Capriles es un enfermo, pero hay otros tan enfermos como él

No son pocos los ejemplos en el mundo, de políticos que se han visto
concluida, con deshonra, su carrera por mentir a sus seguidores y al
colectivo en general. Una vez que el público internaliza que un político
miente, por lo general le retira su respaldo y lo echen al cesto de la
basura; pero cuando se enteran que miente con frecuencia terminan
repudiándolo.

Sin embargo, no siempre ocurre esto. Los mentirosos de oficio, hoy pueden
mantenerse en primer plano gracias al respaldo de los medios de
comunicación o a la disociación de sus seguidores, que al final de cuenta
es inducida por ellos. Sobre esto queremos compartir con usted, amigo
lector, nuestras apreciaciones.

Lo que acabamos de afirmar es parte de la realidad que se vive en
Venezuela y aunque a primera vista el tema parezca banal, consideramos
que debe prestársele mucha atención; pues con toda seguridad se trata de
un tema de salud pública y una pérdida de valores de proporciones
gigantescas.

Capriles, al igual que otros líderes de la derecha, miente de forma
viciosa y millones de venezolanos aceptan sus mentiras y el vicio de
mentir como algo normal y éticamente válido.

Podemos entender, aunque no justificar, que la falta de hombría del líder
antichavista le impida asumir la responsabilidad de sus actos, sobre
todo si estos pudieran conducirlo a purgar una pena; pero que quien
aspira a dirigir el país mienta por mentir y hasta en cosas sencillas, es
por lo menos denigrante, cuando no preocupante.

Seguramente usted, amigo lector, recordará que ese sujeto afirmó
públicamente que no usaba celular y que ni siquiera sabía como enviar un
mensaje por esos aparatos. ¿Qué necesidad tiene un ser humano de mentir
en esa pendejada? Definitivamente algo no funciona bien en ese cerebro.

El tipo miente en todo y a cada momento. Es un mentiroso compulsivo; pero
lo que nos preocupa no es su vicio por mentir, sino que un sujeto así
sólo puede ser aceptado por otros igual a él o por disociados que están
dispuestos a aceptar cualquier líder, así este sea una persona de poco
fiar, y por lo visto esos son millones.

Una de las muchas pruebas de lo que afirmamos es que Capriles afirmó, con
su cara muy seria, que el fraude que le hicieron se comprueba con el
hecho de que en una escuela de Trujillo se contabilizaron 700 votos y en
ella sólo había 500 electores. Quedó suficientemente demostrada su
mentira; pero ninguno de sus seguidores se dio por enterado. Siguen
creyendo lo que Capriles afirmó a pesar de que la información que lo
desmiente es pública y oficial.

Otra de sus mentiras recientes fue aquella donde acusó al presidente
Rafael Correa y al Ecuador de tener una deuda millonaria con nuestro
país. Correa lo retó públicamente a que dijera el monto y la causa de la
deuda y no le quedó otra opción que guardar silencio al respecto e
inventarse una nueva mentira.

Es así como ahora afirma el ejecutivo nacional le ha negado el Situado
Constitucional al estado que gobierna (Miranda). Lo hizo sin mostrar una
prueba y de seguro quedará evidenciado que nuevamente mintió; pero les
aseguramos que a sus seguidores poco les importará que les haya mentido
nuevamente.

Definitivamente, Capriles es un enfermo, pero enfermos son también
aquellos que creen a pie juntillas sus mentiras sin dignarse a investigar
la veracidad de lo que dice… Si te engañan una vez la culpa es de quien
te engaña, si te engañan varias veces, la culpa es tuya.

arellanoa@pdvsa.com


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Alexis Arellano


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