Millones de venezolanos miramos con desparpajo la actitud desafiante, provocadora e incitadora a la violencia por parte de la dirigencia política derechista. ¿Cómo es eso que el candidato perdedor insiste en utilizar la mentira para generar duda, zozobra, miedo y violencia en nuestra población? ¿Hasta cuándo los medios privados se prestan para que los desestabilizadores de oficio persistan en su golpismo continuado?
Estoy seguro que en este momento muchos, seguramente miles, de quienes votaron por el candidato caprichoso rechazan y desaprueban su reacción iracunda en el momento de conocer los resultados del CNE. ¿Quién, que no sea como él, puede estar de acuerdo con el llamado al desconocimiento del orden legal del país?
Ahora, en este lamentable escenario de asesinatos y destrucción de bienes del pueblo, hay un personaje que también hay que calificar de siniestro. Se trata del periodista Nelson Bocaranda, quien a través de mensajes celulares nos hizo recordar a la tristemente célebre, Ruth Capriles. Esta afirmaba en medio de una concentración derechista (abril 2002) que desde la Embajada de Cuba sacaban armas. El otro, la misma noche del 15-4-2013 envía un tuiter “informando” que en los Centros de Diagnóstico Integral, CDI, los compañeros guardaban cajas con papeletas electorales.
Ya se sabe que ambas mentiras fueron pólvora que incendió el ánimo disociado de sus seguidores. En aquella oportunidad arremetieron contra la Embajada de Cuba. Ahora causaron muertes y destrozos en los CDI, Mercales, Pedevales, Misión Vivienda, casas del PSUV y habitaciones particulares. ¡Qué cosa! No es casualidad. Con su odio fueron directo a las obras más emblemáticas de las políticas sociales de la Revolución Bolivariana. Las mismas que benefician hoy a millones de compatriotas. Por esto decimos que si en los sectores populares sembraron confusión con su mensaje enmascarado de populismo, ésta misma gente se ha dado cuenta de lo que son capaces de hacer estos envenenados en su desesperación por el poder.
¿Por qué atacar y quemar los CDI? ¿Quién, que no fuese un desalmado, es capaz de echarle candela a un centro de atención médica? ¿Por qué reaccionar con tanto odio y frustración ante una derrota electoral, a sabiendas que en pocos meses se realizarán otras y otras? Ellos y sus asesores y financistas extranjeros saben que lo que llaman “dictadura” se caracteriza por hacer elecciones a cada rato. ¿No es verdad?
Ahora, lo más lamentable de toda esta reacción derechista ha sido el saldo de compatriotas asesinados. José Luis Ponce, Rosiris del Valle Reyes, Hender José Bastardo, Henry Rangel Rosas, Rey David Sánchez, Johan Hernández Acosta, Keler Henrique Guevara, Luis Eduardo García y decenas de heridos por quemaduras y balas.
Frente a la impunidad que ha venido tomando cuerpo y que se regodea en el lenguaje y acción de la derecha perversa y fascista, los venezolanos reclamamos y exigimos la justicia que no termina de llegar. En el 2013 como en el 2002 la derecha deja una estela de asesinatos en su afán por tomar el poder. Los instigadores a la violencia y los autores materiales deben ir al banquillo de la justicia. Contamos nuestros muertos en el 2002 y de nuevo en el 2013. Sumamos los más de doscientos campesinos asesinados por el sicariato. Frustrante para nuestro pueblo la permanente denuncia de crímenes y atrocidades por los violentos, autores intelectuales y materiales de ayer y hoy. ¿Qué tal?
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