totalitaria. Manipulan leyes y transforman Constituciones para otorgar legalidad a sus arbitrariedades, y recurren a consultas populares y elecciones amañadas para exhibir una supuesta legitimidad nacional e internacional.”
Ni se manipulan leyes, las leyes han sido concebidas para impulsar el poder popular; ni se ha “amañado” elección alguna, tomando como sujeto-autoridad en esta afirmación al propio candidato de la derecha venezolana. No se trata, estimada compatriota Machado, de una sociedad “boba”, estéril de ideas y pensamientos; es una sociedad real, en estado sólido, con sus cambios y variantes propias de la dinámica social; una sociedad que tiene salidas ante momentos duros de crisis familiar, que tiene su resuelve en la voluntad de un Estado que ha entendido que su prioridad es la gente. Una sociedad soberana que ha delegado el poder central en una persona que no ha vacilado en devolverlo trasformado en esperanza. Hoy podemos, apreciada diputada, sentir que vamos a votar y que el voto se convierte en algo útil para los que estuvimos, por muchos años, olvidados en esta tierra.
*.-azocarramon1968@gmail.com