El presidente Hugo Chávez –dado el tratamiento médico que recibe de nuevo en Cuba- se le volvió a perder a esta oposición que en los últimos 14 años no ha podido maquinar una estrategia seria y responsable, que la mantenga vibrando políticamente en el ambiente con acciones diferentes a la guerra sucia; sólo busca a través de viles maniobras atacarlo, llevarle la contraria, torpedear sus propuestas, negar los proyectos, avances, desarrollo de las obras que se ejecutan en el territorio nacional, y que el máximo líder revolucionario suele compartir con la población en sus reiteradas apariciones por los medios de comunicación social.
Cuando Chávez desaparece se nota a una oposición al garete, que actúa insegura, incierta, desequilibrada, no sabe qué hacer; se pone como el boxeador desconcertado ante un adversario superior: tira arriba, abajo, a los lados; pero sin pegar un solo golpe y en lugar de capitalizar puntos lo que hace es acumular cansancio.
En esta oportunidad los enemigos del proceso revolucionario al no verlo en escena, lanzaron algunos globos de ensayo intentando que la opinión pública los atrapara y los echara a rodar, con el fin de que surgieran rumores y se supiera algo de su paradero.
Actuaban temerosos, como si tiraran la piedra y escondieran la mano, porque es que los oponentes del proyecto socialista tienen la mala experiencia de que cada vez que se desatan esos ruidos malsanos que implican a Chávez, el mismo comandante los “mata” en la raya: los desmantela y pone en evidencia sus mentiras y sus tretas perversas.
Recuerden que según esta oposición, Chávez no iba a tener vida para realizar la campaña presidencial. Y no sólo la llevó a cabo sino que la ganó y demostró una fortaleza física tal que le valió para darle tremenda batida a Henrique Capriles Radonski.
Finalmente, en sesión ordinaria desde el estado Aragua, la Asamblea Nacional –tras una petición que el mandatario hizo en una carta- le aprobó otro permiso para que continuara en la isla caribeña una medicación en contra de su afección cancerígena que se le diagnosticó el año pasado en el área pélvica.
Así supo la oposición de Chávez y teniendo claro el objetivo inmediatamente comenzaron la campaña necrofílica en su contra. Algunos se regodean de forma perversa, cruel e inhumana en su padecimiento, y otros sin ninguna vacilación le desean públicamente la muerte como el cura Palmar.
Nelson Bocaranda enseguida lo hizo caminar con andadera en Miraflores abatido por fuertes dolores de cadera y huesos, sin embargo, llama la atención que mientras el comandante estuvo aquí en Venezuela, este periodista no dijo nada, mantuvo la boca cerrada.
Da la impresión que Bocaranda, como la primera vez salió con las “tablas en la cabeza”, busca desesperado “pegar una” como decimos en criollo, para darle credibilidad a los detalles que manejó desde que se supo lo de la enfermedad del Presidente, y que publicó en su columna Runrunes, donde siempre los datos procesados se contradijeron con la realidad que se nos presentaba ante nuestros ojos. Y así la situación, esos escritos no pasaron de ser un atajo de vulgares mentiras. De eso no cabe la menor duda.
Recuerden que en los primeros viajes que Chávez hizo a Cuba para su tratamiento, Bocaranda con los médicos que supuestamente le suministraban la información, lo puso enclenque, asido a un bastón, en sillas de ruedas y arreguindado de Raúl Castro. Nada que ver con el candidato bien plantado físicamente que vimos recuperándose y con muchas ganas de vivir en la campaña del 7-O. Conscientes de los “pelones” periodísticos, el comunicador regresa de nuevo a tirar palos de ciego intentando banalmente ver que acierta, a fin de recuperar la veracidad y confianza de su columna. ¡Muy difícil!
Hay que agradecerle a Dios que los doctores que le pasan los datos a este columnista no son los mismos que asisten oncológicamente a Chávez, porque si no, el comandante no la estuviese contando, ¡qué va!
Si uno veía a Chávez de mono muy reanimado y ellos parecían verlo de mortaja. Bajaba por las escaleras del avión presidencial a pasos firmes y ellos lo observaban cojo. Pero es que uno lo llegó a curiosear jugando bolas como en un jardín, y para ellos levitaba en el paraíso celestial, en fin...Era algo increíble. Y Bocaranda publicándoles todas las especulaciones y elucubraciones a estos supuestos especialistas de la medicina.
¡Qué ganas tenían esos médicos de ver muerto a Chávez! Sí, querían verlo bajo tierra como esa oposición que empuñó las armas contra el pueblo indefenso el 11 y 12 de abril, y que las ha empuñado a lo largo del proceso para eliminar a campesinos que se protegen del latifundio.
Ahora vuelven a la carga con su bajeza, con sus acciones de letrina, porque la política formal, sensata, orientada hacia las consecuciones de decisiones y soluciones les queda grande en Venezuela. Eso está hartamente demostrado.
Por fortuna Chávez cuenta con un pueblo cargado de fe y como yo creo de corazón en lo que le he leído por ahí a una amiga, la controversial periodista revolucionaria Lucía Contreras, estoy convencido de que “los buenos deseos sanan”…Y el máximo líder de este proceso bolivariano volverá pronto de Cuba, y volverá con más salud que nunca.
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