"Anoche le dije a una chavista que deseaba con toda mi fuerza la muerte de Chávez, me insulto y se fue bien arrecha, yo me reí!"
Es el texto de un chamo de 31 años dejado en su tiwter. Conozo su historia, sus lunares, sus señas particulares desde niño. Viene de una pareja que recorrió toda la fauna del MAS: de tucanes pasaron a perros, de éstos a cuatro gatos, después a no sé qué vaina, hasta llegar al regazo de Teodoro Petkoff para odiarlo por entreguista y baquiano del FMI. Esa pareja, la madrugada del 5 de Febrero del 92 salió a la calle a defender a Chávez. Ya antes habían caceroleado a CAP. Preso Hugo, hicieron cola en Yare para tocarlo, obtener su autógrafo. La casa donde vivían estaba "decorada" por afiches del Che y de Fidel. En cada rincón había una artesanía de las "Muditas" de la Mucuy, de El Hombre de El anillo, de Juan Félix Sánchez, litografías de Picasso, Hung y el Indio Guerra, estatuillas de Lenin, fotos de Saramago y, recuerdo, hasta una serigrafía de Farruco que un día yo les regalé. La biblioteca era un monumento a la literatura, ahora es otro, pero de la literatura de autoayuda.
Hoy día odian a muerte a Chávez. A Adán, a Doña Elena. Salieron de un cuajo del ateísmo al mundo de los Angeles llamados “Protectores” y a la adoración de la Chinita pero sólo para desear que Chávez muera: oran por eso.
No son devotos de Capriles, creo que hasta arrechera le tienen, pero votan por él. Les parece que Maricori es una mujer ejemplar y, de vez en cuando, van a misa y se consideran "perseguidos" políticos de Chávez. Toman lexotanil de 6 mg antes de abrir la primera botellita de whisky en un bar con talento vivo. Al día siguiente llaman a alguien y le arman un peo porque la lluvia, porque las cornetas, porque el ruido de las obras de Misión Vivienda, porque hay cadena, porque Maduro, porque se acabó el lexo y sólo hay genérico, porque tal o Pascual.
Un 28 de julio de hace algunos años, día del cumpleaños de Hugo, hicieron una piñata con su rostro (hasta le pusieron la verruga con una plastilina) y, entre los adultos y sus hijos, le cayeron a palo limpio hasta destrozarla en medio de una gritería de insultos, vulgaridades. Nada que ver con los trabalenguas de Juan Hilario cuando le salió el Silbón en Guanarito.
Sus hijos estaban chavales: uno de ellos es el autor del tiwtter que encabeza esta nota. Viven en USA, España o Argentina.
He de confesar que nada me es extraño, pero esto huele a fascismo.